9 actitudes del jefe por las que renuncian sus empleados

Estas son señales de alerta para entender si estás siendo un buen jefe, o no eres tú, sino tu jefe, con el que no se puede trabajar.
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Businessman is sitting in office with his secretary and he is very angry at her because of something.
Businessman is sitting in office with his secretary and he is very angry at her because of something.

Sí, ser jefe está muy padre. Sobre todo cuando te has preparado académicamente y llegas a una posición de privilegio por tus méritos. Sin embargo, ese privilegio conlleva, por lo general, bastante peso, ya que no solo eres la cabeza de un equipo o departamento con una misión de aportar, hacer crecer y lograr metas u objetivos, sino que además, trabajas con seres humanos, con diferentes personalidades y mundos que tienen además de su chamba, un montón de cosas en sus cabezas que se llevan a la oficina y que sin poder impedirlo, influyen en la manera y eficacia laboral. Lo mismo ocurre con quien es el jefe; es inevitable que muchas veces, aunque no debería, las situaciones personales que vive influyan en el trato con el equipo y bueno, muchas actitudes en algunos casos ahuyentan hasta al mejor de los colaboradores (esos que en muchos lugares erróneamente llaman empleados).

Hace algún tiempo la revista Entrepreneur publicó 9 actitudes del jefe por las que renuncian los mejores empleados y hoy te las quiero compartir tal cual, pues estés en la posición de liderazgo o no, es bueno que las conozcas y como bien dicen, agarres para tu propio saco. En realidad son señales de alerta para entender si estás siendo un buen jefe o no eres tú, sino tu jefe, con el que no se puede trabajar.

1. Hacen que las personas trabajen más.
Cuando un elemento del equipo cuenta con habilidades particularmente destacadas, es muy tentador para los jefes caer en la trampa de delegar una mayor cantidad de trabajo sobre él, sin embargo, nada ahuyenta más rápido a los buenos colaboradores que el exceso de trabajo que suele recaer en ellos casi a modo de reconocimiento.

De esta forma, el exceso de trabajo en los colaboradores más talentosos puede resultar contraproducente. Una investigación de la universidad Stanford muestra que la productividad de estos miembros del equipo puede disminuir bruscamente aun cuando el tiempo de las jornadas laborales aumente.

Si necesitas incrementar la carga de trabajo a estos elementos, deberás cuidar que no se sientan ahogados en el proceso. Considerar la posibilidad de cambios de título, promociones y aumentos es fundamental para conseguirlo y evitar que estos talentos busquen un nuevo puesto que les ofrezca lo que merecen.

2. Jamás reconocen un buen trabajo.

Con frecuencia es sencillo subestimar el poder del reconocimiento, sobre todo con quienes tienen tanta pasión por su trabajo que parecen motivados casi intrínsecamente, no obstante, a todos nos agrada una palabra de aprobación cuando nos hemos esforzado al máximo por alcanzar un objetivo.

Los grandes líderes conocen la importancia de la retroalimentación y el reconocimiento para sus colaboradores, se comunican con ellos para conocer sus inquietudes y motivaciones individuales con el fin de recompensarlos por más tarde por un trabajo bien hecho.

3. No se preocupan por sus colaboradores.
De acuerdo con la publicación, más del 50% de las personas que abandonan sus puestos de trabajo se vieron influenciadas por una mala relación con su jefe. Es por ello que las empresas más inteligentes han capacitado a sus directivos para equilibrar el trato profesional y el aspecto humano, generar empatía con su equipo de trabajo e incluso apoyarlos en momentos difíciles. Los líderes que no logran generar conexiones con sus colaboradores tienen tazas mucho más altas de rotación de personal.

4. No respetan sus compromisos.
Hacer promesas a tus colaboradores te pone en la delgada línea que existe entre incrementar su índice de satisfacción laboral y por consecuencia su productividad, o verlos salir por la puerta para nunca regresar; así que procura cumplir con tus compromisos y hacerles saber que eres una persona digna de confianza. Después de todo, si el jefe no puede honrar sus promesas, ¿por qué lo harían todos los demás?

5. Ascienden a las personas equivocadas.
Los trabajadores comprometidos y talentosos buscan trabajar con personalidades afines, es decir, profesionales con habilidades igualmente destacadas que compartan sus objetivos y valores, faciliten el cumplimiento de su labor de manera eficiente y ayuden a estimular su desarrollo personal y profesional.

Los malos líderes ignoran estas necesidades, por lo que contratan o ascienden personal sin considerar estos factores clave, asignándoles tareas sumamente relevantes y generando un sentimiento de frustración entre sus principales estrellas; sensación que puede desencadenar una renuncia a corto o mediano plazo.

6. Son los peores enemigos de las pasiones.
Los trabajadores exitosos son apasionados, y proporcionarles las oportunidades necesarias para perseguir sus pasiones es fundamental para impulsar su productividad e incrementar su nivel de satisfacción laboral.

Muchos jefes consideran que lo realmente importante es la cantidad de actividades que sus trabajadores realizan, por lo que temen que su índice de producción se vea reducido si les permiten ampliar su enfoque para perseguir sus pasiones; sin embargo existen estudios que demuestran que el efecto de esta práctica en las motivaciones de los empleados es justamente el opuesto, ya que su compromiso con la organización crece.

7. No promueven el desarrollo de nuevas habilidades.
Algunos jefes suelen excusarse en la palabra "empoderamiento" para evitar dar una gestión adecuada a sus mejores talentos y no ofrecen retroalimentación de manera oportuna o impulsan el desarrollo de sus habilidades para guiarlos a nuevos horizontes.

Los grandes talentos buscan desarrollarse en espacios que les permitan expandir sus habilidades recibiendo retroalimentación de forma constante.

8. Limitan la creatividad.
Los colaboradores más talentosos tratan de mejorar todo lo que se pone en su camino. Limitar esta creatividad únicamente para mantener el estado de comodidad de sus superiores con el status quo hace que estas personas comiencen a odiar su trabajo. Frenar su deseo innato no sólo genera un sentimiento de frustración, también retrasa el desarrollo de sus habilidades y aquello que pueden ofrecer a la organización.

9. No suponen un desafío.
Los grandes jefes desafían a sus colaboradores a lograr cosas que parecen imposibles a simple vista en lugar de establecer metas mundanas; impulsan a las personas fuera de su zona de confort y hacen todo lo posible por ayudarles a tener éxito. Los grandes talentos se sienten atraídos por ello, por lo que si comienzan a sentirse aburridos, seguramente buscarán nuevos horizontes.

De pronto tu jefe es así ¡o tú eres así! ¡Aguas! Analízalo y hasta compártele con tus compañeros de trabajo o amigos.

Y recuerda: ¡a sonreír, agradecer y abrazar tu vida!

¡Gracias por existir, compartir y estar!

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