No cargues con tus problemas por todas partes

Situaciones siempre van a existir y cuando no es por "x", es por "y". El asunto es saber controlar hasta dónde permito que dominen mi vida.
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En las últimas columnas he conversado de la importancia de tener claro que lo que nosotros hacemos no debe afectar a nadie más, en la medida de lo posible. Es decir, familia, amigos, compañeros de trabajo, pareja, hijos, padres. Lo mismo sucede con los famosos "problemas" tan protagonistas de la mayoría de nosotros los seres humanos.

Resulta que hay cantidad de personas que forman parte de una gran cadena que llevan y traen situaciones que cargan hacia los demás. Muchas veces el marido o la esposa llegan cansados del trabajo, en donde tuvieron un día de aquellos en medio de sus labores y con sus colegas, y empiezan a tratar mal a quienes habitan su hogar, generando una cadena de mal humor en todos, porque a alguien que tratan mal siempre, por lo general, va ir a buscar con quién desquitarse. Algunas veces con los hijos y con sus parejas, quienes a su vez, se enfadan y se desquitan con las señoras que colaboran en las casas con las labores de limpieza, comida y demás, que tienen que soportar que descarguen contra ellas, y eso que ya suficiente tienen con hacerse cargo de la casa. Estas señoras se desquitan con los demás y así sigue la cadena.

A propósito de este tema, hace unos días leí un pequeño cuento que llamado "El árbol de los problemas", y deseo compartirlo contigo pues puede ser una buena solución si eres de las personas que entra a la casa con toda la carga no tan positiva que generaste al convivir con tantas personas en tu día.

El cuento es breve y va más o menos así: "El carpintero que había contratado para ayudarme a reparar una vieja granja, acababa de finalizar un duro primer día de trabajo. Su cortadora eléctrica se dañó y lo hizo perder una hora de trabajo y luego su antiguo camión se negó a arrancar.

Mientras lo llevaba a casa, se sentó en silencio. Una vez que llegamos, me invitó a conocer a su familia.

Mientras nos dirigíamos a la puerta, se detuvo brevemente frente a un pequeño árbol, tocando las puntas de las ramas con ambas manos. Cuando se abrió la puerta, ocurrió una sorprendente transformación.

Su bronceada cara estaba plena de sonrisas. Abrazó a sus dos pequeños hijos y le dio un beso a su esposa.

Posteriormente me acompañó hasta mi automóvil. Cuando pasamos cerca del árbol, sentí curiosidad y le pregunté acerca de lo que lo había visto hacer un rato antes.

'Oh, ése es mi árbol de problemas', contestó. 'Sé que yo no puedo evitar tener problemas en el trabajo, pero una cosa es segura: los problemas no pertenecen a la casa, ni a mi esposa, ni a mis hijos. Así que simplemente los cuelgo en el árbol cada noche cuando llego a casa. Luego en la mañana los recojo otra vez'.

'Lo divertido es', añadió sonriendo, 'que cuando salgo en la mañana a recogerlos, no hay tantos como los que recuerdo haber colgado la noche anterior...'".

Honestamente yo ni recogería los "males" o "problemas" a la mañana siguiente, aunque sean menos, pero sí me encanta la idea de dejar todo fuera de mi hogar, así como hacen algunas personas que practican el que no puedes entrar a su casa con zapatos porque supuestamente cargas con toda la mala energía del mundo externo.

Situaciones siempre van a existir y cuando no es por "x", es por "y". El asunto es saber controlar hasta dónde permito que dominen mi vida y hasta dónde las dejo afuera para disfrutar de mi propia vida como me lo merezco.

De todos modos, como bien sabemos, las preocupaciones no van a solucionar nuestros problemas; preocuparse en exceso no conduce a nada, es algo inútil. Por ello, es muy importante romper esta tendencia a preocuparse por cualquier cosa y aprender a controlar estos pensamientos y sentimientos.

Leí varios tipos de actitud que tenemos ante las situaciones que enfrentamos, esas lecciones de aprendizaje que todos llaman "problemas". La psicóloga Trinidad Aparicio Pérez, las explica así:

--Actitud derrotista. Si pensamos que aquello que nos preocupa no tiene solución o que vamos a fracasar en el intento de solucionarlo, estamos reduciendo las posibilidades que tenemos de arreglarlo debido a nuestra actitud negativa y derrotista.

--Actitud positiva. Cuando pensamos que todo va a salir bien, nos sentimos confiados, seguros de nosotros mismos y, por tanto, convencidos de que hay solución a nuestros problemas. Esta actitud es garantía de un resultado exitoso y favorable a nuestros deseos, pues nos predispone a la lucha, a mantener una actitud activa y a no dejarnos llevar por el desánimo.

--Buscar soluciones. La mejor actitud ante las preocupaciones es buscar si aquello que nos preocupa tiene o no solución. Si la tuviese hemos de actuar activamente, buscando la mejor solución y si, por el contrario, estamos preocupados por algo inevitable que no se puede solucionar, entonces debemos asumirlo cuanto antes y no atormentarnos pensando constantemente en ello.

--Evitar anticiparnos. En ocasiones, nos preocupamos por hechos que pensamos que pueden ocurrir, pero que no están sucediendo. Nos adelantamos a los hechos y sufrimos como si realmente estuviese sucediendo cuando lo más probable es que nunca llegue a ocurrir. Ante estas circunstancias, la mejor actitud es huir de estos pensamientos y ocupar rápidamente nuestra mente en otros menesteres.

Tú eliges cuál de las actitudes tener ante las situaciones de la vida. Nadie te dice que evadas tus problemas, porque siempre van a estar esperándote a la vuelta de la esquina, más sí puedes elegir no cargarlos las 24 horas del día, total, si lo haces no vas más que angustiarte, afanarte y sin resolver, que es lo que se necesita siempre. Puedes colgarlos en el árbol que esté en la entrada de tu casa si es que existe o si no imagínate uno antes de entrar, en el cual cuelgas todo lo que no aporta a tu vida. Lo mismo en el trabajo, no te lleves los "problemas" de tu hogar al área profesional. Siempre busca en donde estés un árbol para colgar lo que no corresponde y que te significará una vida más plena.

Y recuerda: ¡a sonreír, agradecer y abrazar tu vida!

¡Gracias por existir, compartir y estar!

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