No es lo que te pasa, sino cómo reaccionas a eso

La vida está llena de matices y situaciones, de giros inesperados, decisiones y obstáculos o pruebas por superar. Nadie se escapa de eso...
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La vida está llena de matices y situaciones, de giros inesperados, decisiones y obstáculos o pruebas por superar. Nadie se escapa de eso, no obstante, una determinada situación que para alguien puede convertirse y significar un proceso de fortalecimiento y fe, del que sale muy bien librado, a pesar de que no sea nada grato; para otra persona, esa misma situación quizás se convierta en una verdadera desgracia, una carga demasiado pesada que le hunde en la depresión, le lleva a no soltar de la mano la desesperación, la queja, la tristeza, el odio, resentimiento y desdicha. Todo, es cuestión de enfoque.

Lo importante no es lo que nos sucede, sino cómo reaccionamos ante esas situaciones, esas vicisitudes que la vida nos pone, qué actitud, qué tipo de pensamientos y palabras tenemos para manejar y salir avante con lo que nos sucede.

La mayoría de las personas, apenas les sucede una enfermedad, un divorcio, la pérdida de un trabajo, una recesión económica, algo con su pareja, sus padres, su familia o amigos, lo primero que hacen es entregarse a un deporte practicado por muchos: la queja, se dejan caer en los brazos del drama, de 'pobre de mí', y es cuando empiezan día y noche a preguntarse constantemente por qué les sucede a ellos lo que están enfrentando, qué hicieron para merecerse ese castigo, empiezan a compararse con los demás -con quienes creen se lo merecen más que ellos y a quienes no les sucede nada-, y se ofuscan, se irritan, se enojan, se debilitan porque le entregan todo el poder a la no tan agradable noticia que acontece.

Otras personas, cada vez más, pero todavía muy pocos, agradecen lo que le está sucediendo, se concentran en tener pensamientos positivos, en visualizar que esa situación será temporal y no estará siempre en sus vidas, en mantenerse anclados en lo positivo y en tratar de buscar el para qué la vida les está poniendo ese reto que enfrentan y así entender qué es lo que deben aprender y no estancarse en lo que no. Incluso, muchas personas son conscientes de que lo que sucede es consecuencia de decisiones que han tomado, entonces es un buen momento para reflexionar, si ese es el caso, de qué manera tenemos que re direccionar nuestras vidas.

Algo que me ha quedado muy claro es que lo que los demás hagan o digan no nos afecta si nosotros no les damos poder, igualmente sucede con esas situaciones nada agradables que no teníamos previsto dieran el salto a protagonizar nuestra vida de la noche a la mañana. La actitud lo es todo y lo que elijas está bien, cada quien es responsable de sus acciones. Si el drama y el papel de "pobre de mí" es lo tuyo, es muy tu elección, tu vida. Sin embargo, lo mejor es hacer el esfuerzo por mantenernos positivos, de este modo, te lo aseguro por experiencia propia, se hará menos pesada la carga. Atribulándote no vas a avanzar, al contrario, vas a sentir que un ancla te ata y te hala hacia las profundidades tenebrosas y obscuras. Hasta Harry Potter, cuando luchaba con Lord Voldermort (y no me digan que cómo se me ocurre hacer la comparación con un personaje ficticio de película, que luego la realidad supera la ficción), sabía que en sí mismo habitaba una luz más grande que todo el mal que representaba el personaje del que no debe ser nombrado y que sí se concentraba en lo positivo, en sacar, activar, aumentar esa luz, derrotaría a su oponente, por más dura que fuera la batalla.

¿Como lograr tener una actitud positiva ante una circunstancia que derrota a la mayoría? Empieza por, desde que abres los ojos, decretar, declarar: ¡hoy es un maravilloso día de prosperidad!; sí aunque el techo emocional de tu casa se esté cayendo, aunque tengas un cáncer, aunque tu pareja tenga una aventura, por encima de todo dilo, véndete la idea de todo pasará, porque así es, tarde o temprano, todo es historia, nada es permanente.

Pregúntate si ofuscarte, atribularte te lleva a alguna parte y es bueno para ti; concentra la energía que usarías quejándote en buscar y ejecutar una solución. Recuerda que tus pensamientos generan sentimientos, así que contrólalos.

Si los pensamientos negativos o atemorizantes te vienen y atacan constantemente, empieza a decirte: reconozco que este pensamiento no es mío; amo ver y sentir solo lo bueno; todo está bien en mi mundo; no acepto este pensamiento, fuera de mí ahora; todo lo bueno viene a mí. Trata de ver desde donde estás qué pasos puedes dar para sentirte mejor, para mejorar la situación, para que no sea pesado lo que vive. Sea lo que sea pasará, no hay de otra.

Ahora bien, tenga claro que todos los seres humanos, sin importar condición social, económica, de cultura, de país, de edad, religión, sexo, credo, tendencia, gustos, pasamos por situaciones inesperadas o nada agradables. Es parte esencial de la vida, porque imagínate si no hubiera desafíos y viviéramos en la dulce vida siempre.

Precisamente sobre esto, el escritor de best sellers, el doctor James Dobson, en su libro "Cuando lo que Dios hace no tiene sentido", comenta que desde hace un tiempo los biólogos han reconocido un concepto al que se le ha llamado "la ley de la adversidad" y que obra en las plantas y en los animales. A pesar de lo extraño que parezca, el bienestar habitual no es provechoso para ninguna especie.

El galeno expone: "una existencia sin desafíos produce víctimas entre casi todos los eres vivientes. Por ejemplo, observe a los animales débiles en el zoológico. Todos los días los alimentan y lo único que hacen es estar acostados. O piense en un árbol que está en una selva tropical. Como tiene mucha agua a su disposición no necesita extender sus raíces nada más que a unos pocos metros de profundidad. Por lo tanto, no está bien afianzado y una pequeña tormenta puede derribarlo. Pero un árbol mezquite, que se encuentra en la tierra hostil y árida, debe echar sus raíces a nueve metros de profundidad o más, en busca de agua. Ni siquiera un viento muy fuerte puede hacerlo caer. Su ambiente adverso contribuye a su estabilidad y vigor".

Obviamente esta ley de la adversidad, también tiene que ver con nosotros los humanos, todo lo que sucede, lo entendamos o no, nos fortalece y tarde o temprano nos percatamos de porqué las situaciones sucedieron o hasta en muchos casos no fueron precisamente lo que teníamos planeado. La cosa está en elegir tener una buena actitud para con esas situaciones y no desesperarnos o entregarnos al drama, porque si lo hacemos, difícilmente llegaremos a entender para qué ocurrió lo sucedido. Por ejemplo, he visto como en algunas familias cuando pierden a uno de sus seres queridos lamentablemente ocurre para que el resto de la familia se una, o bien, alguien que enfrenta una enfermedad imprevista, cambia sus prioridades y dedica más tiempo de pronto a lo que realmente es importante en esta corta estancia como humanos. Quizás la persona llora por su porque su pareja se fue y la vida le entrega el amor de su vida para gozar de mayor plenitud. El chiste es que siempre saldrás adelante porque, repito: no es lo que sucede lo importante o lo que te define, sino cómo reacciones y qué haces ante eso.

Como bien dice el doctor Dobson, "si es verdad que a menudo los tiempos difíciles producen firmeza emocional y física, entonces también lo opuesto tiene que ser cierto. Y en realidad, lo es. Con frecuencia la vida fácil y la abundancia producen una profunda debilidad".

¿Tú qué prefieres? Porque luego de las grandes pruebas siempre podemos decir que somos más fuertes que descubrimos tener aptitudes que no sabíamos que podíamos desarrollar. Entonces, todo pasa para algo y siempre sale el sol, siempre descubrimos ese para qué de todo lo vivido.

Como bien dijo Viktor Frank: "Cuando ya no somos capaces de cambiar una situación, nos encontramos ante el desafío de cambiarnos a nosotros mismos".

¡Tú eliges!

Y recuerda: ¡a sonreír, agradecer y abrazar tu vida!

¡Gracias por existir, compartir y estar!

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