Tortura sexual: Arma sistemática en contra de las mujeres en México

La tortura ha sido utilizada en México de forma sistemática por elementos de las distintas corporaciones de seguridad en la actual lucha contra la delincuencia organizada. Tal como ha sido documentado por la propia CNDH y diversas organizaciones de la sociedad civil, los casos de tortura se han incrementado en más del 500% desde el 2006. La violación sexual como método de tortura, es también cada vez más frecuente en nuestro país.
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El 8 de marzo es conmemorado cada año a nivel mundial como el Día Internacional de la Mujer. Este año en particular, la conmemoración se centró en la violencia contra la mujer y las causas que la originan, haciendo un llamado a gobiernos y sociedades de todo el mundo para tomar acciones concretas para poner fin a este flagelo que afecta a tantos millones de personas alrededor del mundo.

En México, los niveles de violencia contra las mujeres han incrementado de forma alarmante durante los últimos años. El contexto de violencia e inseguridad generalizada por el que atraviesa nuestro país, ocasionado principalmente por la estrategia fallida de seguridad pública basada en el uso de la fuerza y la militarización, ha tenido un impacto directo en la vigencia de los derechos humanos. Esto, como fue reconocido por el Comité CEDAW el pasado mes de julio, ha afectado de manera desproporcionada a las mujeres.

De acuerdo al Comité CEDAW, la estrategia de seguridad pública, combinada con los altos índices de impunidad y corrupción, ha intensificado las pautas de violencia y discriminación que históricamente han prevalecido en contra de la mujer en México. Así, el deterioro en materia de derechos humanos ha llevado a las mujeres a sufrir con cada vez mayor intensidad diferentes tipos de violencia de género, como la violencia doméstica, desapariciones forzadas, tortura y asesinatos, en particular feminicidios, perpetrados por agentes estatales y no estatales, como policías, militares y grupos de la delincuencia organizada.

Este es el caso de Miriam Isaura, ama de casa y madre de cuatro hijos, quien fue detenida arbitrariamente y torturada por militares en el estado de Baja California hace ya más de dos años. Tras haber sido detenida por sujetos desconocidos y encapuchados, fue trasladada a un cuartel militar donde elementos de las Fuerzas Armadas la violaron en repetidas ocasiones y le aplicaron descargas eléctricas, incluso en sus genitales, para que se declarara culpable e incriminara a otras personas de pertenecer al crimen organizado.

Tras haber estado sometida bajo arraigo 80 días y posteriormente presa por más de cuatro meses, fue finalmente liberada sin cargo alguno por no haber encontrado pruebas en su contra. Hasta la fecha, los responsables de la tortura y a violencia sexual continúan impunes y las autoridades poco han hecho para avanzar en las investigaciones.

La tortura ha sido utilizada en México de forma sistemática por elementos de las distintas corporaciones de seguridad en la actual lucha contra la delincuencia organizada. Tal como ha sido documentado por la propia CNDH y diversas organizaciones de la sociedad civil, los casos de tortura se han incrementado en más del 500% desde el 2006. La violación sexual como método de tortura, es también cada vez más frecuente en nuestro país.

Organismos internacionales de derechos humanos han reconocido que la violencia sexual es una forma de tortura que en el caso de las mujeres, además, conlleva una evidente connotación discriminatoria. La tortura sexual implica una serie de elementos traumáticos que deja severas secuelas físicas y psicológicas en las víctimas, afectando su proyecto de vida y su entorno personal, familiar y social en el que se desenvuelven.

Miriam Isaura ha sufrido intensos padecimientos corporales, sufrimientos emocionales profundos y consecuencias físicas y psicológicas que a la fecha perduran. Al salir de prisión, ha enfrentado una seria estigmatización social, así como acoso y hostigamiento por parte de las autoridades estatales y federales, particularmente por la denuncia que ha presentado en contra de los militares que la violaron. Asimismo, se ha visto en la necesidad de reconstruir su propia identidad y su relación de pareja y familiar, lo que ha aumentado los niveles de sufrimiento, impotencia, frustración y desprotección.

El Día Internacional de la Mujer debe ser un día de reflexión y conmemoración, no de celebración como muchos han malentendido. Hagamos una reflexión sobre los impactos desproporcionados que enfrentan las mujeres a raíz de una estrategia fallida para combatir el crimen y la violencia. Tomemos acciones al respecto y exijamos a las autoridades el respeto por los derechos humanos. Amnistía Internacional ha lanzado recientemente una campaña para exigir justicia en el caso de Miriam Isaura (http://alzatuvoz.org/miriam/) . Súmate y exige justicia!

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