8 pasos para reducir el ritmo apresurado de tu vida

El culto a la velocidad nos está ganando la partida a muchos. Llevamos una vida acelerada, un vida llena de complicaciones, de estrés, de exigencias...
This post was published on the now-closed HuffPost Contributor platform. Contributors control their own work and posted freely to our site. If you need to flag this entry as abusive, send us an email.
Portrait of a businesswoman holding an alarm clock
Portrait of a businesswoman holding an alarm clock

El culto a la velocidad nos está ganando la partida a muchos. Sin darnos cuenta o siendo consciente de ello, la mayoría en algún momento (o todavía), llevamos una vida acelerada, un vida llena de complicaciones, de estrés, de exigencias, de camino hacia el éxito u obtener lo que deseamos, tanto material como profesionalmente, que el acelere nos gana.

Frases como "El tiempo es oro", "Al que madruga Dios le ayuda", "No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy", "El tiempo y su pésima costumbre de pasar lento cuando quieres que pase rápido", "No pierdas el tiempo", "El tiempo apremia", "No tengo tiempo", están a la orden del día y las hemos hecho nuestras. Son creencias sobre las que actuamos y decidimos. Desde que despertamos, lo primero que vemos es el reloj para saber si "estamos tarde" o "tenemos tiempo".

Vivimos en un mundo de prisa en el cual no es fácil ir más despacio. Sin embargo, es conveniente. De hecho, en el mundo existe un movimiento llamado Slow, que propone y justifica la lentitud como un método de vida. Ahora bien, no es que vayan en contra del crecimiento o que proponga el ocio, sino que, según ellos y como dijo el revendo Gary James en uno de sus discursos, la vida "requiere momentos de esfuerzo intenso y ritmo apresurado, pero también necesita una pausa de vez en cuando...., un momento sabático para determinar el rumbo que estamos siguiendo, la rapidez con la que queremos llegar a nuestro destino y, lo que es más importante, por qué queremos ir ahí".

Se trata de dejar ir en automático. A veces la gente va con prisa por las calles, simplemente por costumbre o porque los demás lo hacen.

El máximo embajador del movimiento Slow es el periodista premiado, escritor y conocido orador en conferencias de TED, Carl Honoré.

Sus libros, "Elogio de la lentitud" y "Bajo presión (Educación Slow)" han sido traducidos a más de 30 idiomas y han estado en las listas de mejores ventas en muchos países. El último libro de Carl, publicado en el 2013, es "La lentitud como método". Este explora cómo resolver problemas en diferentes áreas de la vida (los negocios, la política, la salud, relaciones...) sin optar por soluciones rápidas superficiales y de corto plazo.

El autor explica en sus libros que hay un antes y un después en la vida de quien vivir más lentamente, pues, en su caso --que yo creo que es el de muchos-- siempre trataba de hacer cada vez más y más en menos tiempo.

Honoré dice que existen muchas razones por las que vamos demasiado rápido, por ejemplo:

  • Una de las principales causas es que la velocidad es divertida, atractiva, sube la adrenalina. Es como una droga y nos hemos convertido en adictos a ella.
  • Otra causa del acelere de la vida es la codicia, pues la mayoría lo queremos todo. Tanto consumir como experimentar.
  • No podemos dejar de lado que la vida es tan corta que deseamos hacer de todo y experimentar todo antes de irnos.
  • Una causa muy frecuente es que en nuestros oficios profesionales nos conducen a trabajar más rápido y más tiempo.
  • Actualmente estamos rodeados de aparatos que permiten y nos animan a hacerlo todo más y más rápido y además tenemos tanto miedo de perder el tiempo que nos apresuramos a llenar cualquier momento libre con actividades.

La buena noticia es que Carl, tanto como muchos otros dedicados al tema, han demostrado que desacelerar es posible. El primer paso es dejar de intentar hacer demasiado, hay que hacer menos, y de esta manera darle prioridad a lo que realmente es importante. "Cuanto menos haga, menos presión habrá por ir rápido", dice el autor.

"Reducir la velocidad, un esfuerzo que vale la pena, aporta calma al interior. Disminuir la velocidad elimina el estrés constante que provoca la falta de tiempo suficiente. Nos permite descansar y recargar nuestro cuerpo y mente. Mejora nuestra dieta y el medio ambiente en que vivimos y fortalece nuestras relaciones y colectividades. Provoca la mirada interior y hace surgir las preguntas más vitales: '¿Quién soy yo?' y '¿Cuál es mi papel en el mundo?'. Encontrar las respuestas trae mayor profundidad y significado a la vida resultando en una sociedad más cohesionada en la que la gente se interesa por el bienestar de los demás. Además, reducir la velocidad nos permite ser más eficientes", ha comentado el autor sobre su propuesta para cambiar el chip.

"El ser humano necesita momentos de silencio y de soledad; para descansar y recargar; pensar profundamente y de manera creativa; para mirar hacia dentro y enfrentarse a las grandes preguntas: '¿Quién soy yo?', '¿Cómo encajo yo en el mundo?', '¿Cuál es el significado de la vida?'. No se puede soñar o reflexionar cuando la mente está ocupada leyendo el nuevo mensaje de Whatsapp o si es el momento para un tweet fresco", agrega Honoré.

¿Quieres empezar ahora mismo a bajarle unas rayitas a la intensidad de tu vida y disfrutar de una vida más plena? Pues a continuación te comparto los 8 consejos de Carl Honoré para que empieces a desacelerar tu vida:

  1. No dejes que tu agenda te gobierne. Muchas cosas que te planteas ahora se pueden postergar. Prueba y verás.
  2. Cuando estés con tu pareja y tus hijos o con tus amigos, apaga el celular.
  3. Tómate tiempo para disfrutar de la comida. Comer apurado genera males digestivos y si la comida es buena y está bien sazonada, no la apreciarás como se debe. Este es uno de los placeres de la vida, no lo arruines.
  4. Pasa tiempo a solas contigo mismo, en silencio. Escucha tu voz interior. Medita sobre la vida en general. No tengas miedo al silencio. Al principio te será difícil, luego notarás los beneficios.
  5. No te aturdas con ruidos o mires la televisión como si fueras una medusa petrificada. Escucha música con calma y verás que es bellísima. No te quedes frente al televisor porque sí.
  6. Escribe un ranking de prioridades. Si lo primero que escribiste es trabajo, algo anda mal, vuelve a redactarlo. El trabajo es importante y debemos hacerlo, pero medita y notarás que no es lo más importante de tu vida.
  7. No creas eso de que en poco tiempo das amor. Escucha los sueños de la gente que amas, sus miedos, sus alegrías, sus fracasos, sus fantasías y problemas. Es una estupidez pensar que se puede amar una hora por día y basta con eso.
  8. No creas que tus hijos pueden seguir tu ritmo. Eres tú quien debe desacelerar e ir al ritmo de ellos. Recuerda que la conversación y la compañía silenciosa son los medios de comunicación más antiguos que existen.

El virus de la prisa es una epidemia mundial. Si lo has contraído, trata de curarte. Te recomiendo leer cualquiera de los libros de Carl, pues lo que te he compartido es apenas una pequeña probadita de lo que puedes aprender.

Y recuerda: ¡a sonreír, agradecer y abrazar tu vida!

¡Gracias por existir, compartir y estar!

Popular in the Community

Close

What's Hot