Cómo controlar el enojo, antes de que éste te controle a ti...

A continuación les comparto algunas estrategias que Napoleón Hill menciona en su libro "La magia de pensar en grande". Si las pones en práctica, de seguro tendrás mejores relaciones, de más calidad y por ende, una mejor vida bastante alejada de los conflictos
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Lo comenté en la anterior columna: muchas personas cargan demasiadas frustraciones y están buscando, consciente o inconscientemente, en quien descargar todos esos resentimientos, amargura, tristeza, conflicto con la vida y consigo mismos.

A raíz de esto, varios seguidores me pidieron vía twitter (@chrisbarquero) que les compartiera algunos pasos para no enojarse, para no estallar ante cualquier provocación de otros o circunstancias, sobre todo, cuando tantas personas cargan demasiadas situaciones personales en sus ambientes laborales.

Por eso, a continuación les complazco, compartiéndoles algunas estrategias que Napoleón Hill menciona en su libro "La magia de pensar en grande". Si las pones en práctica, de seguro tendrás mejores relaciones, de más calidad y por ende, una mejor vida bastante alejada de los conflictos que tanta energía nos hacen perder y que por lo general nos percatamos luego de lo sucedido que no era para tanto pero pues ya valió porque significó un gestaste emocional, mental y físico.

Recuerda que como bien dicen, "el que se enoja pierde".

1. Mantente fresco cuando otros estén furiosos y pierdan la cabeza. Tú tienes el control sobre tus emociones, no lo pierdas. No se trata de no demostrar tu molestia, sino de hacerlo mesuradamente, sin después arrepentirte de una acción cometida en un momento de descontrol.

2. Recuerda que cada discusión tiene al menos tres puntos de vista: el tuyo, el del otro y los de terceros, los cuales probablemente están más cerca de la objetividad. Siendo más versátil y viendo las cosas desde la perspectiva de los demás enriquecerás tu propio punto de vista.

3. Espera a calmarte antes de hablar. Ten en cuenta que la relación es más importante que la discusión. Dales más relevancia a las personas que a las opiniones.

4. Trata a toda persona con la cual tengas contacto como si fuera un pariente rico, de quien esperas ser incluido en su testamento. Nunca te arrepientas de tratar muy bien a la gente. Es el mejor negocio en todos los sentidos.

5. Busca el lado positivo y agradable, aun de las situaciones más complicadas y dolorosas. Es una disciplina que te ayudará a pasar más fácilmente los momentos difíciles y a convertir los problemas en oportunidades.

6. Establece el hábito de hacer preguntas y, sobre todo, de escuchar las respuestas. Pregunta antes de reaccionar. Algunas veces disparamos y después preguntamos. También preguntamos, pero escuchamos para contestar, y no para tratar de entender.

7. No hagas o digas nada que pueda herir o hacerle daño a otra persona. Aférrate al proverbio que dice que todo lo que uno haga, se devolverá. La gente no recuerda tanto lo que tú dices o haces, sino la intención con la que lo haces.

8. Sé consciente de la diferencia entre análisis amigable y crítica destructiva. Observa si el propósito de tus palabras es ayudar, desahogarte o hacer daño.

9. Ten presente que si toleras a los demás, ellos también serán pacientes contigo en los aspectos no muy gratos de tu personalidad.

10. El verdadero líder sabe reconocer sus errores y aceptar responsabilidad. No olvides que un conflicto bien manejado fortalece la relación, y te ayuda a aprender de las diferencias. Pensar positivamente es una disciplina que, ejercitada con constancia, te dará el poder de cambiar tu entorno y por consiguiente, tu vida.

Todas las anteriores sugerencias también aplican para los casos de relaciones con amigos o de pareja. A los consejos ya mencionados yo agregaría que cuando estés enojado con alguien a quien amas, ten cuidado con lo que dices, porque tu mente se enoja, pero a tu corazón todavía le importa.

Recuerda, No enojarte es tu mejor defensa.

Como bien dicen: "No te compliques, disfruta; no te quejes, aprende; no te enojes, sonríe".

Y recuerda: ¡Sonríe, agradece y abraza tu vida!

Sobre todo: ¡a despertar a la vida, gente! Para VIVIR.

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