No pagues con la misma moneda; ¡siempre entrega un billete más grande y déjales el cambio!

Pagar con la misma moneda solamente contribuye a que una situación se agrave, sea más estresante y nada gratificante...
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perdonar

Bien dicen que "ojo por ojo y el mundo acabará ciego". No pagues con la misma moneda; por lo contrario, ¡entrega un billete más grande y déjales el cambio! Pagar con la misma moneda solamente contribuye a que una situación se agrave, sea más estresante y nada gratificante. Ayuda a que te ofusques y no veas el panorama con la claridad necesaria, a decir cosas de las que luego te arrepentirás o actuar de una manera que luego lamentarás.

Lo que sucede no se arregla tramando venganza. Recordemos que somos co creadores de nuestra vida y que todo es consecuencia de las buenas o malas acciones realizadas en el pasado más o menos inmediato. Así que antes de planear una revancha o cómo te las van a pagar, enfócate en analizar internamente para qué está sucediendo esa situación, que quiere la vida que aprendas de ella y sobre todo, qué hiciste para que llegara a tu vida. Comprende la manera, en que eso puede influir positivamente en tu vida. Usa toda esa energía para, en vez de planear devolverle a la persona su merecido, crear situaciones favorables. Perdona, ama, suelta.

Cuando una persona nos hace algo, SIEMPRE tenemos la posibilidad de elegir si actuar como ellos, queriendo demostrar que tenemos la razón, desgastándonos tratando de convencerles de que nuestro punto es la única y absoluta verdad o bien, tenemos la oportunidad de respirar, tomar aire y analizar por qué esa persona está actuando de la manera que lo está haciendo o la vida nos está presentando determinada situación, para que consideremos qué estará pasando por su mente para que reaccione, diga o conduzca de la manera que se está comportando.

Cuando evitamos caer en el juego de los demás, analizando por qué están queriendo tirar toda su basura en nosotros, es porque estamos convencidos y conectados con nuestro motor interno, el amor, que es la fuerza universal, la cual nos debe mover y que, claro está, tiene un poder más grande que cualquier situación o persona. Somos nosotros quienes elegimos cómo reaccionar.

Toma siempre en cuenta que la vida es como un espejo. Pronuncia palabras bondadosas a un espejo y éste te dirá lo mismo. Maldice un espejo y la imagen te maldecirá. El Creador, Dios, la Fuente, el Universo, la Vida, no impone un castigo o se levanta para juzgar a nadie. Son nuestras propias acciones las que regresan a nuestras vidas como reflejos regresando desde un espejo cósmico.

Es eso que muchos llaman karma y que asocian con castigo o fatalidad pero que si analizamos bien y actuamos adecuadamente podemos darle un giro muy benéfico a nuestra vida y aprovechar para que ese boomerang traiga de regreso muchas satisfacciones y cosas buenas.

Como te he comentado en blogs anteriores, todo pensamiento produce efectos que recaen sobre nosotros, ya sea como bendiciones, como golpes o como pérdidas, dependiendo del móvil causativo del pensamiento original. Entonces antes de actuar, debemos tener muy claro que qué vamos a pensar, decir, hacer.

Leyendo un artículo del doctor José Luis Cabouli, él menciona: "igual que un boomerang, las fuerzas que nosotros mismos ponemos en movimiento, ya sea con el pensamiento o con nuestras acciones, tarde o temprano vuelven sobre nosotros mismos. Aquí no hay castigo, aquí no hay fatalidad. De hecho, estamos disfrutando o padeciendo por nuestras acciones del pasado, ya sea de ésta o de otra vida. Todo pensamiento produce efectos que recaen sobre nosotros, ya sea como bendiciones, como golpes o como pérdidas, dependiendo del móvil causativo del pensamiento original. En la medida en que comenzamos a comprender las cosas que nos suceden, como viniendo de nosotros mismos, aceptando la responsabilidad que nos toca en el origen de ellas, comenzamos a tener un mayor control sobre nuestro destino". Más claro, ni el agua.

El especialista añade que "si seguimos creyendo que las cosas simplemente nos pasan por azar o por mala suerte; si seguimos viendo a los otros como los causantes de nuestras desgracias, el karma seguirá actuando en contra de nosotros. Aceptar la posibilidad de que, en algún momento del pasado, yo fui el generador de lo que me está sucediendo, hace que la fuerza se equilibre y se detenga en su accionar".

La clave es, entonces, tomar la responsabilidad sobre lo que origino en mi vida, y antes de cualquier acción independiente o en respuesta a una situación creada por alguien o varios, es mejor considerar cómo vamos a proceder, ya que al final todo se nos devuelve y más allá de eso, no es pagar con la misma moneda nuestra mejor opción.

Lo que se espera de nosotros es que rectifiquemos o reparemos nuestras acciones pasadas. Lo mejor, en todo caso, es que tengamos conciencia al proceder, para así ni llegar a tener que rectificar.

Me contaba una amiga, quien es una cantante bien conocida, que en una ocasión estando de gira, la persona encargada de iluminación le dijo que abandonaba el puesto horas antes de iniciar un concierto y con varias fechas en diferentes lugares pendientes. Ella le dijo a su equipo que por favor, como el señor estaba abandonando su trabajo, que firmara una carta de renuncia para respaldarse, pero él no quiso. Poco después se vio envuelta en un proceso legal, en el cual el susodicho la demandó y se presentó con testigos falsos y se convirtió en un desgastante juicio, en el cual, al final, ella obtuvo la razón por parte del juez. Tiempo después, una empresa la contrata para hacer varios conciertos y le dicen que para la iluminación solo había una persona disponible y era precisamente quien la había demandado. La empresa que organizaba los conciertos desconocía la situación legal por la que ella había pasado gracias a esta persona y cuando ella les comenté sobre lo sucedido ellos dijeron que buscarían a alguien más para que hiciera ese trabajo. En ese momento, como el señor estaba afuera esperando para ser contratado (pues le habían convocado a una reunión para enterarse de una vez de todos los detalles de la producción) ella les dijo que pasara el señor a la oficina (y la mayoría, claro está, esperaban que simplemente fuera para pegarle una buena gritada y decirle sus cuatro cosas). Cuando ella tuvo en frente al señor lo saludó y le dijo: "acá estamos de nuevo y el trabajo es tuyo." Para algunos, fue bofetada con guante blanco, pero si lo vemos de otro modo fue una gran demostración de perdón y de cómo no pagar con la misma moneda, aún cuando el universo le dio la posibilidad en bandeja de plata.

Sin afán religioso, yo consulto: ¿acaso el maestro Jesús, quien era el hijo de Dios en la tierra, no les lavó los pies a los discípulos cuando eso era un trabajo humillante en aquella época y además sabiendo que uno de ellos lo iba a negar y otro lo entregaría? Él podía hacer lo que fuera, sobre todo porque tenía la ventaja de lo que iba a hacer y Él dio el ejemplo.

Cuando trabajaba en el noticiero líder en mi país despidieron a una persona con quien yo hacía mancuerna. Para ser honesto, yo llevaba toda la carga laboral de ese segmento y siempre los compañeros me decían que por qué me dejaba. Un día le despidieron y lo manejaron como que esa persona había renunciado. Los directores me pidieron discreción al respecto, además de que me solicitaron no abandonar mi puesto ni dar declaraciones (ya que yo de inmediato renuncié pero no me dejaron ir) y que me hiciera cargo de todo el trabajo, pues sin preguntarme, habían enviado un comunicado a la prensa en el cual decían que yo me quedaría a cargo de todo. Esa persona trató por todos lo medios de desacreditarme, de echarme tierra y de decirle a los demás que yo había sido el responsable de su salida. Para mi fortuna yo no tuve que abrir la boca y como a la mayoría de compañeros les había tratado mal o hecho de las suyas, fácilmente hubo quien se encargara de divulgar afuera la realidad de lo acontecido y todo se vino en su contra, porque era su "verdad" contra la de muchos respetables colegas. Pero ahí no acaba el asunto, esa persona llegó a una de las empresas para las que yo trabajo acá en México antes de que yo recibiera la invitación de venirme a vivir a tierra azteca. Cuando se enteró, envió un correo para desacreditarme y además decir que ni se les ocurriera ponerme en su camino. Esa persona ya no está en la empresa.

Hace unos años una periodista de una revista de Miami, que estaba investigando sobre esa persona, me contactó para decirme que si le podía contar mi versión de los hechos ocurrido en Costa Rica porque sabía que esa persona había tratado de desacreditarme y que deseaban desenmascararla. Lo dije de corazón y mantengo mi deseo, sin embargo, la periodista me decía: ¿pero usted pretende ser la Madre Teresa o qué? Era mi oportunidad para desacreditarle y evité hacerlo. Honestamente no iba a dar pie a crear una situación que se me devolviera. Es mejor cortar esas cadenas.

Y es que tal y como dice el líder espiritual de la Kabbala, Yehuda Berg, el simple hecho de "hablar mal de alguien puede parecer inofensivo al momento, pero es una ley espiritual el hecho de que recibiremos de regreso aquello que damos. Las palabras negativas crean energía que nos sigue y puede crear caos en nuestras vidas. Al resistir el deseo de hablar de manera negativa, el universo reaccionará de la misma manera y te tratará con misericordia".

Ahora imagínese cuando la venganza va más allá de hablar de alguien...

Del mismo modo, si ya hemos hecho sufrir a alguien, que a todos nos ha sucedido, queriendo, sin querer o queriendo sin querer, podemos reparar ese sufrimiento contrarrestándolo con una actitud de servicio, ayudando o sirviendo a quienes hemos perjudicado.

Edgar Cayce decía que el alma siempre dispone de una alternativa: la Ley de la Gracia. Puede liberarse de las deudas acumuladas, dedicándose generosamente a hacer el bien a quienes son todavía más desgraciados. Corregir, reparar el efecto de nuestras acciones pasadas. Todo lo que se nos pide es que corrijamos nuestros errores, que reparemos el dolor o la ofensa causada a un semejante.

Lo que vivimos es consecuencia de nuestros actos, palabras, pensamientos. Así que en tus manos está la decisión de qué deseas que se manifieste en tu vida respecto a lo que haces con lo que los demás dicen o hacen en contra de ti.

Y recuerda: ¡Sonríe, agradece y abraza tu vida!

Sobre todo: ¡a despertar a la vida, gente! Para VIVIR.

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