10 pasos para salir de un bajón cuando no logramos alguna meta

Sentirse triste, frustrado, cansado, con falta de ánimo, es normal. El problema es cuando nosotros les permitimos a esas sensaciones que se alojen en nuestra vida.
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Woman looking anxious France
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Bien dicen que la felicidad son pequeños grandes momentos y está en nosotros crearlos y vivirlos plenamente. La vida es una gama de colores, por lo que en nuestro caminar, es muy probable que suframos pequeños o grandes tropezones emocionales e incluso que caigamos, debido a situaciones personales, profesionales, económicas, íntimas, familiares o de cualquier ámbito que forme parte de nuestro entorno y vida.

Sentirse triste, frustrado, cansado, con falta de ánimo, es normal. No hay nada de malo en eso. La situación es cuando nosotros les permitimos a esas sensaciones que se alojen en nuestra vida y les damos la habitación principal con todos los tratos VIP, porque nos tumban y nos cambian la vida. El chiste de la vida siempre va a ser superar obstáculos, enfrentar situaciones y obtener aprendizaje de todo lo que nos ocurre, de lo bueno y lo no tan bueno, que al final todo aporta, todo suma, todo nos hace crecer. Depende de nosotros aprender lo que tenemos que debido a lo que afrontamos. Todo pasa para algo y debemos entender cuál es el propósito de lo que nos ocurre.

Y aunque cada quien es responsable por su vida y vive las consecuencias de sus decisiones y actos, pues si caemos y necesitamos levantarnos o salir de esos sentimientos de tristeza, frustración y demás, podemos tomar en consideración los siguientes pasos:

1. Relájate. Con desesperarte o ponerte ansioso no ganas nada. Si estás frustrado y estresado, tus sentimientos actuales solo empeorarán y la sensación de desánimo se fortalecerá. No puedes cambiar los malos hábitos o las rutinas problemáticas con solo gruñir o culpando al mundo. Comienza a relajarte, a darte un descanso de los pensamientos críticos y de la tendencia a no concentrarte en lo que de verdad importa: buscar las soluciones para salir de donde estás. El ejercicio ayuda mucho en este aspecto.

2. Agradece. Piensa en las cosas buenas que la vida te ha concedido. Lo que sucede también pasará. Recuerda que has podido superar situaciones o personas similares o peores y no moriste en el intento aunque alguna vez hayas creído que no podías. De esta manera tendrás claro y te convencerás de que esta vez también podrás. Ten en consideración, además, que otros lo han hecho y que tú también puedes. Tú no eres menos ni más que ellos.

3. Aléjate de lo que no te aporta. Distánciate de las cosas o personas que te provoquen este sentimiento. Cuando sientas que todo en tu vida se ha detenido y que las cosas no salen bien, será una buena idea obtener un poco de perspectiva. En su libro "Transitions: Making Sense of Life's Changes" (Transiciones: darle sentido a los cambios de la vida), William Bridges recomienda alejarte de ese sentimiento negativo al ir a un lugar alejado de casa y al darte tiempo para pensar sin tener ninguna distracción, como la televisión, la computadora o incluso los libros, es una excelente forma de recargar tus energías y comenzar a abordar los sentimientos que experimentas. Al no estar rodeado de las cosas y las personas habituales en tu vida, lo que te queda es simplemente pensar y lidiar con tus sentimientos, sin importar de dónde vengan.

4. Detecta la raíz. Como sabemos, las emociones se generan de pensamientos, así que algo que debes hacer con prioridad es permitirte analizar cada vez que aparece el sentimiento, qué pensamiento fue el que lo generó. Piensa en las cosas que probablemente te hayan hecho caer en esta situación. En un texto que leí --que me ha inspirado a estos pasos--, decían que siempre te preguntes:

  • ¿Trato de hacer demasiadas cosas?
  • ¿Trato de competir con los demás todo el tiempo? ¿Me comparo con los demás y siento envidia o superioridad?
  • ¿Le entrego todo mi tiempo a los demás o siempre estoy demasiado ocupado? ¿Tengo tiempo para hacer voluntariado?
  • ¿Aún sigo los valores que son importantes para mí o he adoptado unos más adecuados al lugar en el que trabajo o a las personas con las que más paso el tiempo?
  • ¿Me olvido de los sueños que tuve alguna vez o me he encasillado en uno que ahora he dejado atrás?
  • ¿Mi salud es óptima o me he descuidado? Si ese es el caso, ¿por qué lo hice?

5. Motívate, aprende e inspírate. Siempre vamos a tener que afrontar situaciones en nuestro camino hacia obtener o mantener algo, llámese un trabajo, una amistad, una familia, una pareja, un matrimonio. Como eso ya lo sabemos, lo importante es tener un objetivo final, saber hacia dónde nos dirigimos, pues de esta manera entones daremos el mejor esfuerzo, encontraremos nuevos caminos y no abandonaremos nuestro trayecto o la meta. Siempre comento en mis columnas que en coaching una regla básica es leer, aprender, prepararse y sobre todo saber cómo otros que ya llegaron a donde nosotros deseamos, lo hicieron, para evitar cometer todos los errores que ellos hicieron y de los cuales te alertan y te han preparado el camino.

6. Emociónate. Como bien dicen, Roma no se hizo en un día. Bueno, pues tampoco se llega a una meta en unas horas o semanas, quizás tome hasta varios años. Lo más importante es tener definida la meta final y saber qué caminos podemos tomar, qué tenemos que hacer, de quiénes nos tenemos que rodear. Debes avivar tu creatividad, disfrutar, como bien dicen, el camino, y no "bajonearte" porque no sucedió cuando tú creíste que tenía que suceder o cómo tú esperabas. Nada está escrito, así que échale ganas. Piensa en la diversión como si fueras un niño, búscala y sumérgete en ella de manera incondicional.

7. Cuida tu salud. De la salud parte todo. Si no cuidas lo que comes, lo que piensas, tu cuerpo, pues no estarás en las condiciones óptimas para avanzar y luchar por tus objetivos y claro está que te vas a sentir triste, frustrado, negativo, sin optimismo. Procura cambiar tus hábitos al respecto para que te sientas mejor. Recuerda que el ejercicio por sí mismo genera endorfinas, las hormonas de la felicidad.

8. Dime con quién andas y te diré quién eres. Rodéate de amigos y no de cómplices o gente negativa en plan de víctima. Ya sabes que los amigos son las personas que te apoyan, te motivan y te ayudan a dar los pasos necesarios en tus propósitos y objetivos de vida; mientras que los cómplices son las personas que no consideran tu bienestar. Por ejemplo: aquellos que cuando estás en dieta, de pronto te dicen, "cómete esto, total, por un día que rompas tu dieta no te va a hacer mal". Tú sabes bien quiénes son. Dime de quién te rodeas en la vida y te diré hasta dónde llegarás. Rodéate de personas que hacen sugerencias acerca de tu sentido de orientación y te enseñen o te guíen e incluso que puedan abrirte puertas nuevas por las que puedas pasar. Escucha opiniones, más ten en cuenta que las decisiones finales son tu responsabilidad, no le concedas el control de tu vida a nadie.

9. Permítete sentir. Como mencionaba al principio de este blog, así como nos sentimos alegres y felices, es necesario y justo permitirnos sentir tristes o desanimados, la cosa es no entregarle tu vida a eso. Una vez que sales de ese estado, es decir, que te levantas y que quitas el polvo, entonces busca soluciones. Ten claro que hay situaciones que puedes cambiar y otras que no, que tendrás que buscarle una salida. Por ejemplo, si en tu trabajo no te valoran o no obtienes el reconocimiento económico necesario, pues busca otro empleo. Si alguien se desquita contigo, porque trae problemas y tú se las pagas, no te lo tomes personal y deja a esa persona que busque ayuda o entienda que carga con basura emocional que no te corresponde tener ya que no eres el tiradero de basura de nadie. Deshazte además de tu propia basura, de todo lo que no tienes resuelto, de la falta de perdón, de los rencores, de los resentimientos. Esto, antes de que incluso llegue a convertirse en alguna enfermedad.

10. Reconócete, ámate y acéptate. Ya en otra columna te compartí los 5 lenguajes del amor; bueno, pues empieza por aplicarlos en ti mismo. Empieza a regalarte palabras de empoderamiento: "yo puedo", "lo voy a lograr", "me amo, me acepto y merezco lo mejor"; date tiempo de calidad para ti mismo, leyendo, viendo alguna película que te guste; regálate algo que hace mucho deseas comprarte; busca algún taller, ayuda, que te genere bienestar, camina por la playa, permítete comer ese helado que nunca te comes.

Recuerda que cuando estamos tristes por algo, luego de haber identificado la causa, la raíz que genera lo sucedido está en tus manos, en las de nadie más, por más terapias que lleves, el generar un cambio en tu vida y tienes que tener presente que todo cambio gradual es una excelente forma de superar una sensación de agobio causada por los cambios necesarios para superar una falta de ánimo. Por ejemplo, si quieres mejorar tu juego de fútbol, practica algunos tiros, aumentando el ritmo gradualmente de cinco a diez minutos al día, luego a quince, veinte y treinta hasta lograr tu meta diaria y hasta que tu desempeño mejore notablemente. Y así con cualquier situación en la vida.

Y recuerda: ¡a sonreír, agradecer y abrazar tu vida!

¡Gracias por existir, compartir y estar!

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