¡Fuera envidias!

La envidia es una emoción tóxica que lentamente destruye la paz de la persona que la tiene, que la aloja en su vida, llegando a desatar sentimientos como enfado, dolor, ira, tristeza, rabia, depresión...
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La semana pasada cuando decidía el tema de esta columna, recibí una petición por Facebook, que me confirmó el tópico. Diana Coronado, de la hermana república de Panamá, me decía: "¿Has escrito alguna vez acerca de la envidia? En estos momentos siento ese horrible sentimiento hacia otra persona, lo adjudico a baja autoestima de mi parte; y quisiera deshacerme de esto y no encuentro cómo. Me ayudaría saber si has escrito de esto para salir de esto. Mil gracias y mis mejores deseos".

Y bueno, justamente yo estaba pensando en escribir sobre la envidia, así que le responderé a Diana para que escuchemos, recordemos y nos revisemos todos, en cuanto a este tema.

La envidia es aquel sentimiento o estado mental en el cual existe dolor o desdicha por no poseer uno lo que tiene otra persona, sea en bienes, cualidades, logros profesionales, una pareja, un cuerpo y demás. La Real Academia Española, la ha definido "como tristeza o pesar del bien ajeno, o como deseo de algo que no se posee".

Bien dijo Horacio, sobre el envidioso: "El que halla gusto en lo ajeno, está descontento con lo suyo". Así de simple. Una gran falta de agradecimiento para con la vida y de reconocer que todos podemos lograr lo que deseamos, tan solo es concentrarnos en ello y no desfallecer o abandonar el camino.

La envidia es una emoción tóxica que lentamente destruye la paz de la persona que la tiene, que la aloja en su vida, llegando a desatar sentimientos como enfado, dolor, ira, tristeza, rabia, depresión en algunos casos severos, al analizar que aquella persona o los demás tienen más, todo o lo que no nosotros deseamos y aún no hemos logrado.

La envidia destruye amistades, familias, relaciones, trabajos. En general y casi siempre, ¡la envidia destruye! Suele darse más frecuentemente en personas con baja autoestima, personas que se consideran poco valiosas y que experimentan un gran desprecio a los demás.

Desde siempre, me ha llamado de sobremanera cómo la personas se preocupan y ocupan de hablar más de las vidas ajenas que de las propias. Siempre he dicho que si alguien en vez de criticar, analizar, desear, envidiar lo que la otra persona ha logrado o tiene, se enfocara en ver, desde donde está, qué necesita para lograr eso que desea; si tan solo utilizara y enfocara bien su energía, entonces otra sería la historia. No se puede avanzar enfocando la energía en pensar, compararse o analizar la vida ajena.

Hay algo importante que comprender y es que cada quien tiene su proceso de vida y nunca va a ser igual al de uno, porque fuimos creados únicos, nadie repite su huella digital y eso te hace diferente. La cuestión es cuando nos enfocamos en compararnos y asumir que somos menos o que tenemos todo para merecer más que la persona a quien envidiamos, es cuando, como diría en mi tierra, "la mula tiró a Genaro".

La envidia nace de asumir que aquello que no tenemos y alguien más si, nos haría felices. Envidiar es desear lo que alguien más está viviendo, posee, tiene, disfruta, goza. Sin embargo, por lo general las personas solamente ven eso en la persona, lo que envidian, no ven el proceso, el esfuerzo, la dedicación o qué sucedió en la vida de la otra persona para poder llegar a donde está, obtener lo que tiene y demás.

"La persona que envidia pasa el tiempo opinando y juzgando todo lo que el otro tiene, en lugar de orientarse a alcanzar sus propios sueños, por lo cual termina convirtiéndose en verdugo en vez de ser protagonista de su vida", dice el maestro y sicólogo Bernardo Stamateas, en su libro "Gente Tóxica".

Y añade: "Lo que otras personas tienen no es fruto de la casualidad o de la suerte, sino de la acción decisión y ejecución de lo dispuesto".

El especialista reconoce que existe la envidia sana, es el caso en la que alguien reconoce que otra persona logró o tiene algo que él o ella desea y esto le impulsa a realizar un esfuerzo para también llegar a donde esa persona llegó. Esa envidia no implica dolor ni frustración.

No obstante, la mayoría sienten lo que se llama envidia enfermiza, la cual implica insatisfacción, infelicidad, frustración y demás emociones negativas que las perjudica tanto que olvidan de dedicarse a sí mismas, a lograr sus objetivos y no enfocarse en sus metas.

Como bien dijo el filósofo español Miguel de Unamuno: "La envidia es mil veces más terrible que el hambre, porque es hambre espiritual".

¿Qué es mejor que envidiar? Admirar. Cuando envidias dices: "te miro para destruirte"; cuando admiras dices: "te miro para aprender cómo lo has logrado".
Enfócate en cómo lograr tus objetivos, enfócate en los pensamientos positivos, si estás envidiando te vas a bloquear y no vas a llegar muy lejos, si estás pensando: "claro, esa persona ya llegó, lo logró, lo tiene, sin embargo, yo voy llegar también", te vas a impulsar hacia tu meta. Recuerda que las decisiones en la vida las tomamos con base en los sentimientos, emociones, y éstas surgen de los pensamientos. Revisa entonces qué estás pensando y qué estás diciendo, proclamando con tu boca, porque eso es lo que vas a recibir.

No sientas envidia, ¡mejor pregunta cómo le hizo aquel a quien le fue bien!

Si estás del otro lado y es a ti a quien le tienen envidia, no odies a los que tienen envidia de ti; respeta sus celos, porque piensan que eres mejor que ellos. Envíales amor. Odio se paga con amor, siempre.

Marcos Morales, especialista en Desarrollo personal hace las siguientes comparaciones entre los no envidiosos y los que sí, para que los sepamos reconocer o para que tú veas de qué lado estás:

1.- El que no envidia admira tus logros, el envidioso te los critica. El que siente admiración tiene un sentimiento positivo, el que critica experimenta un sentimiento negativo, por lo tanto, el que no envidia es feliz y el que envidia infeliz.

2.- El que no te envidia no busca tus errores, y si se da cuenta te lo dice de buena manera para que lo corrijas, en cambio el envidioso sí monitorea tus errores y te los resalta de manera que te pueda hacer sentir mal.

3.- El que no es envidioso disfruta tus éxitos, no trata de opacarlos, en cambio al envidioso le duelen tus éxitos por lo que trata de mermarlos. Si el que no envidia los disfruta y al que envidia le duelen entonces el envidioso es infeliz.

4.- El que no envidia desea que tu éxito continúe, en cambio el envidioso guarda la esperanza de que el fracaso te llegue, y si no te llega de alguna manera es infeliz.

5.- El que no es envidioso siente que no mereces fracasar, en cambio el envidioso disfruta tus fracasos como si fueran éxitos personales de él, por lo que subordina parte de su felicidad a tu fracaso, y si éste no te llega, su felicidad subordinada tampoco le llega.

6.- El que no envidia si tiene oportunidad, contribuye con tu éxito, en cambio el envidioso, si tiene oportunidad, persigue tu fracaso.

Ahora bien, muchos estudiosos reconocen 5 características principales que forman la envidia. Y por lo tanto ésta se va desarrollando a lo largo de toda la vida y cómo la persona ha afrontado las complicaciones a lo largo de la misma. Estas son las que debes trabajar una persona que desea desterrar la envidia en su vida. Encontré un escrito de Domenec Benaiges, quien al respecto comenta:

Yo que te puedo decir más: enfócate en tu proceso de vida, no te compares o te vas a desgastar, busca los caminos para llegar a donde seas u obtener lo que quieres, enfócate en los pensamientos positivos, revisa qué piensas, qué estás hablando, porque lo que dices eres, ve por tu camino, quizás dures más que otros, pero tienes todo para lograrlo, el punto es saberlo. Igual y te caes en medio del trayecto, pues te quitas el polvo y de nuevo pal ante. En coaching hay un principio maravilloso que me encanta y es que siempre busca, indaga, infórmate, de cómo otros han obtenido lo que deseas para que evites todo en lo que ellos fallaron y vayas más directo. Igual, elige ser feliz con lo que tienes, agradece, no siempre las cosas van a ser como están ahora, siempre vendrán tiempos mejores, pero tú los tienes que provocar.

Espero que estos puntos aporten a tu vida.

Y recuerda: ¡a sonreír, agradecer y abrazar tu vida!

¡Gracias por existir, compartir y estar!

En Twitter, @ChrisBarquero.

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