Que la Navidad sea en ti

Gracias a la vida, que aunque la Navidad en parte se viva como una época comercial, el espíritu que se respira cada doce meses exista, porque es cuando la mayoría de corazones son tocados por una varita mágica y todo fluye en armonía, se siente una mayor vibración de amor, se respira tolerancia...
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Gracias a la vida, que aunque la Navidad en parte se viva como una época comercial, el espíritu que se respira cada doce meses exista, porque es cuando la mayoría de corazones son tocados por una varita mágica y todo fluye en armonía, se siente una mayor vibración de amor, se respira tolerancia, el perdón se hace presente, se manifiestan el respeto y la tolerancia, se siente más compañerismo, amistad y, definitivamente, se comparten más sonrisas, esperanzas y buenos deseos. Todo es más suave y más hermoso. -Digo, percibes esto si no eres un "Grinch" claro está, es decir, una persona que enojada consigo misma y que se la toma en contra de los demás--.

El espíritu de la Navidad debería ser sentimiento permanente. Lo ideal sería mantener esa atmósfera siempre a nuestro alrededor, en medio de las ajetreadas vidas que muchas veces elegimos llevar y las cuales nos envuelven en una rutina que nos hace desprendernos y olvidarnos de los pequeños grandes detalles que crean enormes diferencias. Estar más conectados a la conciencia, a los sentimientos por nosotros mismos y por los demás.

Reconozco que es época de compartir, de con algunos detalles materiales mostrar nuestro afecto o cariño a nuestros seres queridos y hasta de acordarnos de quien tiene menos que nosotros. Ahora, yo me pregunto: ¿qué te estás regalando a ti?

De pronto, sería bueno aprovechar la conciliación que existe en esta época y mirar hacia nuestro interior, recapacitar sobre nuestra vida, recapitular y renacer. Primero, porque estamos en una época en la que la luz desea manifestarse en nosotros pero es nuestra elección provocar un cambio interno y desde ahí contribuir a un mundo mejor para nosotros y nuestro entorno y, segundo, porque además a la mayoría de las personas les encanta cerrar ciclos en ésta época.

Te propongo algo: por unos minutos mírate al espejo y emprende un viaje hacia tu interior. Eso sí, que no te pase lo que la malvada madrastra de Blanca Nieves, que cuando el espejo no le dijo precisamente lo que ella quería escuchar, aunque era la verdad, lo rompió. La idea es que seas honesto, que escuches las respuestas que tiene tu corazón, que al mirarte en el espejo a través de tus ojos contactes con tu alma, con tu yo interior, con tu luz y desgloses todas esas actitudes que a diario no confrontas porque tienes muchas obligaciones en todas las áreas. Medita qué es bueno modificar, sanar, alejar o incluir en tu vida.

Date tu propia Navidad, regálate una conversación sincera en donde vacíes toda la carga emocional que no te aporta y que te afecta y que es posible que hasta en enfermedad se ha manifestado porque el cuerpo te ha estado hablando y tú no le has querido o sabido escuchar. De pronto alojas resentimientos, enojo, depresión, tristeza, amargura, envidia, irritabilidad, ego, frustración, presión laboral o quizás bastantes de esos que tanto les gusta a los seres humanos y que bautizan con el nombre de problemas. Empieza por ahí, por tomar una nueva perspectiva de la vida, sabiendo que todo pasa para algo y que los problemas como tales no existen, sino que son experiencias de aprendizaje, que todo suma, aporta y contribuye en la vida, que aunque no lo entiendas, sea en el área que sea, es perfecto a su modo. Apuesto que los mayores dolores o situaciones que has pasado, te han fortalecido y hecho una mejor persona respecto a cuando los tuviste que enfrentar y además, que siempre, hayan tenido solución o no, todo ha pasado. Recuerda que no son las personas ni las situaciones las que nos afectan sino que nosotros permitimos que nos afecten y que además está en nosotros la actitud que elegimos. NO vistas el traje víctima, hoy abraza el agradecimiento y no la queja. Hoy y siempre.

Habla con esa personas a quien hace mucho tiempo no vez, por situaciones externas o por un disgusto, pide perdón a quien hayas ofendido y perdona a quien te ofendió, pero sobretodo perdónate tú primero de todo lo que has acumulado, de todo lo que has dejado que te afecte y haya robado la paz. Deja de elegir que lo que los demás hacen o dicen tenga influencia en ti. Cada quien carga demasiadas situaciones emocionales, la próxima trata de ser entonces más tolerante con quien ande de malas, solo él o ella sabrán qué tanto están pasando, no juzgues si no estás en sus zapatos. Deja los prejuicios, las etiquetas.

Cambia tus pensamientos, deja de sabotearte a ti mismo e inicia por decretar y afirmar cosas buenas para tu vida y los tuyos, enfócate en dar pasos día a día hacia tus metas, sabiendo que éstas pueden cambiar, que debes se flexible, que puedes lograr incluso más de lo que te propones, tomando en cuenta que todo tiene su momento bajo el cielo. Fluye. Destierra de tu vida el compararte con los demás, tu ritmo es tuyo y no el de los demás, cada quien tiene su proceso en la vida y un propósito diferente además. Ámate para poder amar y compartir, para amar cada día más a esa persona que tienes a tu lado, o prepararte para cuando llegue. Para compartir y abrazar con tu corazón a tu familia, a tus hijos, a tus seres queridos.

Si tienes hijos en vez de desquitártelas con ellos y decirles cosas como: "no eres bueno para nada", "cuándo vas a aprender", "te lo dije", "tenías que salir a tu padre, madre", "tenías que ser tú"; usa palabras de poder para con ellos siempre, tales como: "eres el hijo más amado del mundo", "tienes la capacidad de llegar alto porque todo lo puedes", "eres un ganador, vas a triunfar en esta vida", "mereces lo mejor y lo tienes", "eres el hijo más amado que existe", por ejemplo. Usa palabras iguales de positivas para contigo mismo.

Si deseas mejorar tu condición física, hazlo. Pero no te afanes ni te des valor por tu físico. Claro que está bien quererse y cuidar este traje llamado cuerpo que se nos dio para alojar nuestra alma en la tierra, pero preocúpate más por dejar huella y apoyar a los demás. Enfócate en ser mejor persona, eso es un gran aporte para la humanidad, si cada quien lo hiciera, qué maravilloso seria. ¿A poco no?

Ten un equilibrio entre lo material y lo espiritual. Recuerda que Dios, la fuente, la energía, la vida, el universo, como le quieras llamas --si reconoces algo superior que nos ha creado--, no cabe en una iglesia, por eso hizo tu corazón y reside ahí. Por eso te invito a que ahí y frente a un espejo seas honesto contigo mismo, sincero y sueltes, te vacíes de todo lo que pesa, para caminar hacia tus sueños más ligero, con más ahínco y enfoque, con una mejor postura.

Recientemente leí algo que te comparto y ojalá cause algún efecto en tu vida:

"Es Navidad...

... Cuando nacemos sin temores a nuevas formas de relacionarnos, de organizarnos, de convivir;

... Cuando permitimos libremente que nuestro ser irradie la luz que vence toda oscuridad y penumbra;

... Cuando abrimos con convicción nuestro corazón al fluyo del amor;

... Cuando recreamos la vida, la fe, la esperanza, el compromiso;

... Cuando tomamos opciones claras, concretas, para construir una vida mejor".

Aprovecha el momento y cierra los ciclos que debes cerrar. Decídete ahora mismo Aquí y Ahora, que es lo que cuenta, el momento presente, no esperes más a la próxima semana, disfruta de la vida que es una y es un soplo. No es por ser negativo pero no tienes nada firmado donde diga que puedes arreglar lo pendiente en unos días, semanas o meses. Hazlo Ahora.

Elimina el dolor de vida, aléjate de todo lo negativo, de las personas que no contribuyen en tu vida, que no aportan, de las situaciones no te hacen crecer ni personal ni profesionalmente, busca el trabajo que no sea un trabajo hacerlo sino un gozo, avanza, ser feliz se puede, pero es tu decisión, tan solo es eso lo que necesitas.

Entierra la rabia, el ego, los odios, los temores, no permitas que se alojen más en tu mente, porque solo ahí residen. Ten muy claro eso, que tu les creas y les das poder, nada más tú.

Sueña en todo momento, con tu almohada y despierto, pero sobretodo entiende que está en tus manos realizar y materializar los deseos de tu corazón. Si fueron puestos ahí, en la fuente donde se genera tu vida, si son realmente deseos que brotan desde ese órgano que te impulsa y te pulsa, los lograrás, pero ten claro que si son capricho solamente, la vida te demostrará el camino correcto, no te preocupes pero tampoco te afanes.

Aprende de lo que te pasa en repetidas ocasiones, es por algo, la vida es una gran maestra y si no elegimos tomar bien la lección nos la repite. Analiza que se repite en tu vida y si es necesario busca un profesional que te apoye a encontrar la causa del porqué y a trabajarla.

Aprende de los demás, aprende de cada quien que la vida te cruza en el camino, todos somos maestros y no es casualidad por la que llegamos a la vida de otras personas. Pregúntate: ¿qué quiere la vida que yo trabaje con esas personas que tengo alrededor que no tolero? Qué quiere la vida que yo vea de mis semejantes qué yo critico de ellos?, ¿será acaso eso un reflejo de algo que no deseo reconocer en mí? ¿Es realmente la vida "culpable" de que no tenga la vida que me merezco o he sido yo quien bloqueo todo con mi actitud, mis palabras, mis pensamientos? Cuánto estoy dando a la vida para recibir a cambio? ¿Qué acciones necesito modificar para tener la vida que deseo? ¿Qué tanta disposición tengo para realizar cambios en mi vida?

Es tiempo de ver con los ojos de la fe nuestra luminosa realidad, de sentir con los latidos de la esperanza el ardor del fuego de la Vida y dejarnos inundar por la ternura y el amor divino.

Que El que te pulsa y te impulsa conceda todos los anhelos de tu corazón y siga manifestando sus maravillas en tu vida.

Coloca tu mano derecha sobre tu hombro izquierdo y tu mano izquierda sobre tu hombro derecho. Acabas de recibir un cálido abrazo que brota desde mi corazón a la distancia.

¡¡Feliz Navidad!!

Y recuerda, ¡Sonríe, agradece y abraza tu vida!

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