Quizás a Stuart Pearce le declaren en Londres persona non grata. O tal vez pase a la posteridad como el "villano" de los Juegos Olímpicos. No exagero; pero éste hombre merece tales despropósitos después de marginar de la competición multidisciplinaria a David Beckham, el atleta más famoso de Inglaterra y uno de los principales íconos deportivos del mundo.
A Pearce le llamaban el Psicópata en su etapa de jugador profesional. Y ahora comprendo por qué. O se le aflojó un tornillo o, simplemente, habrá alguna historia de desencuentros entre ambos sin trascender a los medios de comunicación. Pero raciocinio...no hay en su polémica decisión. Y es que ni siquiera consideró el papel de Beckham en la consecución de la cita deportiva. No por gusto los organizadores lo incluyeron en la comitiva oficial que trasladó la llama olímpica de Grecia al Reino Unido.
Tampoco contempló que en el plano estrictamente deportivo el inglés se encuentra en plena temporada con Los Ángeles Galaxy de la Major League Soccer de Estados Unidos -en Europa los jugadores se encuentran iniciando la pretemporada-, siempre ha sido un ejemplo como profesional y es un hecho que no ha perdido la estrella que le permitió triunfar en equipos tan competitivos como el Manchester United, Real Madrid y AC Milan.
Pearce prefirió a Ryan Giggs, Craig Bellamy y Micah Richards, como jugadores mayores de 23 años para el equipo, y dejó al Spiceboy, 115 veces internacional con Inglaterra y su indiscutido capitán entre 2000 y 2006, sin jugar en ciudad natal.
"Todo el mundo sabe lo que significa para mi jugar con mi país, por lo que hubiera sido un honor formar parte de este insólito equipo británico. Obviamente estoy muy disgustado pero no habrá un mejor aficionado que yo durante la competición", expresó el jugador de 37 años que sufrió así una segunda decepción deportiva en el inminente final de su carrera, tras también quedarse fuera del Mundial de Sudáfrica 2010 por causa de una lesión en el talón de Aquiles.
Las dubitativas declaraciones de Andy Hunt, consejero delegado de la Asociación Olímpica Británica, intentaron salvar la situación, pero dudo que el exfutbolista del Madrid acepte esas migajas: "respeto totalmente el juicio profesional de Stuart y su decisión de los 18 jugadores seleccionados. Pero por respeto a David, creo que se le podría dar un papel importante en el equipo británico".
"Lo que ha hecho David para traernos los Juegos a casa es algo fantástico y le felicito por la enorme labor que ha hecho por la causa", reconoció el técnico con total desenfado, quien apuntaló su selección con el argumento de que "al tener solo 18 plazas es muy diferente a los otros torneos internacionales ya que las opciones son muy limitadas".
Sea cual fuere la causa, no habrá Beckhamanía en Londres . Victoria, la irreverente Posh Spice y actual diseñadora, tendrá a su marido a su diestra. O su siniestra. ¿Quién sabe? No lo verá sobre el césped. Y los medios deberán centrarse en lo estrictamente farandulesco de la pareja y no en lo deportivo. ¿La culpa? Ya saben de quién es. Se nombra Pearce y solo salvará los colores si gana los Juegos, algo que parece poco probable con un equipo en el que confluyen galeses, ingleses, escoceses e irlandeses, nacionalidades del reino más desunido de Europa.
