¿Por qué no tienes la vida que quieres?

Quien no tiene la vida que desea es por una simple razón: porque no lo ha querido. Es decir, sí quiere, pero hace todo lo contrario a lo que debería estar haciendo.
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Una gran mayoría se pregunta: ¿Por qué no tienes la vida que quieres?

La respuesta a esta consulta, que en muchas ocasiones o alguna ocasión nos hemos hecho y que es el modo de vida de otros tantos, es tan evidente, que son pocos, aunque la tengan en frente, la logran ver. La mayoría de personas están tan dispersas en buscar esas razones de por qué no tienen lo material, económico, profesional, personal que desean, que enfocan precisamente todas sus energías y más en eso, en lo que "no" y enfocándote en lo negativo nadie avanza.

Quien no tiene la vida que desea es por una simple razón: porque no lo ha querido. Es decir, sí quiere, pero hace todo lo contrario a lo que debería estar haciendo. Tienes la vida que tú creas, entonces, como te pasas enfocado en lo que no, por eso no sucede, porque no te has detenido a ver las posibilidades, las oportunidades que puedes generar para sí obtener esos deseos de tu corazón. De hecho, quienes están en ese tramo de la vida, puedo decir que tienen fe, pero fe en lo negativo, es decir, duda, miedo y angustia.

Muchas personas están buscando a quién echarle la culpa por lo que no han logrado sus metas; si no es a su familia, es a su pareja, a un jefe, a el señor que vende los tacos, a quien sea. La cosa es que alguien sea culpable.

Como bien dicen, el ojo nunca ve para adentro solo para afuera. Si quieres encontrar la respuesta de quién es el culpable, mira para adentro y sí, qué fuerte, pero todo es consecuencia de tus actos, buenos, malos, regulares, todo lo creas tú. Por eso no tienes la vida que quieres, porque no has tomado las riendas de tu vida. No has bajado de peso porque sigues comiendo, posiblemente tengas alguna enfermedad porque no te cuidas, no tienes la pareja que deseas porque no te das el chance quizás a menos que sea el príncipe azul de alguno de los cuentos de Disney, no tienes el trabajo que deseas porque no te preparas y esperas que te caiga del cielo o no has ido a hablar a hacerte sentir, no has sacrificado horas de sueño por aprender.

O quizás estás haciendo algo pero no el todo y te enfrascas en que debe ser como tú dices, sin explorar, abrir otras posibilidades. O has caído en tu zona de confort. Por ejemplo, te comparto: soy una persona que hace dos horas diarias de ejercicio, incluye yoga, cardio, natación. Y sí, es para que tuviera un cuerpazo, pero no, todo lo contrario, ahorita estoy 6 kilos arriba y tras de eso con un porcentaje alto de grasa corporal y aunque no se me nota, eso pone en riesgo mi salud. Me queda claro que todo se debe a que le he dado rienda suelta a la comida y a que aunque hago dos horas en el gimnasio no he estado haciendo los ejercicios adecuados para quemar las calorías que consumo. Es decir, ¿quién más que yo es responsable de lo que sucede? En mis manos está o seguirle haciendo daño a mi cuerpo o empezar a moverme y alimentarme correctamente y modificar esa situación.

Sin embargo, pocas veces las personas asumen la responsabilidad de lo que viven. En esta sociedad todo lo que nos sucede es culpa de alguien y pobre de nosotros. Sí, ¡cómo no! ¡Claro que no! Nadie tiene la culpa de que suceda o no en tu vida.

Siempre escucho de cantidad de personas: "es que no terminé la universidad porque me embaracé", "la culpa la tiene mi marido por borracho", "es que mi hija no me quiere y por eso me la paso tomando pastillas para la depresión", "es que a mi jefe no le caigo bien, es solo con fulano, por eso no obtengo el puesto que deseo aunque tengo toda la capacidad y tras de eso me hace la vida imposible", "es que no puedo", "es que es muy difícil", "es que a ella la dejó el marido y pobrecita como va a salir a trabajar si no sabe hacer nada", "es que su mujer es infiel" y así hay cantidad de conversaciones de "bla bla bla" que usted bien ahorita puede identificar de usted mismo o de los demás. Todos llevamos en la playera una etiqueta, usted sabe bien cuál es su frase preferida, si la de "pobre de mí" o la de "yo puedo".

Y es que en la vida puedes ser patético o poderoso. Tú, ¡tan sólo tú eliges!

Ser patético significa no hacernos responsables de nuestras acciones y de los resultados que obtenemos, entonces nos la pasamos quejándonos, en el papel de víctima, sintiéndonos, como dicen acá en México, "de la chingada", y además cuando estamos en ese papel nos encanta, porque entonces obtener la atención y la compasión de los demás y esa recompensa hace que no tomemos las riendas de nuestra vida porque nos encanta que nos digan: "pobre de ti, es que tu marido se pasa", "es tu hija una mal agradecida", "bien dicen que ese jefe es una ogro" y así. Esas respuestas hacen que sintamos que son los demás los que están mal y no nosotros y como eso nos pone sobre los demás o nos agrada porque nos genera el que tengamos la razón, entonces nos quedamos en ese papel por mucho tiempo.

Sin embargo, está la otra parte que puedes elegir y es ser poderoso, es decir, ser responsable con tu vida, saber que tú estás viviendo lo que creas que si no has obtenido lo que quieres debes hacerte responsable de tu acciones de tus decisiones, analizarlas y emprender nuevos caminos, generar, buscar, encontrar nuevas posibilidades que te lleven a esa meta. Que pase lo que pase, siempre hay salidas y maneras mil maneras de llegar a tu destino. Todos, absolutamente todos, podemos lograr lo que sea, depende tan solo de nosotros mismos, de nuestra actitud, decisión y de nuestra propia conversación.

Y hablando de las conversaciones, es necesario saber que nos encontrarnos del lado patético o poderoso depende de las creencias que hemos ido sumando, adquiriendo, haciendo tuyas en la vida. Eres lo que crees. Si tú crees que no puedes, créeme, no me tienes que jurar ni demostrar que no podrás. Si crees que puedes, podrás. Revisa tus creencias y ahí está el porqué de lo que sucede en tu vida.

Si no tienes la vida que deseas es porque no estás haciendo lo que debes, así de simple. O estás pensando en lo que no debes de pensar. Revisa qué debes cambiar, qué necesitas para llegar a donde deseas, qué es lo que hay que modificar y avanza en ese camino. Ahora bien, ten claro que lo que deseas es algo que tú puedes hacer, porque está cañón si deseas algo que por más que te pases al lado de los poderosos no podrás llegar a ser. Yo por ejemplo estaría jodido de la mente si pensara y deseara que voy a tener una carrera como cantante, porque aunque lo intente, pero ni en el baño.

No obstante si tú sabes que tienes talento y capacidad para eso que deseas lograr, adelante, pásate del lado bueno, sé responsable contigo mismo y tus acciones y redirecciona el camino, estoy seguro que llegarás.

Y recuerda: ¡a sonreír, agradecer y abrazar tu vida!

¡Gracias por existir, compartir y estar!

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