Pedro Luis Lazo: "Los periodistas en Cuba no suelen publicar todo lo que digo

Pedro Luis Lazo, el pitcher más ganador del beisbol en Cuba durante los últimos 50 años y que impresionó en los Clásicos Mundiales de 2006 y 2009 parecía que tuviera dudas sobre qué "lanzar" pero tras fugaces segundos aceptó el reto. "Sí, echa para acá", respondió entonces a mi intrusión telefónica. Al arribar a su hogar, casi en la entrada de la occidental ciudad de Pinar del Río, y después de un pequeño preámbulo, me confesó que hizo una concesión pues no le gustan las entrevistas... "¿La razón?", pregunté. Medio en broma, medio en serio contestó: "Los periodistas en Cuba no suelen publicar todo lo que digo". Duro y pegado fue ese disparo... ¿en zona de strike? Sí. Luego bajó la intensidad, parecía slider. Pero lo mejor estaba por llegar...
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Cuban pitcher Pedro Luis Lazo delivers a pitch during the eighth inning in their men's preliminary baseball game at the Wukesong Baseball Venue during the 2008 Beijing Olympic Games on August 15, 2008. Controversy erupted after Cuba's 5-4 victory over political rival United States in Olympic baseball after US manager Davey Johnson accused Cuban pitcher Pedro Luis Lazo of trying to injure US batter Jayson Nix who was left with a serious eye injury. AFP PHOTO / Frederic J. BROWN (Photo credit should read FREDERIC J. BROWN/AFP/Getty Images)
Cuban pitcher Pedro Luis Lazo delivers a pitch during the eighth inning in their men's preliminary baseball game at the Wukesong Baseball Venue during the 2008 Beijing Olympic Games on August 15, 2008. Controversy erupted after Cuba's 5-4 victory over political rival United States in Olympic baseball after US manager Davey Johnson accused Cuban pitcher Pedro Luis Lazo of trying to injure US batter Jayson Nix who was left with a serious eye injury. AFP PHOTO / Frederic J. BROWN (Photo credit should read FREDERIC J. BROWN/AFP/Getty Images)

pedro luis lazo

Pedro Luis Lazo, el pitcher más ganador del beisbol en Cuba durante los últimos 50 años y que impresionó en los Clásicos Mundiales de 2006 y 2009 parecía que tuviera dudas sobre qué "lanzar" pero tras fugaces segundos aceptó el reto. "Sí, echa para acá", respondió entonces a mi intrusión telefónica. Al arribar a su hogar, casi en la entrada de la occidental ciudad de Pinar del Río, y después de un pequeño preámbulo, me confesó que hizo una concesión pues no le gustan las entrevistas... "¿La razón?", pregunté. Medio en broma, medio en serio contestó: "Los periodistas en Cuba no suelen publicar todo lo que digo".

Duro y pegado fue ese disparo... ¿en zona de strike? Sí.

Luego bajó la intensidad, parecía slider. Pero lo mejor estaba por llegar...

"Empecé jugando tercera y segunda. No era bueno al bate, pero fildeaba bastante bien. Un día jugábamos en la EIDE (Escuela de Iniciación Deportiva) y tiré dos innings. Los entrenadores me vieron y dijeron que me quedara como pitcher. Era en la categoría 13-14 años", rememoró Lazó que apenas unos años después, puntualmente en la temporada 90-91, debutó en la Serie Nacional.

"Aquello significó una alegría tremenda, aunque venía del Mundial juvenil y sabía que iba a estar entre los abridores de Forestales, recuerda que era la escuela de Vegueros, más o menos como los Metros del equipo Industriales.
"Entonces había en Pinar muchos pitchers de calidad: Omar Ajete, Faustino Corrales, Jesús Bosmenier y otros. El salto resultó bastante normal. Tenía poco que perder y mucho que ganar. Me acerqué más a los veteranos, aprendí de las experiencias de mis compañeros, de Casanova (Luis Giraldo), Linares (Omar), Madera (Lázaro), Fernando Hernández...

"Recuerdo que el año del debut estaba ganando un juego como diez por cero en la primera entrada y ahí mismo exploté sin que me conectaran. O sea, a base por bola limpia. Me encabroné y dije a Juan Castro, entonces mi mentor en Forestales, que no jugaba más. Fue con la cabeza caliente.

"Fui para la casa y al otro día fueron a buscarme. Me dijeron que si estaba loco, que cómo iba a abandonar. Accedí y en el siguiente partido lo hice mejor. Ese año gané uno y perdí como siete. La otra temporada vencí en siete y solo caí en cuatro o cinco oportunidades.

-Ese temperamento ¿cuánto te ayudó o perjudicó?

-El atleta debe ser agresivo. Yo sentía que era el dueño del box, aunque lanzara mal. Salía a ganar. Le encimaba la bola a los bateadores, a veces adrede y otras se me iban. En la pelota debes sacar provecho hasta de lo más mínimo.
"A veces les iba arriba y decía cosas. Ninguna grosería: 'Tírale a la bola o voy a poncharte'; al que correteaba en bases le susurraba: 'Estás corriendo mucho... te la voy a tirar al tobillo'. Mentira, pero se la tiraba cerquita y el tipo se molestaba y lo sacaba de juego; y lo más importante, no robaba más. Gané juegos así. Esos son detalles que valen.

-¿Ese poquitín de picardía está en falta en los peloteros cubanos?

-Sí. Hay lanzadores de calidad, pero no dan pelotazos. A veces hay que tirarlos. Lo digo porque en ocasiones nos decían en el equipo nacional: "A este tipo tienes que tumbarlo". Si lo hacías allí, entonces en la provincia también.

"Quien tire duro y pegado tiene 95 por ciento de ganar y cinco de perder. Esa es la mejor arma. Da lo mismo recta o curva, hace el mismo efecto. Tiras suavecito y pegado, para no darle al bateador, y este se asusta. Así que imagínate si viene a 95 millas".

-En los albores de tu carrera se comentaba que tu pensamiento táctico era limitado. ¿Qué puedes comentarnos?

-No era así. Cuando empiezas lo que más haces es tirar al home. Recta, curva, lo que sea, pero esa es la esencia. Con el tiempo uno va desarrollando el pensamiento. La vida es así. El problema es que en dos strikes sin bolas te dan hit y te critican, pero si ponchas con recta al medio nadie habla. Sí, al medio. Algunas veces me dieron batazos, pero muchísimas más metí poncha 'o.

"Actualmente, debes lanzar para que el bateador haga swing a la bola. No puedes poner en conteo a los bateadores porque si lanzas 100 lanzamientos en cuatro innings estás condenado a irte del box pronto". (En Series Nacionales existe una regulación de la cantidad de lanzamientos por partido)

- En Cuba es costumbre que los mentores indiquen desde la banca lo que tiene que lanzar el pitcher, ¿lo hacían contigo? ¿es acertado?

-La mayoría de las veces lancé solo, hasta en el equipo nacional. No es que no te digan lo que tienes que hacer en determinada situación. Pero que desde el primer inning estén dando señas es incorrecto. ¿Cómo vas a pensar? Está pensando el entrenador. Así no hay quien desarrolle el pensamiento táctico.

-¿En qué basabas tu repertorio?

-Recta y slider. Tirar seis o siete es por gusto si no lo haces bien. El único en Cuba que domina cuatro o cinco es Jonder Martínez; el resto, no todos, manejan bien tres. Yo nada más empleaba la recta y el slider. Con eso dominé. Usé el tenedor y era bastante bueno, pero no era mi fuerte.

-Varios jóvenes llegaron al equipo nacional y luego se lesionaron ¿Cuál puede ser la causa?

-Algunos regresan a las provincias y creen ser Dios. No entrenan; fiesta, vacilones y luego van y pitchean. Cuando tienen 20 o

21 años apenas lo sienten, pero con los años sí y ahí viene la lesión. A esa edad, si haces bien las cosas, no debes lesionarte. Ellos se descuidan demasiado y debe ser al revés. Integrar el Cuba te obliga a cuidarte, pues no haces nada con hacerlo un año y después pasarte diez sin hacerlo.
"Yo siempre entrenaba. Aun en vacaciones. Me tomaba tres o cuatro botellas de ron y al día siguiente, a las nueve de la mañana, estaba corriendo. ¡Iba a correr con la botella en el carro y el tabaco! ¡Pero corría! Sin embargo, había compañeros míos que no podían hacerlo porque al otro día estaban matados. Si te gusta la bebida o el vacilón, entonces tienes que trabajar más".

-¿Alguna vez tuviste dolor en el brazo?

-¡Jamás! El año pasado tuve una leve lesión en el bíceps; nada serio. El secreto es entrenar.

-Entonces, ¿por qué el retiro de la Serie Nacional con apenas 37 años?

-No había razón de seguir. Cumplí con Cuba, con Pinar del Río y hay que brindarles oportunidades a los jóvenes. Ningún problema en particular influyó, aunque la gente cree que lo hice porque tiré una sola entrada en el pre mundial de Puerto Rico. Si los entrenadores decidieron eso... lo merecía. El objetivo era que el equipo ganara y apoyé a todo el grupo.

-En el último lustro daba la sensación de que estabas un peldaño superior al resto, ¿coincides?

-Puede ser que estuviera un poquito por encima. ¡No era mucho! Mi forma de lanzar, tan relajado, hacía suponer que las cosas eran sencillas y quizás por eso algunas personas pensaban que lo hacía sin interés. Aunque a veces había equipos que les ganaba tirando a 70 millas. Entonces me preguntaba: "¡Qué pelota es esta!". Mis compañeros decían que no estaba para jugar esta liga porque ganaba como me daba la gana. No decía nada, pero aclaro, esa no fue la causa de mi retiro.

-Las comparaciones suelen ser inevitables, ¿el béisbol en los 90 y en la primera década del presente siglo?

-En los 90 había más calidad. Se jugaba con aluminio, las pelotas eran de menos bote, pero destacaba la entrega de los peloteros. Ahí todo el mundo se comía la bola. Ahora hay muchos que batean en los entrenamientos y luego en la serie no lo hacen. ¡Qué pasa! Hay hoteles. Hay refrescos. O sea, hay más comodidades y algunos peloteros están para comer y coger los refrescos, poco les importa si el equipo gana o pierde. Incluso, cuando vas a colocarlos te dicen que se sienten mal.

"Hay que hacer como hizo el fútbol. Los primeros ocho lugares para los hoteles, los otros hacia alberguitos para que guapeen y busquen subir en la siguiente temporada. Que los dos últimos lugares bajen y los dos primeros de la otra liga suban. Eso es lo que hay que hacer para que la gente se apriete de verdad los pantalones.

"Eso es igual que si soy el primer pitcher debo tener un estímulo más que el noveno lanzador. No sé cuál puede ser. Pongo otro ejemplo: la dieta. Ganas diez juegos y cobras lo mismo que los que no ganan. ¿Por qué? No debe ser. No, mi hermano, si no ganaste no tienes dieta. Hay quienes juegan los 90 juegos y otros apenas cinco y cobran lo mismo. Hay que encontrar la manera de que digan tengo que pitchear o tengo que batear".

-Hay dos paradas obligadas en tu carrera internacional: los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996...

-Lo más importante. Incluso más que el I Clásico. Prácticamente fue mi primer año en el equipo nacional y la primera olimpiada. Además, lanzar el juego final, casi de novato, eso es increíble. Es mi campeonato preferido.

-...Y Sídney, cuando abriste en el choque por el oro y al menos, pienso yo, que no te tocaba iniciarlo.


-Pensaba lo mismo... A veces los directores recuerdan frases. El Comandante -Fidel Castro-, antes de irnos, me puso la mano en el hombro y dijo: "Tú eres el pitcher de los americanos". Allá yo fui relevista y lancé casi todos los días. Parece que el mentor, Servio Borges, se acordó de aquellas palabras y dos horas antes del juego final me comunicó que era el abridor. Asumí y subí al box, pero me dieron dos líneas y me sacaron... y perdimos. Para mí yo no era el pitcher de ese juego. Creo que debió ser José Ibar. Pero bueno...

-¿El I Clásico?

-Es uno de los sucesos más grandes de la historia de la nación. Fue una experiencia nueva el compartir con jugadores de Grandes Ligas. Sin embargo, lo que más me gustó fue que les dimos una galleta sin mano a muchos periodistas que decían que Cuba no... Había unos cuantos que no creían en nosotros.
"Siempre pensamos que podíamos. ¿Por qué no? Algunos los justifican a ellos, pero a los pocos días empezaron en las Grandes Ligas y estaban bien, así que no tuvimos ventajas. Estar juntos fue bonito. Nos trataron superbién, sobre todo los dominicanos, a pesar de que perdieron con nosotros".

-¿Lo qué más te impresionó de los peloteros ligamayoristas?

-Saben su función dentro del equipo. El que debía sacar un out, lo hacía; el que salía de emergente a tocar la bola, también. Esa parte técnica la dominan a la perfección.

-Se dice que no sienten igual la camiseta.

-No, no, eso no es cierto. Todo el mundo siente la camiseta, si no, no te la pones. El que no quiso ir... no fue. Y no pasó nada.

-Después del I Clásico los resultados involucionaron. ¿Por qué?

-La mayoría de las derrotas fueron en la final. Coger segundo lugar es bueno; lo que pasa es que estamos acostumbrados al primero. De ese año para acá no topamos y debe hacerse.


"Todos los entrenamientos son en La Habana. No puede ser. Se hacen los cortes de la preselección respondiendo a un criterio interno. Los atletas solo se miden entre ellos. Lo ideal sería probar a quienes se juegan el puesto contra rivales de otras naciones. A veces, no siempre sucede, los jugadores de la misma provincia se ayudan en la preselección.
"Si a partir de ahora no topamos, no pienso solo en ir, sino en que también vengan, no vamos a ganar. Podemos jugar entre nosotros 500 partidos, esa no es la solución. Hay que enfrentar rivales de nivel. Antes no perdíamos. Íbamos y jugábamos contra Japón. Luego a México y estábamos 15 días en Pastejé confrontando a la gente de allá. Después que dejamos de ir a Japón empezamos a perder.

-Higinio Vélez, presidente de la Federación Cubana de Beisbol, "notó" en 2009, y así lo hizo saber, que el escauteo era algo más que mandar a dos expeloteros a observar a los contrarios y después informar. ¿El equipo Cuba escautea a los rivales?

-Sí. Estudiamos a todo el mundo; lo único es que los designados no siempre son los idóneos. El scout tiene que saber de pelota y haberla jugado. Alguien que explique en detalles, virtudes y debilidades del oponente. Deberían ser un pitcher y un jugador de posición.

-La reducción del calendario competitivo de la Federación Internacional (IBAF) es un hecho. ¿Qué opinas al respecto?

-Si no hay torneos internacionales qué iba a hacer jugando. Acá los atletas buscan integrar el equipo Cuba por lo que representa y para ir a una competencia importante; si no las hay, qué sentido tiene seguir.

-¿Mover peloteros hacia otras ligas sería oportuno para suplir carencias?

-Sí, pero no todos. Debe enviarse a quien se lo ha ganado; no vas a mandar a un muchacho con dos series nacionales y sin haber integrado el equipo Cuba. Bien pudiera enviarse la base de la selección nacional. Seis o siete jugadores de posición y tres o cuatro lanzadores, que puedan responder en la competencia y luego sumarse al cuadro mayor.

-Regreso al Clásico, esta vez al segundo y puntualmente el encuentro contra Japón que significó la eliminación en la segunda ronda. ¿Cómo valoras aquel partido?

-Afectó cuando a Céspedes (Yoennis) se le cayó la bola, pero eso forma parte del juego y a cualquiera le pasa. Creo que lo más dañino fue que en el inning anterior iban a quitar a Maya (Yuniesky). Nos preguntábamos el porqué, si estaba pitcheando perfecto. Aunque parezca que no, eso a todo el mundo lo disloca. Cuando a él le dicen aquello se puso bravo y empezó a protestar. De pronto le dijeron que sí, que iba a continuar. Eso te saca de juego.
"Tampoco estábamos preparados para Iwakuma. La información era que lanzaría otro. Los japoneses tienen esa costumbre. En apenas 24 horas no pudimos escautearlo. Lo otro es que no salieron las cosas bien, pero no creo que sean invencibles".

-¿A qué distancia estamos del béisbol japonés y de otros?

-Un poquito atrás. Reitero, es necesario topar contra equipos de calidad; si no, no podemos mejorar.

-¿Un pelotero con más de 30 años es viejo y debe retirarse?

-No. Puede jugar hasta que tenga facultades físicas. La edad nada tiene que ver. ¡Si tiene 40 y rinde...adelante!

- ¿Quedó algo por hacer en la pelota?

-No, nada. Lo hice todo.

-¿Serías pelotero si volvieras a nacer?

-Claro, pero mi deporte preferido es el baloncesto.

-¿Y por qué no lo jugaste?

-Porque era malo. Por eso no tengo más alternativa que responder que volvería a ser pelotero.

-Tienes dos hijas hembras. Buscarás los varones para que continúen tu legado.

-No...no qué va. Esa es tarea de los yernos. Dicen que los nietos son más hijos que los propios hijos.

-Una duda, ¿preferías en la SN enfrentar algún equipo en particular?

-No. Cuando me tocaba, contra quien fuera, le ponía. No le echaba más ganas a Industriales, lo que pasó es que cada vez que chocábamos lo hacía bien. A Industriales, La Habana y Santiago eran los equipos que mejor les lanzaba. En el Latino sí me gustaba pitchear.

-Ahí la gente se metía contigo.

-Eso es rico...
Y sonrió. Mientras, se levantó para alcanzar un tabaco, una de sus grandes aficiones, y bromeó con nuestro chofer, que no desaprovechó la ocasión para casi exigir la constancia gráfica del encuentro con uno de los peloteros más carismáticos del béisbol cubano y que popularizó el "exótico" número 99. ¡Ah! ¿Qué tiró? Recta al medio... y rectifico, no dudó.

Nota: Después de esta entrevista Pedro Luis Lazo salió del retiro para jugar con los Piratas de Campeche de la Liga Mexicana de Beisbol. Allí realizó funciones de estabilizador lanzando 36 entradas en 33 partidos. Su actuación se resume en: 2.25 carreras limpias permitidas, 34 ponches, dos victorias e igual cantidad de derrotas y tres puntos por juegos salvados.

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