"Si amas lo que haces, nunca será un trabajo"

El otro día estaba leyendo en la Enciclopedia de anécdotas e ilustraciones un pequeño gran relato, que además había escuchado en algún curso de los que he tomado y te lo comparto. Una moraleja que es la constante de muchas personas, quienes están a disgusto con su trabajo y simplemente lo hacen porque no encuentran algo mejor o bien, porque como sabemos, hay bocas que alimentar y cuentas por pagar. Estar atado a un trabajo nada más por un cheque que se espera cada semana, o cada quince días, es tan enfermizo como cualquier enfermedad degenerativa.
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El otro día estaba leyendo en la Enciclopedia de anécdotas e ilustraciones un pequeño gran relato, que además había escuchado en algún curso de los que he tomado y te lo comparto:

"Un médico parisién recibió la visita de un cliente, el cual le refirió su estado de turbación moral, su sentimiento de pecado, su preocupación por la eternidad.
El médico, que no entendía en enfermedades del alma, creyó que se trataba de un caso de neurastenia y aconsejó buen alimento y distracción.

- Lo primero no me falta, dijo el enfermo.
- Pues no es nada más que cuestión de distracción, afirmó el médico, muy seguro de su ciencia. Le aconsejó acudir a las funciones del payaso Garrick, "nadie puede estar triste delante de él", dijo.
- Señor, este remedio no sirve para mí -replicó el enfermo decepcionado-, pues yo mismo soy Garrick. "Yo soy ese payaso; he de mostrarme alegre ante el público para ganar mi pan, pero esto no me da felicidad".

Sin duda, esta moraleja, es la constante de muchas personas, quienes están a disgusto con su trabajo y simplemente lo hacen porque no encuentran algo mejor o bien, porque como sabemos, hay bocas que alimentar y cuentas por pagar.

Estar atado a un trabajo nada más que por un cheque que se espera cada semana, o cada quince días, es tan enfermizo como cualquier enfermedad degenerativa.

En una época de mi vida, a pesar de estar en un trabajo donde podía ejecutar mi gran pasión -la comunicación-, el lugar sólo me significaba tristeza, desesperación, angustia y desosiego. Cada día, al levantarme para ir a trabajar, mi diálogo interno era: "no puede ser que tengo que ir a trabajar ahí, en qué momento tomé este trabajo, cómo pude caer acá". Simplemente era una tortura, un castigo. Casi una sucursal del infierno en la vida. De hecho, nunca he sido de las personas que deseo que llegue el fin de semana, de esos que de corazón dicen: "gracias a Dios que es viernes", pero, cuando estaba en ese lugar, contaba las horas que faltaban para que llegara el viernes, desde el lunes. Además, al terminar mi jornada, marcaba cada día en el calendario, como si hubiera logrado una victoria más. Lo confieso: yo no vivía, sobrevivía.

Hasta que después de cómo tres años, decidí, como dicen en mi tierra, o tomaba el "toro por los cuernos" y "empezaba a bailar con la más fea", es decir, le tomaba el gusto o salía corriendo porque no era sano para mí permanecer ahí.

Lo primero que entendí es que para algo pasan las cosas y empecé a ver el lado amable de para qué la vida me tenía en ese lugar, me pasaba cuestionando qué estaba aprendiendo ahí, en qué estaba mejorando como profesional y persona, qué áreas de mí se estaban fortaleciendo y en qué sentido ese lugar de pronto era un escalón para llegar a donde yo deseaba. Es que lo tomas así o sales corriendo.

En vez de quejarme y darle importancia a la gente -que según yo me hacía la vida imposible-, empecé a agradecer estar en ese lugar, recordando que todo tiene su momento y que ahí era justo donde debía estar -aunque yo creyera que debía de estar en otro lado-. Me lo tomé con sentido del humor y concluí que si yo estaba ahí y había "soportado" muchas cosas era porque definitivamente eso era bueno para mí. También fui consciente de que al fin y al cabo estaba ejerciendo mi profesión y ante la recesión y demás situaciones cuántas personas con estudios tienen que tomar el trabajo que sea y entonces para ellos la cosa estaría peor, por estar a donde sea con tal de obtener el dinero para vivir y sin gustarles lo que hacen.

Bien dijo Confucio: "Si amas lo que haces, nunca será un trabajo" y esa debería ser la constante de todos, pero si aterrizamos en la realidad no lo es, porque gran parte de las personas que toman sesiones de coaching conmigo no están nada contentos con sus trabajos, estén o no en la rama que escogieron y en la cual se han especializado universitaria y profesionalmente.

Como el deseo siempre es cambiar de trabajo y encontrar lo que desean, algunas de mis preguntas son: ¿Qué tan lejos o tan cerca estás de donde quieres estar? ¿Qué has hecho para estar a donde deseas? Qué puedes hacer para avanzar? ¿En qué puedes fortalecerte y capacitarte para llegar a donde deseas? ¿Cómo puedes llegar a donde deseas? ¿Quienes te pueden ayudar a llegar a donde deseas? ¿Qué pasos debes dar para avanzar?

En algunos casos la cosa es, como dicen popularmente, solo "encontrarle la comba al palo", y ver qué tanto amamos lo que hacemos y qué tanto estamos simplemente en una zona de confort o de rutina en la que ya se volvió tan mecánica nuestra actividad que dejemos de entregarnos y solamente deseamos cumplir un horario a cambio de una paga.

"La única forma de hacer un trabajo genial, es amar lo que haces", decía Steve Jobs y vaya que es un gran punto que debemos analizar, ya que en el momento que no amamos lo que hacemos, es como estar en una relación de pareja que no nos llena pero por no estar solos. Piensa que solo tenemos una vida, la cual es corta y tras de eso un 70 por ciento de ella la pasamos trabajando. ¿Tiene sentido buscar, esforzarnos y luchar por lo que deseamos no? De otro modo solo estaríamos sobreviviendo, dejándonos llevar para pagar las cuentas.

Es posible encontrar una posición laboral en la que hagas lo que te gusta y te paguen por ello, o bien, empezar a agradecer y bendecir la oportunidad que se tiene en este momento, hacer las paces, disfrutarlo y justo en ese momento si para ti hay algo mejor, te llegará.

Créeme, que no tiene sentido aguantar un montón de cosas solamente por dinero, ambas cosas se pueden lograr: dinero y satisfacción. Claro tampoco te digo que dejes lo que tienes y que esperes que te caiga del cielo pero con tiempo, paciencia y sobretodo perseverancia, estarás en un "trabajo" que será tu hobbie y además te pagarán por estar ahí.

Para llegar a eso, debemos, como en todos los rubros de nuestra vida, tener bien definidas nuestras metas. Luis Fallas, del Centro de Superación Personal, comenta los siguientes puntos para alcanzar cualquier meta, incluyendo una laboral:

  • Lo primero que debes definir es cada una de las metas que deseas conseguir, en orden de prioridad y anotarlas en un papel donde las puedas visualizar diariamente.
  • Hazte la pregunta: ¿por qué quieres conseguir todo eso que has puesto en el papel? Cuando tengas la respuesta a cada meta, sabrás exactamente porqué estás luchando.
  • Establece el plazo en que deseas conseguir cada una, es importante tener en cuenta que algunas implicarán mayor tiempo y dedicación por eso debes ser paciente para conseguirlas.
  • El simple hecho de que anotes tus metas no garantiza que las vayas a lograr, debes de tomar acción y buscar todas las maneras existentes para concretarlas efectivamente.
  • Recuerda escoger metas que dependan de ti, muchas personas cometen el error de seleccionar metas que para lograrlas es necesaria la ayuda de terceras personas y esto comúnmente suele convertirse en un obstáculo porque otros no siempre estarán dispuestos a colaborarnos.
  • El compromiso es uno de los elementos fundamentales para alcanzar cualquier cosa que te propongas en la vida, debes identificarte con tu meta y saber que tendrás que realizar muchos sacrificios antes de lograr el éxito.
  • Ten presente revisar tus metas diariamente, para que al levantarte cada mañana puedas recordar el compromiso que has hecho contigo mismo para lograrlas.
  • Otro aspecto a tomar en cuenta es la persistencia, en ocasiones las personas desisten cuando están a punto de alcanzar sus propósitos, por eso es tan importante que no te dejes vencer por los obstáculos, al contrario cuando estos se presenten debes poner mayor empeño y dedicación para llegar a tu objetivo.

Una de las cosas para lograr dar el paso que deseas laboralmente es ubicarte, no aspirar a puestos para los que no se está cualificado.

Recuerdo que en la película Charity Valentine, la actriz Shirley McLaine es el espíritu del optimismo, siempre positiva y vitalista. Es chica de alterne en un bar, pero sueña con la oportunidad de salir de allí y encauzar su vida. Cambiar de trabajo es una buena decisión y por eso acude a una agencia de colocación, pero se olvida de un pequeño detalle: la formación. Si vamos hacia atrás en la historia vemos que ha sido muy generosa con personas que no lo merecían, pero no ha hecho nada por ella misma.

Quizás debería haber invertido sus ahorros en estudiar, en vez de confiar tanto en la suerte y en sus aprovechados novios... porque también sueña con el príncipe azul, pero eso es otra historia.
La lección que nos deja es que el entusiasmo, la energía positiva y las buenas vibraciones nos llevarán lejos si están bien orientados hacia la superación personal. Hay que saber luchar por un sueño pero con los pies en el suelo. No seamos ingenuos. Ser positivo no es engañarse a uno mismo pensando que las cosas ocurrirán porque sí. Tienes que hacer que las cosas ocurran.

Recuerda: Las oportunidades no son producto de la casualidad, más bien son resultado del trabajo. Además, toma en consideración que la recompensa de nuestro trabajo no es lo que obtenemos, sino en lo que nos convertimos.

Y, por si acaso que ya estás en el punto en el que haces lo que te gusta y te pagan por ello, nunca olvides que debe haber un equilibrio: el trabajo es bueno, pero no debería volverse una adicción. No convirtamos el trabajo en una droga para olvidarnos de nosotros mismos en él.

Si no has encontrado algo donde te sientas pleno, sigue buscando. El que busca encuentra, solo ten calma.

Y recuerda: ¡a sonreír, agradecer y abrazar la vida!

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