Más vale un 'no' sincero, que un 'sí' falso

Para muchas personas decir "no" es prácticamente imposible y viven resolviendo las necesidades de otros, dejando así de lado sus propias necesidades y verdaderos deseos. Te aplaudo de pie si en alguna época de tu vida no has experimentado esta situación, porque pareciera que en la niñez olvidan enseñarnos a que tenemos todo el derecho a decir que "no" y es importante -por nuestro propio bien- aprender a deshacer ese nudo de nuestras vidas, en caso de que lo tengamos atado.
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young girl in modern costume...
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decir no

Para muchas personas decir "no" es prácticamente imposible y viven resolviendo las necesidades de otros, dejando así de lado sus propias necesidades y verdaderos deseos.

Te aplaudo de pie si en alguna época de tu vida no has experimentado esta situación, porque pareciera que en la niñez olvidan enseñarnos a que tenemos todo el derecho a decir que "no" y es importante -por nuestro propio bien- aprender a deshacer ese nudo de nuestras vidas, en caso de que lo tengamos atado.

Al decir "no", también se gana y es mejor un "no" sincero que un "sí" falso, el cual puede resultar un desgaste innecesario y gratuito provocado por nosotros mismos.

Muchas veces logramos más cosas diciendo "no", porque nada se compara con mantener nuestra calma, paz y congruencia con lo que realmente sí deseamos hacer, sin tener que afanarnos o forzarnos por agradar, por quedar bien con los demás; trátese de compromiso social, de pareja, de amistad, familiar o laboral.

A algunas personas se les da naturalmente saber decir "No", no les cuesta trabajo, pero la mayoría hemos dicho muchos sí, de la boca para afuera y en muchos casos porque supuestamente: "no quedaba de otra..." o porque nos "vimos en el compromiso de decir que sí".

Frecuentemente cuesta decir que "no" porque buscamos aceptación, aprobación o esperamos que, al hacer algo "desinteresadamente" algún día el favor se nos devuelva, ya que la otra persona ha adquirido un compromiso y una deuda con nosotros, o bien, porque nos toca pagar lo que hicieron por nosotros en algún momento.

Además, no nos atrevemos a decir que "no" , cuando no tenemos el "valor" para enfrentar algunas situaciones en las que debemos confrontar nuestros ideales o prioridades ante los demás. Es por ello que hay quienes a todo dicen que sí y luego, hasta cuando sueñan con todos los pendientes ajenos que deben ejecutar.

Decir "no" es realmente un privilegio, un derecho y hasta una obligación y no debería ser tan difícil como lo hacen parecer, ya que por lo general asimilamos que ser sinceros traerá consecuencias fatales y no es así. Todo lo contrario. Recuerda que todo en la vida se reduce a nosotros y a las decisiones que tomamos. Está en nosotros, de la mejor manera, aprender que en realidad decir "no". Es una cuestión de respeto hacia ti y saber establecer límites de acuerdo a tus intereses, ideales, objetivos y estilo de vida, con respecto a lo que los demás desean o esperan de ti.

Quizás todo sea porque por lo general la palabra "no" se utiliza para expresar rechazo. Por eso es tan duro para algunos decir que "no", pues a casi nadie le gusta rechazar a nadie.

Decir "no" es simplemente una sincera expresión de deseo. Por ejemplo, nunca falta en una oficina esa persona a la que se reconoce por ser capaz de hacer de todo para todos, entonces eso se convierte en un hábito y todos le piden constantemente ayuda; hasta que se ve con el agua hasta el cuello y con poco espacio para sus propias labores, por andar en lo de los demás y le cuesta tener honestidad para romper ese hábito.

En otros casos el "no", significa dejar de permitir que los demás te inviten a hacer algo que realmente no quieres hacer o a estar en una situación en la que realmente no quieres estar.

Recientemente aprendí el verdadero valor de decir "no". En el camino apareció lo que en otro momento de mi vida hubiera sido una excelente y gran oportunidad laboral, pero después de analizar la situación por varios días, llegué a la conclusión de que en este momento de mi vida no era algo que deseo hacer ni tampoco estaba dispuesto a hacerlo para agradar a nadie. Fue cuando tuve que hacerme las siguientes preguntas; mismas que debes hacerte, en cualquier situación para identificar si tu respuesta es declinar algo en la vida.

¿Cuáles son tus metas en este momento de tu vida? ¿Prefieres pasar tiempo en estas metas, o en ese nuevo compromiso que podrías adquirir? Esto me llevó a conocer mis razones para decir "no".

Teniendo muy clara mi decisión, lo primero que hice, al darla a conocer, fue agradecer. Acá un paso primordial a la hora de decir "no": agradece que se te considere para algo, pero deja claro que aunque te halaga en ese momento tienes quizás otras actividades, ocupaciones, compromisos adquiridos previamente, que te agradan, que te proporcionan satisfacción y que no deseas dejar de lado. Es un modo agradable de decir que tienes otras prioridades.

No hay necesidad de dar explicaciones de más o extenderse en el tema: simplemente di que "no" y da la razón principal del por qué. Eso sí, sé totalmente sincero con la otra persona, porque cuando interviene la mentira, es probable que ésta se convierta en una bola de nieve que crezca cada vez más.

Algo importante es que si cuando dices no, te sientes mal por el hecho de tener que decirlo, es recomendable ofrecer una alternativa para amortiguar el efecto, por ejemplo, di que en ese día no puedes o que ahora mismo tienes mucho que hacer, pero que te encantaría ver la posibilidad en otro momento, u ofrece ayuda hasta donde puedas.

Muchas personas caminan en un círculo de nervios y angustia ideando la manera de cómo responder con un "no", cuando con un sencillo "lo siento, pero me temo que "no" puedo aceptar", es suficiente. Si lo haces de esta manera dejarás ver tu sinceridad, y te aseguro que, por lo general, la experiencia constata que la otra parte se lo tomará en buen plan.

Recuerda, además, que si hablas de una manera enfática, honesta, transparente y respetuosa con la otra persona, no debería haber ninguna razón por la cual se desatara algún problema.

El investigador científico del Desarrollo Personal, Luis Carlos Lamadrid, brinda algunas recomendaciones para decir "no", que a continuación te comparto:

  1. Pregúntate si lo que te están pidiendo es algo que tú realmente quieres hacer. Piénsalo detenidamente, no te dejes llevar por el impulso de decir "sí". Observa si realmente deseas hacerlo o no, independientemente de los deseos o las expectativas del otro.
  2. Toma tu tiempo antes de responder. No des una respuesta en ese momento, di algo como: "déjame pensarlo y te digo al rato", o "tengo que verificar si no tengo otros compromisos, pero te confirmo mañana". Esto te va a ayudar mucho a observar con calma si lo que te están pidiendo es algo que tú quieres hacer o no. Si estás al teléfono, di que en breve le devuelves la llamada. Después de analizarlo (agrego yo).
  3. Pregúntate si tienes el tiempo para hacerlo. Muchas veces no es que no queramos complacer a la otra persona, simplemente no disponemos del tiempo. Evalúa tus prioridades y si decides que puedes dedicar algo de tu tiempo a ese fin, sin afectar tus proyectos, adelante. De lo contrario, es mejor decir "no".
  4. Puedes buscar un punto medio. Tal vez no quieras hacer exactamente lo que te piden pero sí estás dispuesto a buscar un acuerdo en el que ambas partes ceden un poco. Di "no" y propón otra alternativa.
  5. Si vas a decir "No", sé honesto y amable. Lo mejor es decirle al otro que no podemos porque tenemos otros asuntos pendientes, sin tener que entrar en detalles, y decírselo de la manera más amable y con tanta seguridad que al decir "no", no te sientas mal en decirlo.

Se trata de que puedas decir "no" con la confianza de que es tu decisión y de que tienes todo el derecho de negarte. Recuerda que es señal de elevada autoestima.

Lo más importante es que sepas qué es lo mejor para ti, qué cosas si van con tus planes, tus proyectos, tus metas, tus ideales y qué cosas no. Sé congruente y mantente firme -en confianza- para poder defender lo que realmente deseas y no tener que invertir tu vida en solamente complacer a quienes te rodean o hacer cosas por obtener un mejor nivel económico, social, familiar, de amistad o profesional, pero que al hacerlo esto va en contra de lo que realmente deseas. Evita traicionarte a ti mismo (a).

Medita, reflexiona ¡y ponlo en práctica!

Y recuerda: ¡a sonreír, agradecer y abrazar la vida!

¿Se te complica decir que no?

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