La mujer evolucionó más que el hombre

El antropólogo británico Desmond Morris publicó en 1967 su libro "El mono desnudo", que fue un estudio del hombre desde el punto de vista de un experto en evolución y comportamiento animal, fue un revolucionario trabajo de investigación que rápidamente se transformó en best-seller y lleva diez millones de ejemplares vendidos, traducido a veinte idiomas, pero no contento con ello, en el 2007 se animó a escribir la continuación, "La mujer desnuda", donde asegura que los sexos son distintos.
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El antropólogo británico Desmond Morris publicó en 1967 su libro "El mono desnudo", que fue un estudio del hombre desde el punto de vista de un experto en evolución y comportamiento animal, fue un revolucionario trabajo de investigación que rápidamente se transformó en best-seller y lleva diez millones de ejemplares vendidos, traducido a veinte idiomas, pero no contento con ello, en el 2007 se animó a escribir la continuación, "La mujer desnuda", donde asegura que los sexos son distintos, que no nacemos iguales "vacíos de contenido", y que no son los adultos quienes "cargan" u orientan nuestros gustos hacia las muñecas, la pelota o los autitos.

Distintos cerebros

El científico asegura que son las diferencias las que ayudaron a la supervivencia y el progreso de la especie humana, por ejemplo, al realizar gammagrafías cerebrales a hombres y mujeres mientras se les hacía una misma pregunta, se puede observar que usan distintas partes del cerebro para buscar las respuestas, y esto ocurre en distintas culturas o niveles sociales. El libro sostiene que sin la diferencia entre los sexos no hubiéramos podido existir la división del trabajo, que llevó a la especialización del hombre en un papel fundamental de proveedor, mientras que la mujer se volvía más hábil en resolver varios problemas a la vez.

El cuerpo femenino es más resistente

Según Desmond Morris las mujeres han avanzado mucho más que el hombre en la evolución de sus cuerpos, los hombres, por el contrario, se mantienen mucho más cercanos a sus características primitivas del simio, esto se refleja en que las mujeres tienden a vivir cinco años más que los hombres, igual que en el pasado remoto, cuando los humanos vivíamos en tribus de pocos miembros, eran los hombres los que iban de caza, porque si morían, no era tan grave como si moría una mujer, ya que de ella dependía que el grupo no se extinguiese, en verdad los hombres son más fuertes, pero el cuerpo femenino es más resistente a las enfermedades.

Las mujeres tienen mejor olfato, oído y vista

El olfato materno es distintivo, taparon los ojos de madres recientes y pasaron distintos bebes por debajo de las narices, el ciento por ciento reconoció a su propio hijo, en cambio al repetir el estudio con hombres, sólo el 50 por ciento pudo distinguir a su hijo. Respecto del oído, una madre sabe reconocer a su bebe por el llanto, por ejemplo en las tribus antiguas, a pesar que todos los bebes dormían juntos en un área separada, cuando uno lloraba sólo se despertaba su madre, y no las demás. Respecto de la vista, el daltonismo es, básicamente, un problema masculino.

Los hombres son más infantiles

Según el estudio, una de las consecuencias de que hombres y mujeres no hayan seguido la tendencia evolutiva de la misma forma es que los hombres son más infantiles en su comportamiento, por ejemplo a los 30 años, los hombres son quince veces más propensos a los accidentes que las mujeres, porque han conservado el elemento de la asunción de riesgos del juego infantil de una manera más clara que las mujeres, esto los hacia mejor cazadores en la antigüedad, ya que las mujeres primitivas, responsables de todo en la sociedad, salvo de la caza, no se podían permitir errores graves.

La mujer en la casa y el hombre en la caza

Cuando los hombres salían a cazar, las mujeres se quedaban como centro de la sociedad tribal, luego la sociedad evoluciono y pasamos a vivir en aldeas, pueblos, finalmente ciudades, y los hombres se volvieron el centro de la sociedad, al convertirse la caza en negocios, en cambio las mujeres, en mayor o menor medida por la maternidad y discriminación, quedaron afuera, en cambio ahora, con la nueva tecnología, está cambiando la estructura de las ciudades, al ser posible reemplazar la oficina por el trabajo desde el hogar, cada vez más mujeres trabajan y cuidan a sus niños pequeños, volviendo a ser el centro de la sociedad, que esta vez será compartido, en el siglo XXI es la tecnología la que permite la verdadera igualdad entre los sexos. El libro explica que el mayor síntoma de evolución es que la mujer es la única hembra que esconde su momento de ovulación del macho, en el mono en cambio, el macho se da cuenta inmediatamente por el cambio en el comportamiento de la mona, por su nuevo olor, y entonces tienen sexo sólo en ese momento.

La tercera opción genética

El antropólogo británico acepta que un cerebro femenino pueda nacer en un cuerpo masculino y viceversa, y que la sociedad debe aceptar a estas personas como una tercera opción genética, incluso menciona que desde el punto de vista antropológico, en la actual situación de superpoblación, las parejas homosexuales reducen el promedio de reproducción, así que se vuelven una ventaja para controlar la explosión demográfica, y acota que al adoptar y criar con amor a un niño abandonado, una pareja de homosexuales sean hombres o mujeres, estará cuidando y educando mucho mejor a su hijo, que muchos padres heterosexuales que se odian y lo desatienden.

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