Poder, impunidad: ¡que viva El Salvador!

Yo no me rasgo las vestiduras, como con hambre, me levanto con ganas de seguir echado en la cama, fumo, después de cada comida, cigarros que huelen rico para digerir la carne blanda, el tanque de mi camioneta siempre anda lleno de combustible pese a que en las últimas fluctuaciones de precios las gasolinas se fueron cada vez más arriba que un globo inflado con helio.Cada vez más arriba hasta que se desapareció entre los soberbios volcanes.
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Female inmates watch fellow inmates attending a mass marking one hundred days since a peace agreement was reached among gangs' members at the women's prison of Ilopango in San Salvador, El Salvador, Tuesday, June 26, 2012. Leaders of the Mara Salvatrucha and the Mara 18, El Salvador's two largest street gangs, reached a truce, reducing the country's homicide rate, one of the highest in the world. (AP Photo/Luis Romero)
Female inmates watch fellow inmates attending a mass marking one hundred days since a peace agreement was reached among gangs' members at the women's prison of Ilopango in San Salvador, El Salvador, Tuesday, June 26, 2012. Leaders of the Mara Salvatrucha and the Mara 18, El Salvador's two largest street gangs, reached a truce, reducing the country's homicide rate, one of the highest in the world. (AP Photo/Luis Romero)

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San Salvador - Yo no me rasgo las vestiduras, como con hambre, me levanto con ganas de seguir echado en la cama, fumo, después de cada comida, cigarros que huelen rico para digerir la carne blanda, el tanque de mi camioneta siempre anda lleno de combustible pese a que en las últimas fluctuaciones de precios las gasolinas se fueron cada vez más arriba que un globo inflado con helio.
Cada vez más arriba hasta que se desapareció entre los soberbios volcanes.

Pues bien, antes mí vida no era así, y es que no tenía el poder para decidir y pensaba que haciéndome con el poder podría cambiar el mundo, como lo soñé varias veces cuando era joven y me pasabas las horas en el revolcón de las utopías cada vez más posibles.

Pero la realidad me abofeteó, me pegó al suelo de una patada y con la humillación amedrentó lo que consideré injusto y ahora lo creo normal, las agujas de mi reloj ahora se hacen para atrás, adelante, a un lado y otro.

Mis pensamientos están entre la frontera de lo práctico, lo conveniente y lo necesario para mi subsistencia, que al final es lo más importante y lo único que me interesa con mi máscara de buena gente y mi discurso de buenas intenciones.

Hey, un momento, no todo es pragmatismo, de vez en cuando debemos buscar ovejas viejas, descarriadas, que recepten todo el odio y el estrés de dos generaciones para que el sistema continúe funcionando y todo el mundo piense que en este país se hace justicia y que todos tienen su tajada el día que les corresponde, porque de lo contrario pueden haber enojos innecesarios y malestar estéril.
Por ejemplo, y no es por el mes de la independencia patria, pero salgo a desfilar bajo el terrible sol ataviado con un saco exclusivo y pantalones a la medida, me pongo mis lentes oscuros y me pierdo en nostalgias de güisqui con putas de lujo para enseñar a las nuevas generaciones que la nación somos todos y debemos trabajar para que las cosas sigan igual.

El país no necesita cambios, está bien, está bueno, está bonito, hermoso, tenemos todo lo que necesitamos: hermanos lejanos, escuelas podridas de ignorancia, trabajadores mal pagados, sicarios con bajos sueldos, dignísimos empresarios defensores de la libertad, funcionarios que defienden a esos empresarios defensores de la libertad.

Pero esto de la permanencia de formas se los digo en voz bajita, en la musaraña más franca, porque en grito teatral me desgañito luchando por los cambios que el país necesita para entrar al honroso puesto de un país desarrollado.

Con las manos escondidas defiendo a los genocidas de la guerra civil que pasó a pasos de tortugas por estas tierras menesterosas, cierro cuarteles para que se pasen unas cuantas semanas en vacaciones, me codeo con los grandes vigilantes de la sociedad y los pongo en los puestos más bonitos dentro del sistema.

También pongo a los servidores más distinguidos en los puestos más importantes para que trabajen a favor de sus amos, que les aseguren el porvenir de los buenos negocios y la justicia a su favor, porque no podemos permitir que haya inseguridad jurídica.

Les permitimos, les avalamos, les abrimos las puertas del llanto mediático para que despotriquen contra todo lo que puede poner en peligro la sana convivencia entre salvadoreños, la libertad y la nación que guardamos celosamente desde hace varias décadas.

La civilización, tal como la conocemos, no puede correr peligros en un paisito tan chiquitito.
Momento, momento, nada de cachetes colorados, esto no es una antología de depravaciones una mente enferma, no, nada mas es un micro homenaje en el mes de la independencia a las gloriosas naciones centroamericanas.

PD: si suena a discurso de viejo militar los sustos están perdonados, es que los pensamientos se me pierden entre lo que fui y ahora soy, lo demás es mierda.

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