Antes de juzgar a alguien ponte en su lugar

Así somos las personas, practicamos el deporte de juzgar. Y usted ni venga con que no, porque quizás aunque ahorita no, en algún momento sí se puso la camiseta del prejuicio...
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En mi época de high school y de universidad no fui el más popular, todo lo contrario: siempre me llevaba el premio al más introvertido. Así siguió todo ya cuando trabajaba en un periódico y años después cuando llegué a la televisión. Me pasaba algo: cuando nuevas personas llegaban a mi vida por situaciones personales o profesionales, el comentario era el siguiente: "creía que eras súper engreído, pero ahora que te puedo tratar veo que es todo lo contrario, te pido disculpas por haberte juzgado sin conocerte". Incluso, muchos dijeron que les caía mal y no me soportaban, hasta que me conocieron. Otros, supongo, reafirmaron su postura, espero que pocos. Pero bueno, tampoco soy un billete de 100 dólares para caerle bien a todos. ¡¡¡Soy de 500!!! ¡Jajaja!

El caso es que así como esas personas se formaron un concepto de mí sin conocerme en persona ni tratarme, simplemente por lo que veían en pantalla, así yo también muchas veces en los pasillos del trabajo o de la universidad al ver a algunas personas, no quería ni hablarles, y aunque en algunas ocasiones confirmé mi posición, en muchas otras esas personas que yo no soportaba ni ver, terminaron siendo grandes amigos. De hecho, tengo un hermano del alma desde la universidad a quien aprecio mucho pero a quien cuando iniciamos clases hace años yo no soportaba ni ver. ¡La vida nos da lecciones!

Así somos las personas, practicamos el deporte de juzgar. Y usted ni venga con que no, porque quizás aunque ahorita no, en algún momento sí se puso la camiseta del prejuicio, sino es que todavía la tiene bien puesta o casi encarnada.

Bien dicen que "nunca se sabe lo que la gente está pasando. Así que haz una pausa antes de empezar a juzgar. Todo el mundo está luchando su propia guerra". La vida me ha hecho comprender que definitivamente hay una historia detrás de cada persona, hay una razón por la cual son como son, piensa en eso antes de juzgar a alguien.

La palabra "juzgar" proviene del latín "iudicare" que significa "dictar un veredicto". Antes de juzgar es mejor usar un espejo y no una lupa.

Antes de criticar observa tu reflejo en un espejo, antes de gritar escucha, antes de acusar perdona y antes de juzgar, comprende. Muchas veces lo que criticamos o juzgamos es algo que es reflejo de nosotros. Vaya que la vida nos pone personas espejo en frente constantemente. Algunas veces para que recordemos lo que sentíamos al estar a donde está esa persona y otras para ver si por fin a través de ella, también aprendemos nosotros la lección. Recuerda que la vida es sabia y te da la misma lección hasta que la aprendas. Si no la superas, aquello parece un círculo vicioso del cual no sales. Y muchas veces nos pone a personas para que comprendamos.

Algo que a mí me ha servido para dejar de entrenar en el deporte de juzgar y respetar, aunque no coincida con lo que la otra persona haga o piense, es comprender que cada quien tiene su propio y único proceso de aprendizaje. Todos, no importa lo que seamos ni de donde vengamos, todos, incluyendo líderes espirituales, políticos y demás, cargamos basura emocional y tenemos diferente experiencias de vida, sociales, económicas, culturales, culinarias, que nos hacen especiales y únicos. Nadie ha pasado --por más que parezca-- por lo mismo que tú, lo que tú sientes nadie más lo sentirá igual, quizás parecido, pero jamás como tú, porque eres único e irrepetible y eso incluye todo lo que has elegido vivir o enfrentar, superar en la vida. Es por ello que algunas personas le dan más importancia algo que otras y necesitan más tiempo para asimilar o poder avanzar, eso no les hace menos ni más. Tan solo es su vida y hay que respetarla. Como te digo, quizás no coincidas con los demás, pero tú no tienes techo de vidrio así que mejor no te atrevas a tirar la piedra.

Todos tenemos un proceso de aprendizaje diferente, si bien viajamos todos en este vuelo que se llama vida, no todos vamos en el mismo avión y aun cuando vayamos en el mismo vuelo, ¿cuánta diferencia hay entre los pasajeros que van en un avión? Nadie es igual, así venga del mismo país o hable la misma lengua.

Además, ¡debes estar alerta!, porque en lo que juzgas te conviertes. Cuando criticamos algo de las personas o de una en particular, de manera constante, terminamos, sin darnos cuenta, siendo como esa persona. ¿Cuántos hijos terminan, sin percatarse siendo como sus padres en su relación de pareja, aunque no era algo que deseaban o se hubieran propuesto? ¿Cuántas veces juzgamos algo en las personas que terminan siendo nuestro espejo y eso es algo que también nos falta trabajar a nosotros, o que lo juzgamos porque quizás lo superamos pero nos aterra la posibilidad de regresar a ser como éramos, que es como es la persona a quien criticamos?

Dios nos ama a todos. Él no tiene condición. Nosotros no estamos en posición de juzgar a los demás, cada quien tiene su proceso de vida, a cada quien le llega su momento para entender, superar, fluir y salir adelante, y sino, es problema de la persona, tu no viniste al mundo a cambiar a nadie, más sí, a modificar las conductas que decidas para convertirte en una mejor versión de ti. A nadie puedes obligar a cambiar, el cambio no se fuerza. Todo se da cuando se tiene que dar y si es que corresponde.

Veía uno de los mensajes del autor de best sellers y un gran maestro de la inspiración para mí: Joel Osteen, en ese video comentaba que en un restaurante un pequeño empezó a sentirse incómodo y a incomodar a sus padres al ponerse a llorar desesperadamente. Los padres comieron lo más rápido que pudieron para pedir la cuenta y salirse del lugar. Por más que los meseros le hacían caritas y decían cosas linda al bebé, éste solo seguía llorando. Cuando salieron del restaurante, la mamá del bebé esperaba a que su esposo trajera el auto. En eso, había un mendigo en la calle, y el bebé se calmó y le extendió los brazos. El inquieto niño solo vio los ojos del alma de ese indigente y quiso ser cargado por él aunque no le conocía. El niño no tenía prejuicios de qué ropa, puesto, color ni estatus social tenía aquella persona para que le brindara amor. Tampoco le importó que anduviera en trapos viejos y sucios o sin bañar. Así como el niño debemos ser nosotros. ¿Cuándo fue la última vez que, sin conocer, te atreviste a hacerle feo a alguien o discriminar, juzgar, solo por como se ve, de qué auto se bajó, qué tipo de ropa traía? Como bien dicen, no porque alguien use corbata es respetable, ni porque tenga un tatuaje es maleante. No porque sea cura o pastor, es realmente religioso o tiene buenas intenciones ni porque ande con piercing o expansiones en su piel, no es amable y buen ser humano. El hábito no hace al monje. Explora primero.

Empieza a mirar a través de los ojos de tu alma, despierta, quítate las caretas o los prejuicios que nada de lo que tienes acá te vas a llevar cuando tu viaje, estancia, paso, por esta Tierra finalice; mas es mucho lo que sí puedes legar, dejar, compartir, con quienes están a tu lado y con quienes la vida te va ir sumando. ¿De qué manera deseas ser recordado? Abraza a las personas, incluso a las que te hacen mal, con amor. El amor todo lo cambia. ¿Con qué ojos estás viendo el mundo? Hazte el propósito de ahora en adelante, en vez de juzgar, amar. Igualmente si alguien te comparte algo, no le juzgues, no sabes qué esa persona siente, qué inseguridades tiene, qué situaciones carga que le hacen reaccionar de una manera diferente, quizás no la más adecuada, pero te aseguro que da lo mejor de sí, desde su óptica de vida, desde lo que tiene a su alcance, desde su experiencia de aprendizaje, desde lo que puede hacer. Empieza a mirar con los ojos de tu alma.

No eres quién para juzgar, pero si fuiste creado para amar. No te contentes de tus suposiciones, antes de juzgar investiga los hechos, sobrepasando tus prejuicios. Si la gente se mirara el alma antes de juzgar a otros, como se mira el peinado antes de salir de casa, el mundo sería otra cosa.

Como dice la canción de "La Bella y La Bestia": "debes aprender, que antes de juzgar tienes que llegar hasta el corazón".

¡Quien no tenga techo de vidrio que tire la primera piedra!

Y recuerda: ¡a sonreír, agradecer y abrazar tu vida!

¡Gracias por existir, compartir y estar!

En Twitter, @ChrisBarquero.

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