Piensa en todo lo que tienes y no en lo que te falta

El corazón del ser humano es insaciable: entre más tiene más quiere. Y aunque la ambición llevada a la acción en el buen sentido nos empuja a buscar los caminos para obtener avances económicos, materiales, profesionales y personales...
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Woman sitting by the Saint-Lawrence River, looking at Montreal with a Smile. The Jacques-Cartier bridge can be seen behind.
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El corazón del ser humano es insaciable: entre más tiene más quiere. Y aunque la ambición llevada a la acción en el buen sentido nos empuja a buscar los caminos para obtener avances económicos, materiales, profesionales y personales, la mayoría de personas tendemos a enfocarnos en lo que todavía no tenemos, en vez de agradecer lo que sí es parte de nuestra realidad, decisión que nos sofoca hasta el cuello y nos deja sin aliento al estar cuestionándonos cómo le vamos a hacer para cubrir lograr todo lo que anhelamos y creemos que merecemos, atribulándonos de tal manera que la ansiedad, angustia y hasta desesperación o frustración se adueña de nuestras vidas.

Todos necesitamos ropa nueva. Casi todos gastamos más dinero del que ganamos. Quizás consideramos que podríamos tener un mejor trabajo. Tal vez la casa en la que vivimos no es la más cómoda y que deseamos una mejor o está tan vieja que queremos arreglarla o comprar, construir una nueva. Los hijos necesitan educación y queremos la mejor para ellos, a un costo que no sabemos de dónde sacar para pagar. Quizás el carro que tenemos ya no funciona o simplemente nos queremos uno nuevo... Todas estas cosas son problemas cotidianos en los que pasamos mucho tiempo pensando ansiosamente. ¿A poco no? Y, claro está que el nivel de nuestra ansiedad acerca del provenir, inevitablemente nos lleva a un estado de estrés, pensando con afán en el cómo o de qué voy a vivir mañana. (Como si tuviéramos un contrato firmado que nos asegura que mañana vamos a estar, sin ser negativo, más sí realista.)

Curiosamente pensaba en el pasaje que tan conocido que nos muestra que si los pájaros, que vuelan por el aire libremente, sin sembrar ni cosechar, sin acumular de lo que tienen no se preocupan y siempre la vida les provee de comida, para qué afanarnos nosotros cuando, si miramos atrás, muchos deberíamos estar dando gracias porque todo lo que hemos deseado poco a poco se ha ido resolviendo y manifestando en nuestro camino.

Deberíamos ser como las flores, no se preocupan por el futuro, ni lo hacen por el pasado. No codician riqueza, honor, fama ni ganancia. No se preocupan por su apariencia ni por su alimentación. Existen en paz, simplemente como una parte más de la creación maravillosa. Resisten todas las estaciones y siempre se mantienen hermosas, sin afán.

Las personas nos preocupamos en extremo por lo que supuestamente mejoraría o resolvería nuestras vidas, tanto, que cuando llegamos a obtenerlo, las esperanzas de felicidad que habíamos cifrado obtendríamos al tener lo deseado no nos llenan y entonces empieza la frustración porque queremos algo mejor. Y es que si no tenemos la conciencia de que lo material es tan solo facilidad, comodidad para llevar una vida más placentera en este plano terrenal y en vez de ello le damos la prioridad de que gire todo en torno a, estamos perdidos, pues por todo lado recibimos mensajes que nos dicen: "si no tienes esto, no eres nadie; si no tienes esto no estás a la moda; si no tienes esto no estás en nada". Porque definitivamente son demasiados los mensajes que recibimos de la publicidad que nos pone a desear un estándar de vida que es casi imposible para la gran mayoría de los habitantes del planeta y es cuando muchos prefieren empeñar su tranquilidad con tal de saciar sus "necesidades".

Esto sucede en todos los aspectos, hasta cuando vemos programas de televisión. ¿A poco no la señora que está viendo la telenovela y al ver en su casa al marido que tiene quisiera tener uno como el protagonista de la trama?... por dar un ejemplo sencillo. ¿O la chica que ve el video musical de su artista favorita se obsesiona con su estrella, cómo viste, cómo se comporta, cómo habla, su estilo de vida y quiere ser como ella? Estamos llenos de mensajes por todo lado, que nos hacen compararnos y aparecer la frustración inmediata, pues sentimos un vacío al no tener lo que otros tienen. Casi es como cargar un saco de cemento al hombro subiendo una cuesta.

Para evitar la angustia y frustración respecto a lo que nosotros asumimos deberíamos de tener, es necesario entender que en este momento, aquí y ahora tienes todo lo necesario para vivir la vida que sueñas, depende de ti verlo así, agradecer y seguir la búsqueda, la lucha, por todo lo que deseas. Como bien dicen: aprecia lo que tienes, antes de que el tiempo te enseñe a apreciar lo que tenías... Porque además si con todo lo que tienes actualmente no eres feliz, con lo que supuestamente te falta tampoco lo serás.

Imagínate que tan solo el 25 por ciento de la población mundial tiene la bendición de poseer un techo donde vivir, qué comer y contar con un trabajo estable. Si tienes eso, en vez de estar pensando en lo que no tienes y quizás ni te hace falta, deberías de estar agradeciendo.

Si miras y agradeces lo que tienes, lo tienes todo, de este modo pensamientos como: no me alcanza, qué haré, no veo salida para esto, cómo voy pagar tanto, por qué a mí no y demás, desaparecerán. Y también todos los sentimientos que crean tales pensamientos negativos.

Date cuenta que puedes lograr lo que deseas, pero agradece primero y luego de eso te pregunto: ¿qué has estado haciendo tú para lograr lo que deseas? Tanto en el aspecto personal, sentimental, laboral, material y demás.

¿Qué quieres hacer?, ¿qué quieres?, ¿hasta dónde quieres llegar?, ¿para qué lo quieres?, ¿para que lo quieres hacer?, ¿cómo lo vas a hacer?, ¿cuándo y donde lo vas a hacer?, ¿con qué o quién lo vas a hacer? Antes de quejarte y angustiarte, acciona, traza un plan contestando las interrogantes anteriores. Además te cuestiono: ¿cuántas veces al día recuerdas que eres todo, tienes un tesoro dentro para conseguir lo que deseas?

No te quejes por lo que tienes si no estás dispuesto a luchar para cambiarlo o si no has hecho nada por cambiarlo. Deja el afán por lo que no tienes y crees que teniendo te hará feliz, descubre la felicidad con lo poco, mucho, nada o cantidad que tengas, que además esas perspectivas cambian de acuerdo a la visión emocional y perspectiva afectiva sobre lo material de cada quien. No es lo que tienes en el bolsillo lo que te hace más rico, sino lo que llevas en el corazón. ¿Acaso vale la perdida de la paz interior y tanto afán por algo que no te vas a llevar cuando abandones este traje llamado cuerpo donde habita tu alma? Recuerda que No es cuanto tienes, sino cuánto valoras, disfrutas y compartes lo que tienes, lo que te da felicidad. Como bien dijo San Agustín: "da lo que tienes para que merezcas recibir lo que te falta". ¿Qué le das a la vida a cambio de tanto que pides? ¿Qué haces por los demás, por ti mismo, por tu familia, tus compañeros de trabajo?

Aprende a ser feliz con lo que tienes, mientras persigues todo lo que quieres, con el solo hecho de respirar, de que tu corazón pulse cada día para que sigas escribiendo tu historia, ya posees una gran fortuna. Toma en cuenta, además, que en la vida, no siempre podemos tener lo que queremos, pero siempre tendremos lo que merecemos. Lo justo y necesario para vivir dignamente. No seas conformista tampoco, que a esta vida vinimos a dar el mejor esfuerzo en todo y todo lo merecemos. Claro, el hecho de que te lo merezcas no quiere decir que vayan a dártelo. Tienes que salir y luchar por ello. . Después de todo, no podemos dejar a los hijos o la familia sin alimento, ni dejar de tener un techo digno. Tenemos que hacer pagos de hipoteca y manejar un carro seguro. Tenemos que procurar un mejor ambiente de trabajo y ganar bastante dinero para poder sobrevivir.

Recuerda cuando éramos niños, no nos preocupábamos por el tiempo ni el espacio. No nos interesábamos en la riqueza ni en los logros materiales o en el éxito profesional. No nos sentíamos ansiosos acerca del futuro ni del pasado; nuestro universo consistía en el momento presente. Estábamos en un estado de inocencia y paz. Vive el presente, suelta el futuro que no ha llegado, soluciona cada día lo que se ponga en frente y ve, poco a poco dando pasos, sin afanarte, hacia tus metas.

No sabemos cuáles son los planes que Dios, --la vida, el universo, la energía, la fuente o como le quieras llamar a un ser superior a ti-- tiene para nosotros. Solamente sabemos que Su manera de actuar no es como la nuestra; pero Sus maneras son siempre las mejores.

¡Y recuerda: a sonreír, agradecer y abrazar la vida!

Sobre todo: ¡a Vivir, gente! VIVIR.

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