Entender por qué uno hace planes y la vida te da otros

Típico: hacemos planes y la vida nos cambia inesperadamente la jugada. Es entonces cuando, por lo general, pensamos que cada vez más nos alejamos de nuestras metas...
This post was published on the now-closed HuffPost Contributor platform. Contributors control their own work and posted freely to our site. If you need to flag this entry as abusive, send us an email.

Típico: hacemos planes y la vida nos cambia inesperadamente la jugada. (Inesperadamente para nosotros, porque ya estaba escrito que así sería.) Es entonces cuando, por lo general, pensamos que cada vez más nos alejamos de nuestras metas, sean profesionales, personales, económicas, materiales, sentimentales.

Hace unos meses me informaron de un cambio en las funciones en uno de los cinco trabajos que tengo. La noticia me cayó más helada que el agua con hielo del famoso reto de la cubeta. Aún con toda la teoría y demás que me decía, que lo importante es cómo reaccionamos ante lo que nos sucede y no lo que nos sucede en sí, mi parte humana me dominó. Por algunos días, ante tutores, mentores y consejeros, hice berrinche, me ofusqué, me enfurecí y no encontraba salida ni razón de que lo sucedería. Me dediqué a ver solo lo que NO. Han pasado ya esos meses y recién tuve que asumir esas nuevas responsabilidades. Afortunadamente e inesperadamente ahora, con la actitud que debo. Entendí que como todo pasa para algo, esto para es bien y en vez de alejarme de mi meta, me ayuda a acercarme y entender qué no quiero en mi vida.

Entendí que el cambio de planes es simplemente para fortalecernos y pulirnos, para llegar con más carácter a donde deseamos y poder permanecer en eso que anhelamos y no sea efímero. Sí, las personas con las que tenemos que vivir y convivir que nos "complican" la vida (que no son más que maestros de nuestra con un gran sentido en nuestra existencia, más que de ofuscarnos), háblese de un jefe, un vecino, una pareja, un compañero de trabajo, de estudio, las situaciones que debemos de enfrentar y demás; siempre son para bien. Para pulirte, fortalecerte y hacerte crecer, para prepararte para lo que deseas.

Hay quienes llegan para que nosotros comprendamos que debemos desarrollar la paciencia, la tolerancia, el respeto, humildad, bajarle al estrés, al ego... En fin, que debemos de cambiar algunas de nuestras conductas para poder llegar a recibir la meta o el deseo de nuestros corazones. Sin embargo, la mayoría de las veces, nosotros deseamos y pedimos que esas personas sean las que cambien y pocas veces nos detenemos a ver que están en nuestra vida para que seamos nosotros los que cambiemos.

Es así como entendí por qué uno hace planes y la vida te da otros. La vida te pule, te fortalece. Te los da, para que llegues preparado a eso que deseas y por lo que estás luchando. La cuestión es como tú lo tomes, porque si te quedas dando vueltas a la montaña, la vida te va a presentar la lección hasta que realmente la aprendas, mientras que si entiendes para qué está sucediendo algo que no tenías planeado o para qué llegó alguien que te hace sentir la vida de cuadritos y aprendes, estarás más preparado para llegar a donde debes. Esto es algo así como lo que cuentan en la Biblia, que el pueblo de Israel (creo) duró 40 años en lo que debía durar 11 días.
Siempre vamos a llegar a lo que deseamos o a algo mejor, sin embargo, nosotros somos los que elegimos cuánto nos demoramos. A veces creemos que somos quienes le damos las instrucciones a Dios, la luz, la energía, la vida, cuando es todo lo contrario.

Así fue como de ofuscarme, atribularme y hasta deprimirme por lo que se me veía encima, de pronto entendí que sí, que quizás la vida me puso algo que no estaba entre mis planes y quizás de pronto no lo sentí muy agradable, sin embargo, luego caí en cuenta de que mi meta no cambia y que todo lo que sucede ha sido quitarme carga, aligerarme de peso emocional, sacudirme de algunas personas que eran mi responsabilidad y yo elegía me quitaran la paz y, de esta manera, al viajar más ligero, poder avanzar todavía más hacia mi meta.

Es básico: pase lo que pase, haya que modificar estrategias o tengamos lidiar con lo que no teníamos planeado, no podemos perder de vista que eso que sucede es temporal, que esa situación o persona no estarán siempre en nuestra vida y que nosotros debemos modificar todo lo necesario para poder llegar a donde queremos.

Pase lo que pase es vital no perder la vista en nuestra meta, no perder el sentido la capacidad la emoción y el entusiasmo por nuestras metas. Que si tuvimos que tomar otro camino, simplemente es eso, que hay varias rutas por las cuales podemos llegar y que a lo mejor tenemos que hacer estaciones para dejar en ellas situaciones, curar heridas y sentimientos y poder avanzar en nuestro camino más ligeros, con menos peso y con más oportunidad. Tal vez no era la ruta trazada en el mapa y no era el tiempo que creímos, sin embargo, llegaremos.

Siempre podemos tener un plan B, C, D y Z, lo importante es nunca dejar de insistir en nuestras metas por más que creamos que nos estamos alejando de lo que deseamos, pues si en realidad es un deseo de nuestro corazón -- que fue ahí puesto desde antes de nacer para que nosotros realicemos --, si es nuestro propósito de nuestra vida, entonces no podemos abandonar.

No podemos quitar el dedo del renglón de nuestras metas de nuestro objetivo final no importa lo que pase, no importan las situaciones que la vida nos ponga sortear , en medio del camino a veces es necesario detenernos para resolverlas esas situaciones inmediatas que van sucediendo, sin olvidar que, aunque ya estamos haciendo una pausa, nuestra meta, nuestro gran objetivo final ahí está ¡y nos está esperando!

El punto no es salir corriendo de un trabajo porque nos desespera o por un jefe que no soportamos, que no tiene criterio, abandonar una relación y hasta pedirle a Dios que cambie a esa persona, en vez de a nosotros, escabullir una situación imprevista, el punto es que nosotros debemos cambiar, entender ¿para qué esas personas o situaciones están en nuestra vida? Y hacerlo, avanzar, para no tener que repetir la lección varias veces y poder llegar a donde deseamos. Todos tenemos áreas en las que debemos trabajar antes de lograr lo que realmente está para nosotros y deseamos, pues cuando no las trabajamos, sanamos, fortalecemos, se convierten en límites para esas bendiciones que son nuestras.

No permitas que nada ni nadie te haga perder la confianza, la seguridad y valía que hay en ti.

No te quejes, no trates de evadir lo que la vida te pone por delante, todas son oportunidades para crecer.

Y recuerda: ¡a sonreír, agradecer y abrazar tu vida!

¡Gracias por existir, compartir y estar!

Popular in the Community

Close

What's Hot