Razones para no migrar en una cruda realidad

Por razones económicas no terminó sus estudios de bachillerato. Él, como muchos jóvenes salvadoreños, está pensando en viajar de forma ilegal a Estados Unidos. Para muchos la pregunta es ¿cuáles son las razones que Noé tiene para tomar esa decisión?
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Por Gloria Morán/Diario digital ContraPunto

SAN SALVADOR - Noé es un joven de 19 años que vive en Nueva Concepción, Chalatenango, al norte de El Salvador. Por razones económicas no terminó sus estudios de bachillerato. Él, como muchos jóvenes salvadoreños, está pensando en viajar de forma ilegal a Estados Unidos. Para muchos la pregunta es ¿cuáles son las razones que Noé tiene para tomar esa decisión?

Noé contestó a la pregunta describiendo parte de su vida. Dijo que trabaja en un taller de enderezado y pintura, gana 25 dólares a la semana, es decir 100 dólares mensuales, mucho menos que el costo de la canasta básica, la cual según la reciente Encuesta de Encuesta de Hogares y Propósitos Múltiples (EHPM) de 2012, tiene un coste de 170.90 dólares en la zona urbana y en el área rural 131.40 dólares.

Comentó que, como muchos jóvenes salvadoreños, sus padres y un hermano viven en Estados Unidos, de forma ilegal, "tengo familia dónde llegar"; pero aseguró que no siempre le envían dinero "yo no me quedo esperanzado a ellos, sé que a veces pueden y a veces no, tengo que trabajar", aseveró.

Explicó que a parte de no poder seguir estudiando, de ganar poco en su trabajo y tener a sus padres en Estados Unidos, su padre desde hace diez años y su madre desde hace tres, otra de las razones para querer salir de El Salvador es la violencia que vive en su municipio "en general, en el país, pero acá (Nueva Concepción) está peligroso", expresó en un tono más bajo del que había estado hablando.

El joven de complexión delgada, de estatura media, ojos color negro, pequeños con pestañas risadas luce sus manos y su ropa manchadas de pintura de diversos colores. Con una sonrisa que delata su nerviosismo explica que pertenece a un grupo de Break Dance de su municipio, dijo hacerlo para pasar el tiempo.

Junto a él estaba Kevin Omar, de 24 años, uno de los integrantes del grupo de baile al que pertenece Noé. Lo escuchó atento, pero no compartió ninguna de las razones que su compañero tiene para viajar "sí es difícil, pero para qué arriesgarse, ir allá no es seguro llegar, además tampoco es seguro tener un trabajo. Vas a encerrarte, del trabajo a la casa por ser ilegal", dijo, a Noé solo le dio risa y dijo "pero lo voy a intentar".

"Si quiero estudiar y no puedo porque no me alcanza el dinero; ¿cómo consigo un mejor trabajo después?", preguntó Noé. Kevin dijo que cuatro jóvenes de su grupo de Break Dance han salido del país desde el 2012 por las mismas razones que Noé.

Las declaraciones de los jóvenes paradójicamente fueron dadas durante el lanzamiento de la campaña "Si estás pensando migrar, el primer paso es informarte". La cual fue lanzada por la Cancillería de El Salvador y el Fondo de Población de las Naciones Unidas de El Salvador (UNFPA).

Campaña cuenta realidad de migrantes

Con la campaña pretenden sensibilizar e informar a los jóvenes sobre los riesgos que corren al practicar la migración de forma irregular, en este caso la campaña se dirige, como plan piloto, hacia los jóvenes del municipio de Nueva Concepción.

Con la campaña pretenden dar razones a los jóvenes para no migrar y brindarles oportunidades de aprendizaje por medio de talleres de enseñanza de diversos oficios.

Entre los temas que abordarán con los jóvenes se encuentran la migración, remesas y educación; información sobre los riesgos en el tema de salud sexual y reproductiva; realidad de los obstáculos y peligros en el camino, información institucional de consulados y albergues, experiencias de migrantes en el recorrido; oportunidades de desarrollo desde el emprendedurismo y oportunidades laborales.

Según el viceministro para salvadoreños en el Exterior, Juan José García, la campaña es una combinación de tres componentes que se desarrollarán dentro de un circuito de información y sensibilización bajo la dinámica de visita guiada.

El primero recorrido pretende comunicar sobre los peligros y riesgos existentes en una migración irregular. El segundo, ayudará a reconocer la identidad familiar y la realidad de su contexto y la experiencia personal frente a un proceso de migración; y el tercero, busca generar una mirada hacia el desarrollo productivo, orientada a la mejora individual en las áreas económica, educativa y social.

García dijo que la campaña "es un sueño que se concreta después de dos años" y dijo que desde ese tiempo se reunieron con Elena Zúñiga, representante de UNFPA, para poder establecer un mecanismo que les permitiera a los jóvenes que deciden migrar de una manera conscientes y sabedores de los riegos que corren y de los derechos humanos que poseen.

García contó, durante el lanzamiento de la campaña, que ellos han constatado cuando "ese sueño se convierte en una pesadilla, porque los coyotes están interesados en hacer su negocio y en mejorar la calidad de vida de ustedes (dijo a los jóvenes)".

Con el afán de ejemplificar los peligros a que se exponen con la migración García compartió algunos de los peligros que se viven en México "acabamos de estar en Veracruz, México, y nos dimos cuenta de un nuevo delito que se comete contra los migrantes ahora las pandillas y el crimen organizado en ese país están pidiendo cien dólares a cada migrante para subirse al ferrocarril; y les dan un tiquete en Arriaga y ese tiquete vale hasta Coatzacoalcos; si no pagan son aventados del ferrocarril, hemos tenido salvadoreños con lesiones graves porque los han tirado".

"Estos no son cuentos, son realidades que viven los que deciden migrar", expresó.

En cifras

García dijo que según el censo de Estados Unidos en 2010, se refleja que la comunidad salvadoreña creció del 2000 al 2010 un 159 por ciento "es la tasa de crecimiento más alta de toda la comunidad hispana en Estados Unidos. En 2011, explica García, se hizo un nuevo cálculo y se 1 millón 900 mil salvadoreños, razón por la cual conforman la segunda minoría más importante después de México.

La cifra del 2011 reflejó que cerca de 236 salvadoreños deciden emigrar a diario del país, de forma legal o ilegal. Actualmente el 48 por ciento de migrantes son mujeres "hablamos de un grupo significativo, tenemos trabajar para revertir estos hechos".

El 80 por ciento de los migrantes están entre 15 y 35 años, "Están en edad productiva; la mejor edad de producción", acotó García.

Algunos corren la suerte de llegar a su destino con vida, otros no. Según datos del Ministerio de Relaciones Exteriores, esta cartera de Estado ha intervenido en 38 casos de salvadoreños fallecidos en la ruta del migrante, en el periodo comprendido de enero de 2012 hasta junio 2013.

Según el Comité de Familiares de Migrantes Fallecidos y Desaparecidos de El Salvador (COFAMIDE) en 2011 se contabilizó 428 migrantes repatriados y el comité ha contabilizado 350 casos de migrantes desaparecidos desde el año 2006.

Una experiencia que relata miles

Cada vez que se iba era una zozobra mezclada con tristeza e impotencia, los tres intentos anteriores al acertado verlo regresar era festejado como si hubiesen pasado meses sin verlo, sin abrazarlo y sin saber que estaba bien. El día que mi papá se fue, desde el que no lo he vuelto a ver, fue el 16 de noviembre de 2005. Yo tenía 16 años.

La noche anterior a su partida trabajó en un traje que mi hermano, de apenas nueve años, iba a usar ese 16 de noviembre para un evento llamado "el rey del deporte" en su centro escolar. Le preparó el atuendo perfecto para participar, tanto así que él, mi hermano, fue quien ganó junto a su compañera de concurso.

Mi hermano, que no lo vio partir ese día, sino que se despidió "con un buenas noches papi, que te vaya bien en tu viaje", lloró para muchos de alegría, solo dijo "no quería ganar, él no estaba acá, no me vio".

Para mi madre y para mí eso fue lo que nos revivió el dolor de ver cuando se subió al taxi de mi tío, quien lo llevó hasta la terminal de buses que está en la Alameda Juan Pablo II. Lugar en el que mi papá abordaría un bus para Guatemala, país en el que empezó su travesía.

Mi papá tenía ya un año de estar con la idea de migrar, perdió su trabajo en una empresa privada, no ganaba lo suficiente en su taller de estructuras metálicas, el aporte económico de mamá no alcanzaría para todo tampoco. Yo en primer año de bachillerato y mi hermano en cuarto grado, la falta de dinero no concordaba con el sueño de sacarnos delante de mis padres.

Tomaron una decisión, llamaron a mi tía que vive en Estados Unidos, le pidieron ayuda y les prestó 5.000 dólares, lo que el coyote le pidió a mi papá. Con derecho a tres intentos. ¿Por qué mi papá pasó al cuarto? Porque uno de los tres intentos por culpa del coyote la policía mexicana agarró a mi papá y lo tuvieron recluido diez días. Y nosotros sin darnos cuenta.

Gracias a Dios lo mandaron de regreso a El Salvador, el coyote lo contactó y le dijo que le daba una nueva oportunidad y ¡claro! No la desaprovechó.

De Guatemala a México y de allí a Estados Unidos tardó exactamente 15 días en llegar, días en los que nada supimos de él. Sentimos alegría al oír su voz, pusimos el alta voz del teléfono, nos dijo que estaba ya en el país de su destino, pero aun no en el Estado al que se dirigía, le faltaban unos cinco días más.

Mi papá viajó en el tren, pasados los días nos lo contó, se reía quizás para no asustarnos de lo que había pasado. Pero nos dijo que para no caerse se amarró con un lazo que consiguió el camino a un hierro del tren, comía poco, dormía menos, vio como varios de sus compañeros cayeron, nadie respondió por ellos.

Cruzó el Río Grande, ya para pasar a Estados Unidos, no sabía nadar, pero ahí le tocó. Antes de eso, durmió en el monte, dice que hasta garrapatas tenía en su cuerpo, varios iban con fiebres, picados de insectos, con alergias espantosas. Al cruzar el río, sintió alivio, llegaron por él y lo llevaron al Estado en el que vive.

Hasta hace unos años que conocí que la ruta del migrante está peor que en el año en que se fue mi papá di gracias a Dios, porque si el crimen organizado que opera en México o las pandillas lo atracan no sé qué hubiese sido de él.

El trayecto de mi papá fue duro y peligroso, pero ahora la realidad es peor. Una prima lo vivió el año pasado, por suerte se libró de ser secuestrada en México.

Pero bueno, cuando mi papá llegó se instaló con otra tía, donde vive desde ese 1 de diciembre que llegó. ¡Vaya navidad y año nuevo que pasamos!

Mi papá empezó a trabajar casi de inmediato en una fábrica de maderas, actualmente sigue trabajando allí mismo.

La primera remesa de mi papá nos sirvió para comprar los útiles escolares y abonar un poco a la mora de la casa. Mi papá raras veces ha fallado con la remesa, hace dos años yo me gradué de la universidad; mi hermano está en primer año de universidad.

Pero poco a poco notamos con mi hermano que la comunicación entre mis padres se deterioraba. Mi mamá dijo una vez "si los dos nos hubiéramos ido, quizás todos estaríamos allá, o ya nos hubiéramos venido, pero no se pudo y ahora quién repone los años perdidos", eso nos dolió, pero era la realidad.

Hablaba con mis amigos, hijos de migrantes, la historia no era diferente. Mi familia se desintegró por un futuro mejor.

(Esta es una carta enviada a mi correo de una joven de 25 años, contando su experiencia como la hija de un migrante ilegal).

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