Cuando distorsionas la visión que produce tu espejo...

Una cosa es un retoque para mejorar, para corregir o refrescar tu imagen y otra abusar de estos recursos médicos hasta el punto de deformarse por no llegar a conformarse nunca con lo que miran en el espejo
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Siempre he dicho que las cirugías plásticas son un excelente recurso para quienes sufrieron un accidente o desean mejorar algo, porque eso les aumentará su autoestima, de hecho, pasé por dos rinoplastias para llegar a sentirme satisfecho con el tamaño y forma de mi nariz, ya que por años permití que las burlas de los demás hacia esa parte de mi cuerpo me afectaran. Pero una cosa es un retoque para mejorar, para corregir o refrescar tu imagen y otra abusar de estos recursos médicos hasta el punto de deformarse por no llegar a conformarse nunca con lo que miran en el espejo.

¡Aguas! ¡No todo lo que ves en el espejo es la realidad, muchas veces es tan solo tu visión, elección de una realidad que no es verdadera y que te puede hundir en la obsesión por verte bien! Hace unos días platicaba con mi amiga y dermatóloga, la doctora Alejandra Fumero y ella me comentaba sobre este tema, el cual se llama Dismorfofobia, también conocido como Trastorno Dismórfico Corporal, es decir, cuando las personas pierden la dimensión de realidad respecto a su concepto de belleza y se hacen tantas cosas que no solo se convierten en otras por tantas cirugías, sino que se deforman.

Me explicaba la doctora Fumero, que en estos casos, la preocupación sobre su apariencia puede ser extrema al punto de sentirse obsesionados. Es cuando empiezan con un retoque y siguen con otros desatando una cadena, ya que pierden la perspectiva de la realidad y nunca se sienten bien físicamente.

Algunas personas enfocan su atención de tal forma en imperfecciones imaginarias o pequeñas en su apariencia que no pueden dejar de obsesionarse por ello, y estar constantemente preocupados y enfadados sobre las imperfecciones del cuerpo o la apariencia". Muchos presentan ideas suicidas o autodestructivas, y suelen invertir varias horas del día en mirarse al espejo, un acto compulsivo que corresponde a lo que se conoce como una práctica ritual desde el punto de vista psiquiátrico", explica el sitio en internet KidsHealth.org.

Y es que debido a la imagen distorsionada del cuerpo que ocasiona el mencionado trastorno, una persona puede creer que es demasiado fea o desfigurada hasta para que otros la vean. Son personas que pueden tener 10 o 15 cirugías en distintas partes del cuerpo.

Este trastorno es muy frecuente en el mundo del espectáculo, un medio en donde la mayoría busca una juventud y la belleza "eterna". Y sin afán de exponer u ofender, muchos fuimos testigos del proceso de Michael Jackson por ser blanco o el caso de Pamela Anderson, Cher o la vedette Lin May.

Uno de los casos más publicitados fue el de Alejandra Guzmán, las consecuencias de lo que le inyectaron para aumentar sus glúteos y el grave proceso que ha puesto varias veces su vida en riesgo al extraerle la sustancia. Alejandra ha contado con suerte, porque, de hecho, ayer el HuffPost Voces publicó que la conocida locutora Betty Pino, toda una institución de la radio en Miami "murió tras la complicación de una cirugía estética a la que se sometió para quitarse siliconas de sus glúteos que se había puesto hacía cuatro años y le estaban molestando".

Según el libro "Obsesiones Corporales" en el año 2003 la cantidad de personas afectadas por este trastorno, alcanzaba más de 5 millones en Estados Unidos. Hoy se cree que el porcentaje sobre la población estadounidense supera el 2 por ciento. En general, mundialmente se estima que la incidencia es de entre el 0,5 y el 1,2 por ciento.

Obviamente la baja autoestima (crónica) es una característica intrínseca de las personas con este síndrome ya que la valoración de su valía como personas está tan estrechamente vinculada con la percepción de su apariencia, sean hombres o mujeres, porque esto no tiene distinción de sexo.

Entre otras causas psicológicas citadas en Wikipedia, encontramos las bromas o las críticas, las humillaciones sobre la apariencia física. Alrededor del 60% de las personas con TDC informan de haber padecido reiterados episodios de humillación en su infancia y juventud. También influye mucho el estilo de crianza que la persona tenga, si sus padres son obsesivos con la parte estética y de hecho pueden hasta despreciar a una persona por su aspecto. Afectan también, el abandono, físico, emocional o sentimental; fracaso en relaciones, resultados académicos o laborales; generan traumas psíquicos que provocan inseguridad y miedo patológico al rechazo.

También leí que aunque la causa de éste trastorno aun no está clara, los expertos creen que está relacionada con problemas con la serotonina, uno de los neurotransmisores químicos del cerebro. La regulación insuficiente de serotonina también juega un papel en el trastorno obsesivo y en otros trastornos provocados por la ansiedad, así como en la depresión.

No podemos dejar de lado la labor de combate que realizan los medios de comunicación al vender figuras supuestamente perfectas en anuncios, programas y demás a través de modelos, actores, cantantes y personajes famosos en general; y la necesidad implícita de la belleza estética a la que va asociada.

Los rasgos de personalidad pueden variar mucho y no tienen por qué darse los mismos rasgos en todos los afectados. Pero algunos de los más identificados son: Inseguridad emociona, introversión, timidez, inhibición, necesidad imperiosa de recibir la aprobación de los demás, especial sensibilidad al rechazo y la crítica; vulnerabilidad, excesiva autoconsciencia, obsesividad, ansiedad, narcisismo, hipocondría, neuroticismo, perfeccionismo, autoestima, autoimagen y autoconcepto pobre (altamente dependiente de la valoración de su apariencia física). Se une a la lista; la dificultad para las relaciones interpersonales, déficit en habilidades sociales y asertividad. Traumas en la infancia causados por constantes burlas, insultos y humillación referido al aspecto físico. Bullying o cualquier otra forma de maltrato psicológico. Aislamiento y rechazo social. Malas relaciones interpersonales.

Me explicaba la doctora Fumero que, por ejemplo, puede tratarse hasta de complejos físicos de la adolescencia, como el acné y situaciones dermatológicas.

La dismorfofobia a veces se confunde con depresión, trastornos de ansiedad, o fobia social; y así la causa de cada uno de los problemas continúan sin resolver.

El primer paso es reconocer lo que puede estar causando el problema. Muchas veces, las personas con este trastorno están tan enfocadas en su apariencia que creen que la solución está en corregir su apariencia en lugar de su pensamiento.

El verdadero problema está en las obsesiones y en las compulsiones que distorsionan la imagen del cuerpo en las personas, haciendo que se sientan feas(os). Debido a que las personas creen que lo que perciben es real y correcto, algunas veces la parte más difícil para recuperarse de este trastorno es estar abierto a otras ideas que pueden ayudar. Por eso se hace necesaria la intervención de un especialista en la salud mental.

Un tema delicado pero importante para prestar atención porque todos conocemos a una persona o familiar que está obsesionado con su físico y quizás es momento de apoyar ¡y hacerle abrir los ojos!

Y recuerda: ¡Sonríe, agradece y abraza tu vida!

Sobre todo: ¡a despertar a la vida, gente! Para VIVIR.

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