Si no puedes cambiar las cosas, ¡aprovecha la oportunidad para cambiar tú mismo!

Conversaba con varias personas sobre cómo reaccionan si se les atraviesa un gato negro en la calle. La mayoría me dejó saber que era de "mala suerte", que de inmediato se cruzan de calle, que el día se les "arruinaba", que de seguro algo malo pasaría en horas o días y un sinfín de "fatalidades"...
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Conversaba con varias personas sobre cómo reaccionan si se les atraviesa un gato negro en la calle. La mayoría me dejó saber que era de "mala suerte", que de inmediato se cruzan de calle, que el día se les "arruinaba", que de seguro algo malo pasaría en horas o días y un sinfín de "fatalidades" y supersticiones que asocian con un felino de cabello negro. Yo simplemente les dije que si el gato se cruza es porque definitivamente para algún lado va. Cuidado y no más bien es el gato quien se dice: "qué gente tan atravesada". Puede ser. ¿A poco no?

Y es que cada quien reacciona diferente ante determinada situación, a lo que digan o hagan sus semejantes. Como bien dicen, cada cabeza es un mundo y cada quien habla de acuerdo a como le ha ido en la feria, por su experiencia o lo que ha visto que les sucede a los demás. Estamos influenciados por lo que social, familiar y culturalmente hemos aprendido, y a partir de esto hemos desarrollado creencias y reglas que nos hacen actuar de una manera u otra ante lo que la vida nos presenta.

Muchas veces funcionamos en automático y con base en las expectativas que tenemos de los demás. Asumimos lo que ellos supuestamente deberían hacer, decir o hasta cómo comportarse y, cuando nos damos cuenta que no tenemos ese control se desencadena un estado de ánimo automático. Algunas personas se deprimen, otras se enfadan, hay quienes se quejan continuamente y otras hasta renuncian a sus sueños, deciden que "es imposible" y se resignan a sobrevivir en una mediocre experiencia de sí mismos. Conceden demasiado poder a los demás en sus relaciones; ya sea laborales, personales, de amigos, de pareja, compañeros de estudio y demás.

En esos momentos olvidamos de lo que somos capaces y sólo nos concentramos en los desafíos. Se nos olvida que todo pasará, que Dios no entrega cargas más fuertes de las que puedas cargar y que todo tiene solución --menos la muerte--. Para qué enfocarte y preocuparte en exceso por lo que tiene o no solución si al final siempre hay una salida y la energía que desgastas concentrándote en lo que estás afrontando es mejor invertirla en dar los pasos para salir adelante.

Te aseguro que si un día te topas en el camino con alguien que te hirió, eh, mejor dicho, alguien a quien le diste tanto poder que en algún momento lo que dijo o hizo elegiste que te afectara, lo primero que vas a pensar es en reaccionar de una manera poco amable, de hecho, hasta te predispones y de seguro saltas a la defensiva; pocas veces te nos enfocamos en ir a nuestros archivos y revivir o sacar al momento las cosas buenas de esa persona y cambiar tu actitud.

Muchas veces además, reaccionamos en determinada forma porque vivimos llenos de recuerdos, de lo que sucedió en el pasado, como algunos dicen, perdonan pero no olvidan y entonces definitivamente no podemos vivir de recuerdos, nada lograrás desde ahí, nadie dice que siempre debe ser igual o que lo que otra persona le sucedió también te debe suceder a ti.

La mayoría de las veces perdemos la perspectiva de que lo bueno y lo malo sólo se basa en nuestros puntos de vista, en cómo elegimos tomar las situaciones.
La gente hace lo que hace y se conduce de la manera que se conduce por sus creencias, por sus referencias, por la interpretación que le da a lo sucedido, basándose en hechos que le ocurrieron anteriormente o bien en experiencias ajenas o simplemente en asociaciones, van como en automático sin detenerse a pensar qué será lo mejor, respirar y actuar de la manera indicada.

La mayoría de situaciones que creemos negativas, se pueden tornar positivas si nosotros les damos la vuelta para encontrar de qué manera sacarle partido a nuestro favor.

Como bien dicen, quizás no podemos cambiar las circunstancias pero sí podemos cambiar la manera en la que reaccionamos ante ellas ¡SIEMPRE! Y créeme, que por experiencia vivida en carne propia te doy testimonio de que si cambias la actitud para con la vida, la vida te cambia.

¿Cómo? Teniendo claro que todo depende de la interpretación que le demos a lo que nos sucede, de cómo interponemos experiencias del pasado, de las asociaciones que hacemos para crear caos, drama, rabia, enfado, odio, temor o si simplemente vemos todo lo que nos sucede con amor, paciencia, tolerancia y analizamos en qué manera la vida quiere fortalecernos y qué podemos aprender de lo que nos sucede y que entendemos que agobiarnos está de más.

Hay muchas ideas que nos vendemos como la única realidad, como la realidad y resulta que no es más que una percepción, una realidad tan solo nuestra, no la definitiva. Esas ideas que solo son reales para nosotros, esas interpretaciones, nos atan, nos afectan. Y si a todo eso le damos poder no avanzamos, nos paralizamos.

Como te lo he compartido en otros blogs, tenemos en nuestras manos el poder escoger qué pensamientos tener, para desde ahí sentirnos de una manera u otra y accionar a nuestro favor o en contra.

Tenemos una imagen de la vida "perfecta" que supuestamente debemos alcanzar, que al hacerlo, excluye la vida, pues deseamos tener el control de cada paso que damos y la vida es sorpresa. La vida no es una sucesión de hechos preestablecidos, que cuando no salen como nosotros deseamos genera reacciones de todo tipo, pero lo único cierto es que, como te lo he mencionado en otras ocasiones, no tenemos un contrato firmado a donde diga que tal o cual situación debe suceder a tal edad, en tal mes o que tal o cual triunfo, logro, realización, debe llegar a ti antes de tal momento. Incluyendo las relaciones de pareja. Entonces relájate y disfruta de la vida, deja de esperar a que suceda tal cual tú deseas, elige cómo reaccionas cuando esa realidad que solo en tu mente existe no sucede y lo que la vida te presenta es otro panorama. Piensa de qué manera ese panorama que tienes enfrente te puede llevar a donde deseas, qué debes hacer o quizás qué te está invitando a reconsiderar. Todo pasa para algo, enfócate en eso y no en lo demás.

Muchas veces, cuidado y no siempre, queremos dar un paso sabiendo que todo va a estar en control, queremos ir en bicicleta, pero nos contradecimos porque nos da miedo andar en bicicleta porque tenemos caer o tenemos que nos vean caer. La bicicleta es la vida, fluye. Deja de ver la amenaza y aprovecha lección de aprendizaje que la vida te da en cada situación. Experimenta la vida, atrévete a vivir.

La idea, en vez de caminar en círculo y no avanzar, es encontrar la salida a lo que sucede, te aseguro que siempre todo tiene varias alternativas y es mejor no concentrarnos en el porqué está sucediendo sino para qué. Cuando buscamos alternativas debemos escuchar nuestro GPS interno, ya que por lo general las buscamos afuera, cuando todas las respuestas están dentro de uno mismo.
Enfócate en la solución no en la queja. La queja es como quedarnos atrapados en cemento por secar, difícilmente vamos a poder dar un paso desde ahí.

Todo lo que nos sucede es para que aprendamos a tomar la lección, tomar mejores decisiones en el futuro. Todos estamos viviendo la vida, el cómo, es una elección propia. Tienes la oportunidad de transformar cómo te sientes y cómo reaccionas, descúbrelo, está en frente de ti.

Iván Andrade, practicante del Método Grinberg, comenta en un artículo que leí sobre el tema que antes de reaccionar ante algo o alguien debes: "poner toda tu atención a esta experiencia te permitirá tomar el control y frenarla: detener los pensamientos negativos en tu cabeza, los esfuerzos en tu cuerpo y permitir las sensaciones y emociones que sostienen la experiencia; a través de la respiración, puedes aprender a salir de ella para sentirte, de nuevo, en la realidad (en esa realidad infinita, llena de posibilidades y, a la vez, incontrolable e impredecible) y poder mirar y enfrentarte a la situación que te bloquea de un modo distinto, pudiendo ver nuevos ángulos y pudiendo experimentarte de un modo distinto: tal vez más fuerte, tal vez con más confianza, percibiendo nuevas opciones que antes no contemplabas".

"La realidad seguirá haciendo lo que quiera, seguirá siendo caprichosa y dándote y quitándote oportunidades a su antojo. Pero no serás víctima de ella. Puedes aprender a controlar tu reacción ante una dificultad y decidir estar bien, pase lo que pase. Si esperas a que todo esté bien, a que todo salga como deseas y sólo ocurran cosas buenas para ser feliz, tal vez esto no ocurra nunca. Si decides estar bien, suceda lo que suceda, tal vez encuentres un pequeño sendero en el que ser feliz sea una opción (seguramente distinta de la que te imaginabas)", añade.

Siempre podemos encontrar algo por lo cual discutir o por lo que reaccionar de una manera que simplemente nos desgastará a nosotros, nos estancará. Así que en esos casos, podemos escoger aceptar el punto de vista de otra persona, incluso si no es necesariamente el nuestro. Sé selectivo con tus batallas que en ocasiones hacer la paz es mejor que estar en lo correcto.

Y que quede claro entonces: si hay algo que te disgusta cámbialo y si no puedes cambiarlo, entonces decídete a cambiar la actitud con respecto a lo que te sucede.

Y recuerda: ¡Sonríe, agradece y abraza tu vida!

Sobre todo: ¡a despertar a la vida, gente! Para VIVIR.

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