Triunfa olímpicamente en la vida

Definitivamente los atletas olímpicos inspiran y es buen momento entonces para recordar que, como la vida es un deporte, debemos entrenar para que sea cual sea la meta que perseguimos -profesional, sentimental, económica, estudios, de vida, bajar de peso, espiritual, bienes materiales y demás- ese esfuerzo nos impulse a lo que deseamos.
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Invierten tiempo, dedicación, esfuerzo y hasta sufren para ver resultados. Siempre van más allá de lo que ha sido su máximo logro o récord -dan una milla extra-, son exigentes y enfocados en la meta; saben lo que es tener que cambiar de planes por lesiones, pero también saben lo que es ser disciplinados y pacientes para mejorar la técnica y llegar a ser campeones.

Pagan un alto precio por superar la marca que parecía inalcanzable y ellos, mejor que nadie, tienen claro que no solo el talento es necesario para obtener éxito, que son muchas las condiciones que en conjunto y en perseverancia, les lleva a obtener la medalla.

Quizá la competencia dure segundos, pero la presea será el recuerdo de todas esas situaciones superadas, del tiempo invertido y el camino recorrido.

Definitivamente los atletas olímpicos inspiran y es buen momento entonces para recordar que, como la vida es un deporte, debemos entrenar para que sea cual sea la meta que perseguimos -profesional, sentimental, económica, estudios, de vida, bajar de peso, espiritual, bienes materiales y demás- ese esfuerzo nos impulse a lo que deseamos.

Alguien no preparado no puede participar en ninguna competencia. Se necesitan técnicas para que nuestro desempeño en la vida sea provechoso, y sobre todo mucha constancia, para que no sean esfuerzos puntuales que no llevan a nada, sino un trabajo constante que nos llevará a la meta, a obtener una victoria.

Al igual que un atleta, para lograr una meta en la vida necesitamos entrenar, prepararnos. Por ejemplo, para ser mejores profesionales y obtener el trabajo de nuestros sueños necesitamos experiencia, estudios, actualización en el área que nos especializamos --durante horas, días, semanas, meses y años-- y claro está que implica también evitar algunas personas o situaciones que podrían privarnos, alejarnos o retardar ese premio mayor que buscamos.

En el camino hacia esa meta es demasiado probable, también, que debas modificar algunas costumbres, hábitos, motivaciones y hasta las recompensas.

Debe existir siempre un objetivo claro y definido. ¿Qué es lo que quiero? Desde donde estoy, ¿cuánto me falta para lograr esa meta? ¿Qué necesito hacer para avanzar hacia eso? De las personas que me rodean, ¿quienes me pueden apoyar a avanzar hacia deseos? ¿Qué debo sacrificar? Qué necesito mejorar o aprender?

Podríamos decir que todo entrenamiento es doloroso, el buen deportista sabe bien que sin dolor no obtendrá el premio. Los que triunfan deben soportar el sufrimiento obligándose a todo lo que sea necesario para alcanzar su sueño, sin afán, pero con enfoque, sin desistir a la mitad del camino o auto descalificarse. Haciendo caso omiso a quienes dicen que No se puede y teniendo siempre una mentalidad de ganador.

Además, ningún entrenamiento llegará lejos si la persona que lo hace no está totalmente convencida de lo que realmente desea. NO se trata de nadar cuando lo que te gusta es correr. Igual con tus sueños, no deben ser de los demás o para agradar a alguien, sino algo que brote de tu corazón.

Hay que tener además paciencia y no desesperarse por querer lograr todo desde el principio, porque, que yo sepa, un atleta no es ganador por simplemente ponerse los tenis o la ropa deportiva. No se trata de que los primeros metros vas a quedar exhausto, sino que en la carrera hacia una meta todo debe ser dosificado, en fases, etapas. Recuerda, primero calientas, luego entrenas y posteriormente llegas a ser de alto rendimiento.

También debes saber que aunque tengas muchos ánimos y mucha fuerza, puede que no estés en la dirección correcta y que tengas que cambiar tu rumbo, la rutina, las técnicas y hasta quizás la cancha donde entrenas.

Establece el plazo en que deseas conseguir lo que quieres; asume el compromiso con todo lo que conlleva, identifícate con la meta y con los sacrificios que deberás realizar, revisa diariamente los pasos que has dado hacia tu logro. Recuerda constantemente el compromiso que has hecho contigo mismo.

No puede faltar la constancia, el ingrediente secreto de todo entrenamiento exitoso ya que en ocasiones las personas desisten cuando están a punto de alcanzar sus propósitos - como dicen, a veces es la última llave la que abre la puerta--, por eso es vital que no te dejes vencer por los obstáculos, y cuando estos aparezcan, que igual haga su debut el empeño a todo lo que da y la dedicación, para que te impulsen hacia tu objetivo.

Busca la manera de cumplir tus sueños, capacítate constantemente y sobre todo trata de encontrar esa motivación que te permita sentir esas ganas de día a día salir a luchar por tus propósitos sin importar las circunstancias que debas enfrentar.

Y por último, como el credo Olímpico dice: "Lo más importante de los Juegos Olímpicos no es ganar, sino competir, así como lo más importante en la vida no es el triunfo sino la lucha. Lo esencial no es haber vencido sino haber luchado bien".

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