Cómo vivir de acuerdo a tus posibilidades

Llegó la hora de trabajar con un presupuesto, el cual te va obligar a examinar en qué gastas tu dinero.
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Los mensajes te llegan por cualquier parte. Recién me pasó que al abordar un taxi, de la nada el chofer me empieza a hacer plática, pero una plática muy específica y precisamente en el momento en el que daba vueltas sobre qué escribiría. Eso me impulsó a compartir este tema, con el que sé que muchos se podrán identificar.

"Mire joven, la cosa es que estamos mal y porque queremos. Sí, porque le voy a decir: por ejemplo, si yo gano 10 pesos no es posible que me gaste 6 en un departamento, 4 en ropa y uno en comida. Por eso estamos como estamos, porque las personas no viven de acuerdo a sus ingresos, pretenden que un mejor trabajo con mejor salario y buen horario les caiga del cielo y tras de eso no apuestan por limitar durante un tiempo los gastos del nivel de vida que se han acostumbrado y desorganizadamente. Por eso, es que no salimos adelante, muchos viven del crédito y de las apariencias", me dijo el taxista de seguido, sin tomar aire y en su afán de ser escuchado. El porqué, solo él lo sabrá.

Fue como verme en el espejo. Tan solo vi que estaba describiéndome hace algún tiempo. Pues aunque gracias a Dios y a mi esfuerzo siempre he tenido una vida bastante cómoda y sin ningún afán de presumir, cantidad de dinero que ha pasado por mis manos gracias a los negocios y trabajo que he tenido pero en un momento de mi vida no supe administrar y creí que la gallina de los huevos de oro los pondría siempre y no fue así.

Hubo una época en la que que con los ingresos que tenía (tanto de mis negocios como de mi trabajo) no alcanzó para los pagos con los que tenía que cumplir en mi país y mi vida en México. El ritmo de vida cambió y tuve que afrontarlo, bajar la mayoría de gastos porque quizás había para pagar cuentas como la renta, el cable y el celular, pero hasta ahí. Y, usted podría decir: ¿un periodista, productor y presentador que trabaja en Televisa, la cadena hispana más importante de televisión, que tiene una agencia de comunicación en su patria y además colabora en CNN no tenía (literalmente) para el metro o para comer? Pues sí. Ni hablar, me sucedió por mal administrado y gracias a Dios que sucedió pues aprendí organizarme y saber que cada centavo que invierto debe ser pensado. A muchos nos ha pasado y a los que no, créanme que podrán tener todo el billetico del mundo pero tendrán un déficit en alguna área de sus vidas. También hay quienes padecen déficit en su vida y económicamente hablando.

Pero bueno, acá la cosa es compartir cómo le hice para aprender a vivir con las posibilidades reales ese momento, que no eran las que había tenido años atrás. Mejor dicho, empecé a aprender a bailar con la más fea, jeje. Y es que este tipo de situaciones a muchos les lleva a la desesperación pero gracias a la vida he aprendido a ver las cosas del modo que deseo verlas, es decir, como aprendizaje y pues me decidí a aprender la lección que el universo, Dios, deseaban que aprendiera.

No quedó más que organizarme a vivir de un modo diferente mientras Dios abría otras puertas y posibilidades de ingreso. Empecé a vivir con un presupuesto que fue la tercera parte de lo que normalmente disponía. No es fácil, pero es posible, y además, gratificante, al saber que te organizas más y que tienes la capacidad de limitarte con tal de estar en paz y no saturar las tarjetas de crédito.

La cosa es que en vez de desesperarnos y vestir con el traje de víctima, debemos poner manos a la obra para que mientras pasa la racha la situación no nos succione y nos sea leve, porque al final de cuentas, el intercambio siempre ha existido y el dinero es parte de nuestro convivio en sociedad y hay que tener claro que aunque el billetito no da la felicidad sí brinda facilidades.

Así que si estás pasando por algo parecido, además de echarle todas las ganas en cómo generar mejores y nuevos ingresos, te puedo decir que:

Llegó la hora de trabajar con un presupuesto, el cual te va obligar a examinar en qué gastas tu dinero. Debes basarte en el dinero con el que cuentas en tus manos, no en la suma que tienes en una tarjeta de crédito. Como dijo el taxista, si ganas 10 pesos no vivas en una casa de 6, elige una de 3 para que el dinero te alcance para más cosas, por ejemplo.

Te recomiendo eliminar los gastos extra. Ni modo, yo tuve que decirle adiós a la persona a quien beneficiaba con dinero a cambio de que me ayudara con la limpieza de la casa y ponerme el delantal de la Cenicienta. Haz tú los cambios que debas hacer. Deja de pasar a Starbucks por el café y prepáratelo en la oficina, toma el metro en vez de un taxi, lleva tu almuerzo en vez de comprarlo (hasta más saludable es) y todas esas medidas que de este tipo te hagan ahorrar.

Reduce los gastos que se podían considerar un lujo o sin los que puedes vivir por un tiempo. Por ejemplo, di no a salir a cenar a un restaurante con frecuencia con los amigos y pagar altas sumas de dinero. Como opción, puedes invitarlos a casa y que entre todos, aportando algo cada uno, realicen una cena o una comida, teniendo la confianza de comentarles que estas en un proceso de ahorro y que hasta que salgas adelante no podrás andar de restaurante en restaurante.

Si vas al gimnasio y puedes cambiarte a uno más sencillo o menos costoso mejor, o incluso puedes optar por hacer ejercicio al aire libre.

Siempre, aunque tú creas que no te alcanza, abre una cuenta y guarda un porcentaje aunque sea mínimo en ahorro, porque de poquito en poquito se llena el jarrito.

De ser posible, abre diferentes cuentas de ahorro, en la medida de lo posible, que signifiquen varios proyectos: una para las vacaciones, otra para gastos imprevistos, otra para gastos del mes, otra para los impuestos o pagos anuales que debes hacer, otra para cuando te retires, otra para compras grandes, de pronto cambiar la refrigeradora, la televisión y así.

Si debes mucho en tarjetas de crédito, llega a un acuerdo con los bancos, es importante que aunque no puedas pagar el mínimo, vean que tienes la intensión de llegar a un arreglo razonable para seguir aportando a tu cuenta. Después de todo la cuenta no se infló de gratis, sino que es producto de tus decisiones. Trata de acortar los gastos tanto que puedas pagar las tarjetas en las que más debes primero.

Utiliza dinero en efectivo porque es lo que tienes y con lo que dispones, evita el uso de las tarjetas de crédito. Y si las usas tarjetas, que sea como un adelanto del dinero que tienes claro que vas a recibir, no como una extensión de dinero que no vas a tener. Apenas recibas el dinero, utilízalo para pagar ese adelanto al que recurriste, así evitarás pagar intereses.

Estás en peligro si sueles comprar compulsivamente, si tienes más de tres tarjetas de crédito con pagos mensuales que no bajan porque siempre pagas el mínimo, si usas el crédito como si fuera efectivo, si pides prestado frecuentemente para realizar pagos de servicios de agua, luz, cable, teléfono, renta o comida. ¡Analízate!

Identifica cuáles son los momentos en los que caes en la tentación o gastas dinero compulsivamente. Qué está sucediendo en esas circunstancias, qué sentimientos tienes, qué te lleva a dar esos pasos y trabaja en controlar todo eso. Por ejemplo, si ir al supermercado es tentación porque terminas comprando más de lo que debes, haz una lista limitada de lo que realmente necesitas y visita solo los pasillos a donde encontrarás esos productos, no permanezcas dando vueltas ni viendo lo que no debes para antojarte de lo que en ese momento es mejor no comprar, al menos hasta que las finanzas sean más holgadas. Si tienes que llevar una calculadora, que ahora hasta los teléfonos tienen, úsala para no pasarte del dinero que dispones. Es mejor eso a sobregirarte. Créemelo.

Evita rondar las tiendas y sobre todo en la época las "baratas" o los "SALE" (hay muchos que dicen que donde dice SALE, usted entra, pero mejor No) porque aunque puedan ser buenas oportunidades para ahorrar, si tus finanzas no te lo permiten, es mejor comprender que ya vendrán tiempos mejores para estar más a la moda.

Si te cuesta hacer modificaciones y dar el paso a vivir dentro de tus posibilidades, imagínate cómo será tu vida cuando hayas salido de todas las deudas, cómo será volver a tener una vida holgada, cuestiónate las ventajas que estos cambios te pueden traer, cómo serían las cosas en cinco o diez años si las cosas no cambian. Aprende del pasado que ese no lo puedes cambiar pero mejora tu presente y garantízate un mejor futuro.

Así te pida prestado dinero tu gran amigo o tu compañero de trabajo, aprende a decir "no". Jamás estarás seguro de que la otra persona te pagará. Mejor evítate la molestia.

Cuando vayas a hacer una compra preguntarte, ¿realmente lo necesito? Y por cierto, para no caer en el "me lo merezco" y que se deslice la tarjeta fácilmente, deja esos plásticos en tu casa.

Vive dentro de tus posibilidades, recuerda mantenerte alejado de las tentaciones que dan las tarjetas de crédito, las cuales "resuelven" en el momento pero luego pagas las consecuencias hasta diez veces más y la montaña crece.

Esto es como cuando quieres bajar de peso, en ti está la decisión de no engrosar tus penas porque se te fue la mano gastando lo que no tienes o lo que no debes o bien, porque estás viviendo en un nivel de vida que no es el mismo al que tenías acceso antes o que es el que no te corresponde. NO digo que no lo puedas tener, pero tienes que luchar para generar los ingresos y entonces vivir como deseas, previendo también para el futuro.

Por supuesto, busca opciones para mejorar tu economía y mientras eso pasa y aún cuando eso suceda, mantén el plan para que todo sea más controlado. ¡Mucha suerte!

¡Y recuerda: a sonreír, agradecer y abrazar la vida!

Y este 2013, ¡a Vivir, gente! VIVIR.

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