El privilegio de ser un aliado de personas transgénero

Hace seis años, me senté frente a Gaby Marino en una pequeña oficina en Lima, Perú. Me reuní con ella para entrevistarla para un documental que estaba planeando hacer, y como era mi primera entrevista, me sentía muy nervioso. Lo primero que le dije fue: 'Si una de mis preguntas te hace sentir incómoda, no tienes que responder." Se echó el pelo rizado hacia atrás y me dio una risa nerviosa.
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Hace seis años, me senté frente a Gaby Marino en una pequeña oficina en Lima, Perú. Me reuní con ella para entrevistarla para un documental que estaba planeando hacer, y como era mi primera entrevista, me sentía muy nervioso. Lo primero que le dije fue: 'Si una de mis preguntas te hace sentir incómoda, no tienes que responder." Se echó el pelo rizado hacia atrás y me dio una risa nerviosa.

Después de hacerle algunas preguntas básicas, logramos romper el hielo tras descubrir que ambos compartíamos una pasión por las muñecas de papel y las joyas de nuestras madres en nuestra niñez, así como un odio por el deporte nacional peruano de fútbol. Terminamos hablando durante dos horas, en las que compartimos momentos emotivos como cuando nos reímos sobre algunas de nuestras experiencias en común, y cuando lloramos mientras Gaby recordaba un paro particularmente brutal y terrible que tuvo que soportar. Llegamos a tener una afinidad el uno por el otro, y era algo que no esperaba tener con alguien que apenas había conocido.

Pero creo que lo que más nos unió fue el amor que tenemos por nuestras familias y lo tanto que necesitábamos tener su aceptación y cariño. El hecho de que se haya expresado tan honestamente resultó ser como un regalo para mí. Un regalo que tenía que cuidar y que, de hecho, llevó a la creación de mi primera película, "En el Fuego", sobre las mujeres transgénero en Perú.

A raíz de la película me invitaron a documentar una actuación en lo que fue mi primer evento por el Día de la Memoria Transgénero en West Hollywood. Me quedé sin palabras y tan inspirado ante los oradores del evento. Pero al mismo tiempo me sentía intimidado por este nuevo entorno. Sentí una cautela acerca de mi presencia desconocida por parte de algunos miembros de la comunidad transgénero. Algunos recibieron con recelo mi interés en la comunidad. Entonces una líder transgénero influyente me asistió al explicar mi interés a los demás. Sin embargo, llegué a comprender que yo mismo tenía que tener la confianza para explicar mi papel para ser aceptado en la comunidad transgénero.

Unos meses después, asistí a la cumbre de liderazgo transgénero en Berkeley, California con la idea de hacer una película sobre personas transgénero que son ejemplos a seguir. Al inicio me puse en contacto con líderes conocidos, pero me dirigieron a héroes poco conocidos de la comunidad, tal como Regina Wells en Phoenix. Regina acababa de fundar un hogar de transición para los jóvenes transgénero en situación de riesgo, luego de ella misma haber superado un pasado difícil.

Ella estaba tan emocionada y orgullosa de compartir su trabajo conmigo y enseguida me presentó a las habitantes de la casa. Vi a chicas en todas las etapas de la transición, algunas recién llegadas y apenas comenzando a pintarse los labios, y otras que ya estaban en etapas más avanzadas de su trayecto. Regina era inteligente y firme, pero amable. Me di cuenta de que la tarea que le esperaba era una ardua, pues tenía que ayudar a otros a lidiar con tantos traumas y dificultades. Pero quedé tan inspirado por ella que, después de tres días, decidí apoyarla en cualquier modo que pude, y también convertirse en un defensor de su trabajo y su misión.

Actualmente formo parte de una mesa directiva encargada de la creación de un hogar de transición en Los Ángeles basado en el modelo de Regina Phoenix. He aprendido mucho de mis compañeras transgénero y me quedo cada vez más impresionado por su valentía, su pasión, su increíble sentido de la ironía y el humor para hacer frente a las circunstancias de sus vidas. A ellas les he demostrado el amor y respeto que les tengo participando en sus eventos, defendiendo y apoyando sus causas, y conociendo a sus familias cuando me invitan a sus casas. Igualmente, ellas me han servido de consuelo para mí en momentos difíciles, como cuando lidiaba con la enfermedad de mi madre y luego su muerte.

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El año pasado estuve en Perú por el servicio conmemorativo de mi madre y me reuní con algunos de los activistas transgénero de mi primera película. Me emocioné al ver cómo su activismo había cambiado sus vidas para mejor: se habían reconciliado con sus familias. Tenían mejores puestos de trabajo y su futuro parecía brillante. Los lazos que habían forjado todavía los tenían, y de hecho, eran más fuertes. Llegaron al servicio conmemorativo de mi madre como parte de mi familia. Esto me llevó a continuar documentando sus historias y a crear mi segunda película "El Fuego Dentro."

El día que me encontré con Gaby en su salón a las afueras de la ciudad, ella me presentó a su mamá, quien se encontraba en delicado estado de salud. Mientras la entrevistaba, su madre me dijo, con lágrimas en los ojos, sobre lo orgullosa que estaba de su hijo. También noté en los ojos de Gaby que el amor que sentía por su madre trascendía el mal uso deliberado de los pronombres por parte de su madre. Mis relaciones con mis "nuevos" amigos han crecido hasta convertirse en una amistad profunda y duradera, que siguen impulsándome a ser un activista, un defensor y un cuentacuentos para los miembros de la familia transgénero.

¡Pues eso es lo que me ha hecho un aliado!

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