El valor de una vida se mide por las vidas que toca

Todos somos uno. Es más fácil avanzar en equipo que a solas.
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Dígame si no, desde niños hemos tenido que convivir con personas egoístas, seres humanos que piensan que lo que ellos tienen nadie más lo puede tener, que se enojan si tú logras algo material, personal o profesional "por encima" de lo que ellos han logrado. Olvidándose, claro está, que todos somos únicos e irrepetibles y que nuestros dones y talentos es lo que tenemos que comprender para explotarlos al máximo y que si nos enfocamos en eso, en lo nuestro, llegaremos a donde nunca imaginamos. Desear lo que otros tienen, no nos corresponde. Más bien, en lo que debemos esforzarnos y ser pacientes, impulsándonos cada día más a dar un paso hacia nuestra meta. Quizás y hasta has sido tú, esa persona que se enfada por lo que tienen los demás y hasta de pronto los celos, la ira, rabia y frustración te han aislado de los demás, por estar centrándote en el sentimiento de no tener lo que deseas y otros sí.

Como todo en la vida, eso es una cuestión de actitud y de falta de abrir el corazón para entender que para lograr algo, todos necesitamos de alguien, de personas, situaciones, esfuerzo, dedicación. Todos somos uno. Es más fácil avanzar en equipo que a solas. Nunca vamos a llegar a las metas si no es por alguien que nos abra la puerta, que nos ayude a aprender, que nos guíe en el camino, que nos aconseje. Es por eso que el egoísmo estanca nuestras vidas y en lo que te pasas viendo las vidas ajenas, la tuya está pasando.

Para recibir, hay que dar. Alguien dijo por ahí que "intentar recibir sin dar algo primero es tan estéril como querer cosechar sin haber sembrado". Muchas veces, pretendemos que el mundo nos dé algo y nos quejamos si no lo recibimos. Pero, ¿has pensado si estás dando todo lo que puedes de ti? Y esto va en dos vías, tanto dar todo lo de ti para lograr lo que deseas, como para con las otras personas. El valor de una vida se mide por las vidas que toca. ¿Cuántas vidas estás tocando tú? ¿O estás centrándote solo en lo tuyo?

El otro día leía la siguiente historia:

"Un hombre tenía un sembrado de flores estupendas; cada día salíande su cultivo centenares de paquetes a vender a la ciudad con las flores más bellas y fragantes que nadie pudiera conocer.

Este señor año por año ganaba el premio a las flores más grandes y de mejor calidad, y como era de esperarse, era la admiración de todos en la región; un día se acercó un periodista de un canal de televisión a preguntarle el secreto de su éxito, a lo que el hombre contestó:

- Mi éxito se lo debo a que de cada cultivo saco las mejores semillas y las comparto con mis vecinos, para que ellos también las siembren.

- ¿Cómo?- respondió el periodista-, pero eso es una locura, ¿acaso no teme que sus vecinos se hagan famosos como usted y le quiten su importancia?

El hombre dijo: Yo lo hago porque al tener ellos buenos sembrados el viento me va a devolver a mi cultivo buenas semillas y la cosecha va a ser mayor; si no lo hiciera así, ellos sembrarían semillas de mala calidad que el viento traería a mi cultivo y cruzaría las semillas, haciendo que mis flores sean de mala calidad.

Lo mismo ocurre en nuestra vida. Quienes decidan vivir bien, deben ayudar a que los demás vivan bien, porque el valor de una vida se mide por las vidas que toca. Quienes optan por ser felices, deben ayudar a que otros encuentren la felicidad, pues el bienestar de cada uno está unido al bienestar común".

Pues ahí te queda la tarea. Depende de ti si sigues pensando solamente en ti, pues aunque todos somos únicos, todos necesitamos de todos, de alguna manera, y siempre la posibilidad de dar, que no se refiere necesariamente a lo económico, está en nosotros, y eso es sembrar para cosechar.

Ten claro algo, si no estás impactando otras vidas, no estás haciendo las cosas bien. Viniste a este mundo más que a concentrar todo en ti. Además, me consta algo: si estás pasando por algo que solo el tiempo solucionará, no te concentres en lo tuyo, dedícate a apoyar a otras personas a ayudarles a solucionar o lograr lo que deseas, y de ese modo vas dejar de sentir tu carga y además, pronto lo que deseas llegará a ti. Ojo, no digo que tienes que cargar la cruz de nadie, pero sí le puedes echar una mano; jamás se trata de hacerte responsable de las vidas ajenas.

Empieza a impactar vidas, con pequeños detalles, no necesitas más que de ti para dar una mano, abrazar otra vida: palabras, un abrazo, una llamada, un mensaje de texto y demás. Tú sabrás. ¡Comienza HOY!

Tú eliges. Y recuerda: ¡a sonreír, agradecer y abrazar tu vida!

¡Gracias por existir, compartir y estar!

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