¡Aguas con los ladrones de energía! Que nadie te robe la paz...

Son ladrones de lo más preciado que tenemos: nuestra paz y tranquilidad. Les encanta succionar nuestra energía, y como frecuentemente no lo sabemos, les permitimos entrar y afectar nuestra vida. No existe mejor término para definirlos que "vampiros energéticos".
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nadie te robe la paz
Están por TODAS partes. Suelen ser compañeros de trabajo, de estudio, de nuestro círculo social, amigos cercanos, conocidos, parte de nuestra familia y hasta puede que se trate de nuestra pareja.

Son dependientes y conflictivos, manipuladores, controladores, egoístas y se especializan en desgastarnos con situaciones de vida que no podemos solucionar pero con las cuales llaman la atención y, al mejor estilo de los chupacabras, absorben nuestra energía, esa misma que tanto necesitamos para el diario vivir.

Son ladrones de lo más preciado que tenemos: nuestra paz y tranquilidad. Les encanta succionar nuestra energía y como frecuentemente no lo sabemos, les permitimos entrar y afectar nuestra vida.

No existe mejor término para definirlos que "vampiros energéticos".

Y es que consciente o inconscientemente hay personas a quienes les encanta aumentar sus reservas de energía, provocando el desgaste o agotamiento energético de los demás. Y a pesar de que la conversación o interacción con ellos pueda ser escaza, los efectos sobre la víctima pueden prolongarse durante varios días, provocando incluso, según estudios y textos que he leído en Internet: "mareos, estrés, tensión muscular, dolores de cabeza y náuseas".

Y, en el peor de los casos, cuando se trata alguien con quien lidiamos a diario o frecuentemente, pueden llevarnos "a la fatiga crónica, insomnio, irritabilidad, depresión e incluso desencadenar alguna enfermedad física".

Son varias las personalidades básicas de estos ladrones energéticos, reconocidas por los que estudian la materia.

Empiezo por citar a los "pobres de mí", quienes viven quejándose de sus problemas y desgracias, las típicas personas que basan su vida interpretando el papel de víctimas, siendo siempre pesimistas. Les encanta el llanto, el drama, para atraer -- por medio de la "lástima"-- la simpatía y consuelo de los demás. Son expertos en defenderse, dar excusas y hasta les da por "resolver" la vida de los otros. Eso sí, ellos no atienden consejo alguno y siempre debaten lo que los demás les dicen, para, al final, preguntar, qué deben hacer...

Por otra parte, encontramos a los intimidadores, aquellos que logran la atención de los demás a fuerza de gritos, exabruptos y amenazas. Son egocéntricos, su comportamiento puede ir desde dar órdenes a los que están a su alrededor, ser autoritarios, inflexibles y sarcásticos, a ser violentos.

Otros de los ladrones energéticos fáciles de reconocer, son quienes están conectados sólo con lo que les pasa a ellos, son incapaces de escuchar a los demás y usan a sus seres queridos, compañeros de trabajo, de estudio, amigos, como espectadores de sus eternos monólogos.

Se unen a estos chupacabras de energía, los interrogadores, aquellos que son críticos pero de una manera hostil y que buscan formas de hacer sentir mal a los demás. A toda costa roban la energía, valiéndose de los errores que cometen y defectos que tienen quienes les rodean. Pueden ser de cínicos, escépticos, sarcásticos, fastidiosos, perfeccionistas y hasta manipuladores.

Qué tal aquellas personas que siempre andan a la defensiva, en actitud de ataque y quienes son excelentes para buscar culpables por las situaciones que ellos mismos generan. (¿Quién no conoce alguien en esta categoría?) Suelen ser verbalmente agresivos, abusivos y atacan hasta a sus seres queridos. No es el mundo en contra de ellos, sino tú en su contra.

En la lista encontramos también a quienes están atrapados en su mundo interior de luchas, miedos y dudas sin resolver. Inconscientemente, están convencidos que si se muestran misteriosos y desapegados, serán socorridos por los demás. Están convencidos de que carecen de algo: dinero, amigos, amor, bienes materiales, contactos sociales, educación y demás. No aceptan ayuda. No cooperan, son indiferentes, se oponen a todo lo que puedan y hasta inaccesibles.

¿Qué tal los dramáticos?, quienes siempre inician la conversación con un "no sabes lo que me sucedió...". Ellos no salen de una crisis para entrar en otra y lo que alimenta su vida es el caos.

Y no podemos dejar de lado a las típicas personas que, cuando les están contando un problema, te interrumpen diciendo que la situación de ellos es peor. Ante cualquier situación que les comentas, lo que ellos sienten o han experimentado es mejor o más grande.

Así que muy alerta y cuándo reconozcas algunos de éstos tipos de ladrones energéticos, aléjate de ellos. Y, si alguna de las actitudes mencionadas anteriormente te describe a ti, toma las riendas de tu vida, ejecuta las acciones necesarias, abre los ojos y cambia.

Recuerda: sonríe, agradece y abraza tu vida.

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