¿Por qué algunos le tememos al amor?

"El temor al compromiso y al amor se encuentra íntimamente relacionado con el temor de ser vulnerado y lastimado".
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Tras varios años de una relación de pareja tormentosa, de codependencia y bastante destructiva, los últimos cinco años los he pasado en las claras y cálidas aguas de la soltería, aprendiendo y trabajado en amarme, aceptarme y comprender que verdaderamente si no me amo lo suficiente, no podré amar a alguien. Digo, en caso de que llegue, pues no le espero.

El caso es ése, que no le espero, y que conversando con varios amigos y amigas están en una situación similar. Me he dado cuenta que todos tenemos un común denominador: nos hemos vuelto más exquisitos y selectivos, tanto, que todos afirman que es mejor estar solos que mal acompañados. ¿Será exceso de amor propio? ¿Qué tanto podría estarse escondiendo detrás de ese supuesto sentimiento? ¿Qué no estamos, mis amigos y un servidor, (y quizás tú) afrontando, superando, sanando, al decir que mejor así, sin pareja todo es mejor?

Hace unos días me detuve a autoanalizar si en realidad disfruto tanto mi soltería, que no le permito a nadie entrar a mi vida --ni me he interesado por permitirle a nadie ese paso-- porque me amo tanto que solo voy a aceptar lo que merezco, que es lo mejor, o si en realidad lo que estoy es temiéndole al amor y sobre todo huyéndole al compromiso. Podría ser, ¿por qué no? De hecho vino a mi mente aquella película llamada "La novia fugitiva", jaja.

El otro día leía: "el temor al compromiso y al amor se encuentra íntimamente relacionado con el temor de ser vulnerado y lastimado, o un temor grande, inconsciente a perder aquello que se está a punto de obtener, a la persona, al sentimiento, a asumir el riesgo que implica el amor, con todas sus letras".

Y bueno, me quedé analizando que lo anterior, puede ocurrir en cualquier escenario, no solo en el amor, sino en salir adelante para obtener una meta, dar el paso para bajar por fin de peso, no elegir ir por el cambio que necesitamos, dejar una relación que sabemos que no nos conviene, alejarnos de algún amigo que no precisamente aporta a nuestra vida e incluso cambiar nuestros pensamientos. El compromiso es lo que nos lleva a la acción y la acción es vivir.

Sin embargo, creo que eso me sucede, me da terror enfrentar una posible relación y que todo salga de nuevo igual de mal, a la mitad del camino. Conste, yo no soy negativo, y aún cuando he aprendido a amarme, siento que todavía no lo he hecho como se debe, pues si me amara me daría el chance de volver a volar sobre el cielo del amor y saber que me puedo caer, que eso es parte de.

Leía un artículo del diario ABC de España, en donde mencionan que para la psicóloga Mila Cahue, del centro de psicología Álava Reyes, "hay gente que, sencillamente, no quiere vivir en pareja. Tenemos que aceptar que hoy en día no hay un único modelo de afectividad. Si esas personas no son capaces de llegar a ese nivel de compromiso es porque detrás tienen mil razones. Porque tienen una gran carga profesional, o familiar... Lo que la sociedad tiene que ver y aceptar con normalidad es que hay hombres y mujeres que no quieren comprometerse en pareja de la manera tradicional que todos conocemos".

Formo parte de ese porcentaje, porque me impongo tanto que lograr en lo profesional, que de cierta manera es mi escudo para decir que no tengo tiempo para una relación. Lo bueno es que no está tan mal, es permitido, no querer tener una relación o un compromiso, la cosa es que es solo una manera de evitar vivir al cien, pues amar, tener una relación es parte de vivir. Aun así, yo pienso que estoy mejor a solas, enfocado en lo que debo sin distracciones y si alguien que me complique la vida, en vez de aportar. Porque bueno, como mi experiencia fue de que me restaron en vez de sumar, pues entonces yo doy por sentado que así será. Y bueno, si me quiero dar chance en algún momento a abrirme a alguien, debe ser sabiendo que lo pasado es pasado y que no todo es igual, y si no quiero, pues tendré que saber que me perderé de ese maravilloso sentimiento que se puede crear y construir día a día cuando encuentras en el camino a la persona que Dios creó para ti. Así que elijo estar alerta, no decir que no, pero tampoco irme de trompas a la primera. Como bien señala la sicóloga Cahue en el mencionado periódico, la mayoría de la gente ahora se compromete casi al conocerse y eso provoca el truene casi garantizado de una relación.

Ciara Molina García, licenciada en Psicología por la Universidad de Barcelona y máster en Dirección de Recursos Humanos, comenta que: "en principio el miedo no es algo negativo, se trata de un mecanismo de defensa que crea nuestra mente cuando percibimos una situación de riesgo. Ahora bien, cuando la situación de supuesto riesgo se produce ante un estímulo positivo, se trata de un miedo irracional y éste siempre tiene como base una inseguridad".

Ahí está el detalle, como diría Cantinflas (ahora que está de moda por la película ;)). La cosa es que no podemos tener miedo de algo que nosotros creamos, porque nos limitamos, estamos bloqueando para poder recibir lo bueno que la vida tenga para nosotros. La cuestión es entonces no entregar el "Tesorito", como diría Laura León, de una vez, es decir, ir paso a paso, no establecer una relación así como porque aparecen corazones cada vez que vemos a alguien, sino estar conscientes de todo lo que hay detrás, delante, al norte y al sur de esa persona.

La especialista sostiene: "digamos que nosotros nos hemos creado una especie de burbuja de bienestar, a nuestro modo y semejanza. El miedo aparecerá cuando vemos peligrar dicha burbuja, es decir, cuando creemos que va a producirse un cambio que pueda desestabilizar nuestra seguridad. Si consideramos una relación como algo que nos quita (pérdida de intimidad, compartir tiempo de descanso, estar al pendiente del otro, etc.) y no que nos aporta (amor, compañía, bienestar, etc.), entonces es cuando aparece el miedo".

En su libro "Emociones expresadas, emociones superadas", Molina dice que quienes temen al compromiso o al amor, "suelen ser personas que tienen dificultad en la toma de decisiones, y que le dan muchas vueltas al hecho de irse a vivir con la pareja, casarse o tener hijos. También son personas que tienden a querer tenerlo todo controlado, porque así se sienten más seguras, o presentan dificultades para expresar sus emociones abiertamente. O son personas que se sienten inseguras consigo mismas". Haga de cuenta que están dando una radiografía emocional de un servidor.

Lo bueno es que como dice Vianey Torres, de www.elartedesabervivir.com, hay solución: "darnos cuenta que tenemos el conflicto, es el primer paso; aunque suene trillado, es verdad que asumir lo que sentimos y por qué lo sentimos; y ése es en verdad el inicio de un cambio de actitud ante la vida; de igual manera podemos hacer conciencia de que, abrirnos hacia los otros no es un signo de debilidad, sino una prueba de amor, que a través de esta apertura podemos amar y ser amados, y que, por supuesto, merecemos gozar de las bondades que el amor nos brinda. El amor ha regido el mundo por siempre, es lo que nos mantiene vivos y que, a su vez, todos podemos formar parte de las manifestaciones de éste, reconociendo, atreviéndonos y permitiéndonos vivir un amor grande y sano".

Si estás en la misma situación mía no te digo que corras y te lances a la primera persona que veas y le propongas una relación, más sí que analices por qué te estas negando al amor y de ahí puedas abrirte, si lo deseas, y si no, pues bien dicen que hay que vivir y dejar vivir y pues que a los solteros (hasta nuevo aviso) nos dejen felices viviendo así.

Y recuerda: ¡a sonreír, agradecer y abrazar tu vida!

¡Gracias por existir, compartir y estar!

En Twitter, @ChrisBarquero.

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