Fortalecimiento del Sistema Interamericano de Derechos Humanos: labor pendiente y bajo riesgo

Hace tan solo unas semanas, Venezuela anunció su decisión de denunciar la Convención Americana sobre Derechos Humanos y abandonar así el Sistema Interamericano de Derechos Humanos. Con tal decisión, Venezuela da la espalda al principal organismo regional en la materia, conformado por la Comisión y la Corte Interamericana de Derechos Humanos, y le niega la posibilidad a sus ciudadanos de acudir ante éstos.
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Judges of the Interamerican Human Rights Court take part in the opening of the public hearing to review the case of Venezuelan Leopoldo Lopez Mendoza against the State of Venezuela in San Jose on March 1, 2011. Mendoza claims that he was disabled politically until 2017 for his opposition to the government of Hugo Chávez. AFP PHOTO/ Yuri CORTEZ (Photo credit should read YURI CORTEZ/AFP/Getty Images)
Judges of the Interamerican Human Rights Court take part in the opening of the public hearing to review the case of Venezuelan Leopoldo Lopez Mendoza against the State of Venezuela in San Jose on March 1, 2011. Mendoza claims that he was disabled politically until 2017 for his opposition to the government of Hugo Chávez. AFP PHOTO/ Yuri CORTEZ (Photo credit should read YURI CORTEZ/AFP/Getty Images)

corte interamericana de derechos humanos

Hace tan solo unas semanas, Venezuela anunció su decisión de denunciar a la Convención Americana sobre Derechos Humanos y abandonar así el Sistema Interamericano de Derechos Humanos. Con tal decisión, Venezuela da la espalda al principal organismo regional en la materia, conformado por la Comisión y la Corte Interamericana de Derechos Humanos, y le niega la posibilidad a sus ciudadanos de acudir ante éstos.

Esta decisión se enmarca en el actual proceso de supuesto fortalecimiento en que se encuentra el Sistema Interamericano, el cual ha planteado diversas discusiones profundas sobre diferentes aspectos del mismo. Dicho proceso ha permitido a un grupo de países en la región proponer ciertas reformas que lejos de fortalecer al Sistema, de ser adoptadas, tendrían un efecto debilitador que incluso podrían acabar con el sistema en su conjunto.

Algunas de estas propuestas, las cuales deberán ser analizadas por el Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA) en los próximos meses, buscan restringir la autonomía e independencia de la Comisión Interamericana (CIDH). (Aquí puedes leer las recomendaciones completas). En concreto, algunas de las recomendaciones pretenden limitar el campo de acción de la Comisión en casos particulares de violaciones a derechos humanos, particularmente mediante la restricción - o incluso eliminación - de las medidas cautelares, así como por medio del establecimiento de criterios más estrictos para la tramitación de casos ante la Corte Interamericana.

Aunado a ello, un grupo de países - encabezados por Ecuador y Venezuela - han dirigido sus ataques a la Relatoría Especial para la Libertad de Expresión. Dicha Relatoría ha sido precisamente una de las más activas de la CIDH, defendiendo con valentía la libertad de prensa y expresión en las Américas. No obstante, diversos mandatarios en la región que han dirigido constantes ataques en contra de las voces críticas en sus países, intentan también acallar a la Relatoría.

Es evidente que dentro de las recomendaciones planteadas existe un claro desbalance frente a las responsabilidades de los Estados para garantizar la protección de los derechos humanos en sus países y su obligación de cumplir con los compromisos adquiridos mediante los diversos tratados regionales de derechos humanos. Si bien las sentencias de la Corte Interamericana tienen un carácter vinculante, el promedio general de cumplimiento de éstas es bastante limitado; y en cuanto a las recomendaciones de la CIDH - las cuales no son vinculantes - el cumplimiento es evidentemente mucho menor. No obstante, dentro de los planes de reforma del Sistema, éste tema no ha sido señalado por ningún Estado.

El Sistema Interamericano de Derechos Humanos ha sido para miles de víctimas y familiares la única posibilidad de encontrar cierta protección a sus derechos y obtener justicia cuando ésta es negada en sus propios países. Tal como lo declaró el Presidente de la CIDH, el mexicano José de Jesús Orozco, el Sistema Interamericano es un "patrimonio que los Estados, la sociedad civil y los propios órganos interamericanos hemos construido para que las actuales y futuras generaciones de todo el hemisferio puedan gozar de sus derechos humanos".

Ciertamente el Sistema Interamericano puede, y debe, ser fortalecido. Sin embargo, no debemos permitir que bajo la máscara del supuesto fortalecimiento los Estados debiliten al organismo regional más importante para la protección de los derechos humanos. Hace más de cincuenta años los Estados de la región reconocieron los retos que enfrentan a la hora de garantizar el respeto y protección de los derechos humanos a nivel interno, por lo que decidieron crear una instancia supranacional a la cual pudiesen acudir las y los ciudadanos cuando no encontraran justicia y reparación a nivel interno.

Cinco décadas después, los retos aún permanecen. Miles de víctimas requieren la intervención del Sistema Interamericano pues sus derechos continúan siendo vulnerados y la justicia está lejos de ser aplicada. Para ello, los órganos del Sistema requieren continuar gozando de la autonomía e independencia que les ha permitido realizar una labor tan destacada durante todos estos años.

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