Ley Inmigratoria y la Herencia Hispana

Estamos en el mes de la Herencia Hispana y el mejor regalo para nuestra comunidad en los Estados Unidos seria la Reforma Inmigratoria, sin importar quien la firme. Y la buena noticia es que no importa quien gane el 6 de noviembre del 2012, tanto Romney como Obama deberán firmar la próxima ley de regulación inmigratoria antes del 2016, no tengo la menor duda.
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People rally outside of city hall in opposition to a proposed stop-and-frisk policy in San Francisco, Tuesday, July 17, 2012. San Francisco Mayor Ed Lee's floating of a controversial stop-and-frisk policy used in other major cities, including New York, has sparked a backlash from several city supervisors and concerns, particularly among the African American and Hispanic communities. (AP Photo/Marcio Jose Sanchez)
People rally outside of city hall in opposition to a proposed stop-and-frisk policy in San Francisco, Tuesday, July 17, 2012. San Francisco Mayor Ed Lee's floating of a controversial stop-and-frisk policy used in other major cities, including New York, has sparked a backlash from several city supervisors and concerns, particularly among the African American and Hispanic communities. (AP Photo/Marcio Jose Sanchez)

mes de la hispanidad

Estamos en el mes de la Herencia Hispana y el mejor regalo para nuestra comunidad en los Estados Unidos seria la Reforma Inmigratoria, sin importar quien la firme. Y la buena noticia es que no importa quien gane el 6 de noviembre del 2012, tanto Romney como Obama deberán firmar la próxima ley de regulación inmigratoria antes del 2016, no tengo la menor duda.

Pero para comprender esta afirmación debemos analizar el pasado y comprender el futuro.

El pasado mas reciente fue hace 26 años cuando la Ley de Reforma y Control de la Inmigración de 1986, conocida más comúnmente como la Ley Simpson-Rodino o IRCA, entró en vigor al ser firmada por el Presidente Ronald Reagan (Republicano) el 6 de noviembre de 1986, otorgando la residencia (Green Card) para luego acceder a la ciudadanía al 70% de los residentes indocumentados. Según el Centro Hispano Pew la población indocumentada de Estados Unidos cuando Reagan aprobó la Ley era de cuatro millones de personas o sea que casi tres millones de personas fueron incluidas en la Reforma. Pero llegar a ese punto no fue fácil, ya que dividió profundamente a los ciudadanos tanto republicanos como demócratas.

¿Qué llevó a Ronald Reagan a firmar esa ley?
Sobre el escritorio del Salón Oval había dos vertientes una a favor y otra en contra de la ley, con varios argumentos que hacían dudar al Presidente Ronald Reagan, quien eligió el sentido común y el beneficio económico, antes que al patrioterismo barato y sin sentido.

En Contra: La disponibilidad de mano de obra barata alienta la inversión en industrias que de otra manera no serían competitivas. Esto hace que, pese a todo, se eleven también los niveles salariales de los nacidos en el país quienes ocuparán puestos que implican mayor capacitación y cuya oferta también se verá incrementada. Como producto de este auge se genera una mayor demanda de bienes y servicios resultante de las compras de los inmigrantes para su consumo lo cual también tenderá a elevar la producción y, por tanto, el empleo.

A Favor: La inmigración indocumentada estaba compitiendo con los trabajadores nacionales y residentes legales al apropiarse de las fuentes de trabajo que les corresponderían además de depreciar los salarios por ser mano de obra barata. Este argumento resulta tremendamente impactante en una sociedad donde el desempleo alcanzaba 7%, con tendencia a agudizarse por una situación de crisis económica al legalizarlos que equipararían sus salarios y no perjudicarían a los nativos.

En Contra: Los inmigrantes indocumentados constituían una carga fiscal adicional para el Estado, al apropiarse de servicios públicos que no les corresponden, con lo cual también reducen las posibilidades de los trabajadores nacionales y legales.

A Favor: Los inmigrantes indocumentados ya pagan impuestos en las empresas donde trabajan y no reciben los servicios que les corresponderían por su propia condición de ilegalidad.

En Contra: Hay que recuperar el control de nuestras fronteras ya que por las fronteras ingresan elementos indeseables como terroristas, narcotraficantes o maleantes comunes.

A Favor: La legalización ayuda a identificar a aquellos que verdaderamente viene a trabajar para el bienestar de su familia e identificar a los delincuentes y malvivientes.

En Contra: La progresiva hispanización del sur del país, donde cada vez se habla más español, de todos los argumentos quizás éste sea el único que refleje una preocupación real del grupo "blanco" ya que, según estudios de la época, la minoría hispana será para el 2010 (como lo es actualmente) la primer minoría, la comunidad más importante en peso específico, más aún que la negra y con gran posibilidad de organizarse como sector social de gran peso en el electorado, con reivindicaciones específicas.

A Favor: La legalización de los indocumentados favorece a los sectores capitalistas hegemónicos y facilita el proceso de restructuración de una división capital-trabajo que contrarreste la tendencia a la baja de la ganancia, en un momento en que una nueva división internacional del trabajo se va haciendo necesaria.

1986=2012
Según una investigación reciente, que debería tener implicaciones sobre el actual debate de una posible reforma futura de inmigración, la gran mayoría de los inmigrantes que obtuvieron su condición legal bajo la ley de Reforma del 1986 habían mejorado su situación económica y laboral en cinco años después de la legalización y, en estos momentos (26 años después), 50% de sus hijos nacidos en el país tienen estudios universitarios. Es decir que no sólo mejoraron su situación como consecuencia de pasar de inmigrantes no autorizados a ser legalizados, sino que la ley benefició a todos los habitantes de los Estados Unidos, al aumentar el nivel profesional de la población y este es el fin que debe tener en cuenta toda legislación de Reforma de Inmigración.

Ahora bien, cuando analizamos los pros y contras que tuvo Ronald Reagan sobre su escritorio en 1986 vemos que son idénticos a los que tendrá el próximo presidente a partir del 6 de noviembre, se llame Mitt Romney o Barak Obama, ninguno podrán ignorar la lección que dejó Ronald Reagan.

Obviamente, igual que en 1986, quienes se oponen a la reforma ven en la recesión la razón perfecta para abogar por deportaciones masivas, acusando a los indocumentados de querer arrebatarle a los estadounidenses los escasos trabajos disponibles, pero hay economistas y académicos que, por el contrario, sostienen que legalizar la fuerza trabajadora sin documentos supone beneficios económicos para el país no sólo por la recaudación de más impuestos, sino por el efecto dominó de mejorar las condiciones del resto de los trabajadores; la ventaja que tiene hoy quien estudie esta nueva ley es la experiencia porque la ley firmada por Ronald Reagan resultó en mayores ingresos para los trabajadores legalizados, mayor consumo que benefició a la economía, mayores impuestos al fisco en medio de la recesión de fines de los ochenta y principios de los noventa y esa es la solución al problema actual.

No tengo dudas que si la Casa Blanca y el Congreso a partir del 2013 logran la legalización de la mayoría de los actuales catorce millones de indocumentados en Estados Unidos, como hizo Reagan, resultaría en un estímulo económico para el fisco de 36 millones de dólares en ingresos personales; cinco millones de dólares en ingresos tributarios y en la creación de más de un millón de nuevos puestos de trabajos, y los nuevos inmigrantes legales proveerán un beneficio y la solución al Seguro Social con ingresos netos de 407.000 millones de dólares al sistema.

En este mes de la Hispanidad les aseguro que ni Mitt Romney ni Barak Obama podrán negarse a firma la próxima Reforma Inmigratoria porque Ronald Reagan los estará vigilado.

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