'Ama a quien ves en el espejo'

Una de las peores cosas que podemos hacer los seres humanos es convertirnos en nuestros propios enemigos.
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"¿Cuánto tiempo te hiciste daño? ¿Cuántas veces te viste en el espejo sin aceptarte? ¿Cómo te convertiste en tu peor enemigo? Nunca es tarde para volver a empezar. La vida es HOY. Ámate, perdónate, mírate de nuevo y dilo fuerte: Gracias". Estas palabras son la introducción a una de las canciones del nuevo disco de la cantante mexicana Thalía, " Amore Mio". El tema se llama "Gracias".

Aplauso de pie para ella, por haber incluido un tema que nos ayude a reflexionar sobre la carga que muchos tienen o hemos tenido: el amor propio. Bien dicen que la clave para amar a los demás es amarse a uno primero. Claro está que una cosa es decirlo y otra hacer que suceda. Cuando en sesión de coaching les digo a las personas que qué ven en el espejo cuando se miran, o que les dejo una mecánica de verse en el espejo y decirse a sí mismos que se aman, para la mayoría representa un reto y una misión complicada que no logran a la primera.

La mayoría de personas no logran estar en mis dos minutos mirándose al espejo y decirse cosas bonitas porque realmente se han dedicado toda la vida a auto sabotearse, menospreciarse, tienen una imagen muy pobre de sí mismos. Han dejado de lado concentrarse en su potencial, en la capacidad que tienen, dones, talentos, en agradecer y enfocan sus vidas en lo que han pasado, lo que no ha sucedido, las heridas, dejando de reconocer las cosas buenas que han hecho y sus logros.

Una de las peores cosas que podemos hacer los seres humanos es convertirnos en nuestros propios enemigos, como bien lo dicen las palabras de Thalía.

Muchas personas están librando una batalla que no es precisamente con su jefe, con su padre o con su madre, ni con sus hermanos o con su pareja, sino consigo mismos y pocos se detienen al espejo a mirar, hablarse y enfrentarse porque les da miedo. Pocos se enfrentan y analizan qué deben modificar en sus vidas para que funcionen.

Cuántas personas se pasan diciendo a sí mismos: "no puedo, no soy capaz, tengo que mejorar, no soy disciplinado, soy un desastre, no soy guapo, no soy tan inteligente" y así muchas cosas más. Se concentran en sus debilidades y por eso no pueden avanzar porque no logran ver la luz que llevan dentro, no logran ver lo bueno, se maltratan, se hieren y se juzgan.

Recordemos que todos los pensamientos producen sentimientos, emociones, que nos llevan a acciones, decisiones. Al cargar furia, resentimientos, odio, rencor, frustración, lo descargas en los demás y lo que cosechas lo siembras, por eso es que las cosas no salen tan bien, porque descargar toda esa basura emocional, provocada por no aceptarse, en los demás, no es lo ideal. Lo óptimo es analizarnos, encontrar qué nos causa malestar y trabajarlo.

No puedes dar lo que no tienes, si no te amas no puedes amar y no puedes tener buenas relaciones, no puedes ir por la vida con seguridad, con emoción, con motivación, más bien bloqueas todo lo bueno que la vida tiene para ti y no suceden las cosas simplemente porque te auto saboteas.

Es increíble que hay personas que se sienten fracasadas aún cuando a los ojos de los demás tienen éxito ya que disfrutan de situaciones emocionales estables, bienes materiales, salud, solvencia económica, que ellos no logran ver por estar enfrascados siempre en ser mejores y obtener más cosas.

Hay que agradecer, entender que todos tenemos un proceso y que los procesos son diferentes para todos; que en muchas áreas somos bendecidos y tenemos dones y talentos y que también hay otras áreas en las que tenemos dificultades o debilidades, pero eso no implica no estar contentos con quienes somos o con lo que tenemos.

Para poder hacer cambios significativos en nuestras vidas la mayoría de las personas necesitan hacer las paces consigo mismos, hay que reconocer lo que somos. Si tenemos malos pensamientos, somos personas negativas, nos rodeamos de personas que no nos aportan, si estamos haciendo las cosas incorrectas para llegar adonde queremos llegar, si ni tan siquiera conocemos nuestro propósito de vida, si vivimos criticándonos, juzgándonos, condenándonos, el camino en círculo va a ser insoportable.

Recuerda que fuiste creado para lo mejor. Yo cuando me desconcentro, por decirlo así, siempre repito: "me amo, merezco lo mejor y lo acepto".

"Es que no soy disciplinada, no tengo la comida lista de mis hijos a tiempo, no logro conducir bien el auto", me decía una señora en plena sesión de coaching. Y claro, cuándo le consulté por todo lo que sí hace, la lista fue más grande de lo que no y además se dio cuenta de que nunca se había enfocado en esos temas.

Me encanta algo que dice Joel Osteen, el autor de best sellers, que "Dios nos creó para que fuésemos personas mediocres, ni promedio. No nos creó para que sobrevivamos y nada más. Fuimos creados para alcanzar la excelencia, ¿pero qué estás haciendo por alcanzar esta excelencia si lo único que haces es criticar y juzgarte echaste tierra tú mismo?".

"Necesitas tener la imagen de un campeón dentro de ti", dice Joel, "quizás todavía no lo seas y existen áreas en las que tienes que mejorar, pero en el fondo lo más profundo tienes que saber que no eres víctima sino vencedor".

Una de las mejores formas en las que podemos mejorar nuestra propia imagen es por medio de lo que decimos. Y es que las palabras son como semillas, tienen poder creativo. ¿Qué te estás diciendo a ti mismo?

Nuestras palabras marcan el rumbo que seguirán nuestras vidas así que date el chance de pensar lo correcto, de actuar sobre lo correcto, deja de juzgarte, ámate apapacharte.

Circula por la red una reflexión llamada "Cuando me amé de verdad", de Charles Chaplin y entre lo dice, señala: "Cuando me amé de verdad, dejé de desear que mi vida fuera diferente, y comencé a ver que todo lo que acontece contribuye a mi crecimiento... Comencé a librarme de todo lo que no fuese saludable: personas y situaciones, todo y cualquier cosa que me empujara hacia abajo. Al principio, mi razón llamó egoísmo a esa actitud. Hoy sé que se llama... amor hacia uno mismo. Desistí de querer tener siempre la razón y, con eso, erré muchas menos veces. Así descubrí la... humildad". Date el chance de errar incluso, porque es así como se aprende y avanzamos. No te juzgues.

Como siempre quedan tus manos, es tu decisión.

Te comparto la canción de Thalía para que la escuches y ojalá que la puedas analizar la letra y que llegue un día que te puedas decir: ¡te amo! Y si ya te dices, no dejes de hacerlo nunca.

Y recuerda: ¡a sonreír, agradecer y abrazar tu vida!

¡Gracias por existir, compartir y estar!

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