¿Adicto al drama?

Cuando empieces a notar el viejo hábito de hacer drama irás poco a poco poniendo más atención y cuestionarás tu respuesta a los eventos que pasan en tu día.
This post was published on the now-closed HuffPost Contributor platform. Contributors control their own work and posted freely to our site. If you need to flag this entry as abusive, send us an email.
Woman crying and holding telephone
Woman crying and holding telephone

Crecí en un hogar con mucho caos; mi padre estuvo en la cárcel varios años, escapó y volvió a caer. Contaba la historia de su huida orgulloso de ello, se le veía emoción en su mirada. Mi padre era un hombre muy cariñoso que amaba a su familia y ayudaba a los necesitados, pero era claro que le gustaba la adrenalina, como si se creyera el protagonista de una película de acción.

Cuando me fui de casa a los 18 años descubrí otras formas de vivir. Pero el hábito al drama no lo dejé por completo, era como si lo llevara en la sangre. Lo vemos como algo normal hasta que nos cuestionamos realmente cuál es el verdadero drama y cuál es el drama innecesario.

Es fácil, el drama innecesario es el que podemos evitar, el que hacemos más grande, el que nos hace sentir "en casa", el que nos saboreamos; fingimos que sufrimos y nos creemos la historia sin percatarnos de que somos nosotros los que la escribimos... la mayor parte; la parte de nuestra experiencia; lo que nosotros decidimos interpretar sobre lo que pasa.

Ahora, como Life Coach, escucho muchas historias de verdadero dolor pero de innecesario drama. La gente me cuenta su triste historia y, en ocasiones, siento que parece que están orgullosos de su drama, aunque yo no me lo creo del todo. Claro que tengo compasión, pero también sé que ellos tienen el poder de cambiar el curso de su historia si no se la creen por completo. Gabriel García Márquez decía: "La vida no es como fue sino como uno la recuerda".

Primero que nada definamos qué es: drama es hacer conclusiones de algo que aún no ha pasado o exagerar los hechos anticipando un desenlace trágico. Lo mismo aplica con el pasado, cuando revivimos nuestra versión de una historia dramatizada de acuerdo con nuestra experiencia.

Hay que ser muy honestos para aceptar si, a menudo, creamos dramas innecesarios en nuestra vida. Sin embargo, no te preocupes, ya que una vez que lo aceptas, en mi experiencia, vas a tener un cambio de actitud simplemente con notarlo.

No hagas drama pensando "¿Soy adicta al drama y ahora qué hago? ¡No puede ser!" Eso es sólo agregar más drama. Ríete si puedes y agradece que te estás dando cuenta ahora y no 10 años más tarde o en 20 o tal vez nunca.

Cuando empieces a notar el viejo hábito de hacer drama irás poco a poco poniendo más atención y cuestionarás tu respuesta a los eventos que pasan en tu día. Por ejemplo, llegar tarde. Seguido lo justificamos y siempre encontramos una perfecta excusa. Podremos mentirles a todos pero nunca a nosotros mismos. Bien sabemos que pudimos empezar a arreglarnos más temprano, priorizar actividades o de plano no comprometernos a cierta hora a la que no sabíamos si podíamos llegar. Esto puede parecer una exageración para llamarle drama pero, si lo piensas vas angustiado porque sabes que ya vas tarde, te estresas más si encuentras tráfico inesperado, tu jefe ya te hizo mala cara porque llegaste tarde, y estás avergonzado y distraído en la oficina, lo que te impide dar lo mejor de ti. Tal vez no sea tan obvio que estás creando drama, pero si indagas más a fondo, te darás cuenta de que es un estrés innecesario a tu día, que estamos acostumbrados a esa adrenalina de correr contra el reloj con la esperanza de que esta vez sí le ganemos.

Y si ese ejemplo no te da una visión clara, aquí te van más: discutir por algo que tu pareja hace, como nunca bajar la tapa del baño (después de 10 años, ¿qué te hace pensar que va a dejar de hacerlo?); iniciar una conversación de política con tus suegros republicanos (mejor insúltalos directamente); contarle a quien puedas la discusión que tuviste con tu compañero de trabajo e imitar su voz cada vez; tratar de convencer a un adolescente de tu punto de vista (nunca les vas a ganar), esperar a último minuto para entregar un proyecto de trabajo o de la escuela; escribir quejas en Facebook, quejarte en general, y la lista sigue.

Piensa cómo todos estos "pequeños" actos drenan tu energía día a día. Si decides hacer menos drama, tendrás más energía y por ende serás más creativo. Dejarás de ser víctima.

¿Qué otros ejemplos se te ocurren?

Popular in the Community

Close

What's Hot