¿Empoderas o debilitas a tus hijos?

Son muchas las personas que en sesión deme comentan con especial énfasis el hecho de que cuando eran niños les decían: "no podrás", "no vas a llegar lejos"...
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Son muchas las personas que en sesión de coaching, comidas, cafés y pláticas casuales me comentan con especial énfasis el hecho de que cuando eran niños les decían: "no podrás", "no vas a llegar lejos", "somos pobres y eso no es para nosotros", "estás soñando demasiado, bájate de esa nube", "¿por qué no saliste a tu padre? Él sí es inteligente", "¿Por qué eres tan bruta?", "nadie te va a querer tan gorda", "¿No te has visto? Das lástima", "de haber sabido que me saldrías así no hubiera tenido un hijo", "no puedes", "eres bruto", "eres el burro de la familia", "¿qué estaré pagando con un hijo como vos?"... y una lista interminable de palabras nocivas usadas por tantos padres para con sus hijos.

La situación es que esas palabras tienen eco y no por horas ni minutos, sino por años. De hecho, llega a ser un zumbido eterno que en la edad adulta le impide a muchos tomar impulso para lograr sus objetivos, para creer en sí mismos. Es un traje que a muchos les cuesta quitarse.

Muchos, en realidad, asumen que lo que les dicen es cierto cuando en la mayoría de los casos ni tan siquiera es algo real. Hay estudios que han comprobado que cuando a un niño que se le dice constantemente: "eres bruto", "tú no puedes", "todo te sale mal", lo asume; el caso es que cuando llega a la etapa universitaria y le hacen pruebas de coeficiente intelectual muchos de ellos han resultado tener el intelecto de un genio, solo que aprendieron y se etiquetaron de acuerdo a lo que siempre les dijeron.

El poder de las palabras no positivas en los hijos es tan fuerte que según el sexólogo y terapeuta, Alberto Ramales, si a un niño se le dicen: "eres rarito", "eres afeminado", "seguro eres gay", puede que el joven llegue a definirse y asumir que él debe estar con un hombre, cuando en realidad es tan solo su manera de ser, no su inclinación. Pero bueno, ese es tema de otra columna.

Es gracias a esas palabras no tan sanas que la mayoría de las personas cargamos situaciones - que yo llamo basura emocional - que nos dañan y nos han marcado desde pequeños. Es muy frecuente que no nos percatemos de ello hasta que en sesiones de alguna clase de terapia o coaching empecemos a escarbar y encontrar que le dimos tanto poder a lo que alguien hizo o dijo sobre nosotros, que lo asumimos como realidad, una realidad que ha dominado nuestra mente y que nosotros mismos nos hemos creado. La situación es que nos afecta en nuestra vida diaria es muy probable que llevemos varias décadas arrastrándola.

Uno de los principales motivos por lo que sucede esto, es por los cimientos que recibimos en nuestro hogar, de nuestros padres o entorno. Algunos padres, bastantes para ser honestos, se dedican a resaltar y estar recordándole la mayor parte del tiempo a sus hijos las debilidades, en vez de reconocer sus habilidades, dones o talentos. Y digo, no es que lo hagan con mala intención en todos los casos, ya que la mayoría, al no poseer un libro que les diga cómo guiarse y educar, criar a un hijo, hacen lo mejor que pueden. Sin embargo, lo que sí te puedo asegurar es que, por mejor intención que tienen muchas veces los padres, lo que hacen para sus hijos no es lo mejor.

Ya sea que elogie a su hijo o lo reprenda por algo, debe estar seguro de que está diciendo ayude, aporte, sume, empodere la vida de su hijo, aunque tenga que rectificar por un "error". Utiliza siempre palabras de poder. "eres campeón", "eres capaz", "lo vas a lograr", "eres el mejor" y demás.

Recuerdo el video de la supuesta mujer más fea del mundo por una condición que aunque ella come no aumenta de peso y está raquítica, ella decía que a pesar de todo el bullying o lo que le dijeran en la calle, sus padres siempre le dijeron que no hiciera caso a lo que decían los demás, que ella era muy capaz y todo lo que quisiera ser. Y de ahí que a pesar de toda su condición, se dedica a dar el testimonio en conferencias para impulsar a que los niños y jóvenes no asuman todo lo que les dicen, creyendo que les define.

Y tú, ¿estás empoderando o debilitando a tus hijos?

Y recuerda: ¡a sonreír, agradecer y abrazar tu vida!

¡Gracias por existir, compartir y estar!

En Twitter, @ChrisBarquero.

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