En el 2005 al morir Juan Pablo II, tras 27 años de pontificado, el colegio cardenalicio elije al Cardenal Ratzinger de 78 años como el Papa Benedicto XVI, sabiendo que por la edad del elegido, sería un pontificado corto, de transición, a lo sumo diez años, pero que se redujeron a menos de ocho años, por la renuncia del Papa bajo las presiones ejercidas, para no permitir los cambios necesarios en las entrañas de la "Santa Iglesia Católica".
Ahora, para remplazar a un Papa vencido por las circunstancias y la edad, han elegido al Cardenal Bergoglio, el nuevo Papa Francisco, de 76 años, con las mismas expectativas que el anterior: pontificado corto, de transición, a lo sumo diez años.
Entonces surgen cuatro dudas:
¿Podrán los cardenales seguir escondiendo la basura bajo la alfombra?...
Las respuestas a estas cuatro preguntas están hoy en la cabeza de un sacerdote jesuita, argentino, de 76 años, que hizo votos de pobreza, que lleva una cruz de madera, (no de oro como sus antecesores), que odia la burocracia, que rechaza las grandes fiestas, que viaja en bus, en tren y en metro, y que dice lo que piensa, sin temer a quien está delante. Este sacerdote elegido Papa sabe que su antecesor reinó pero no gobernó, y por esa debilidad debió renunciar, y que él debe responder estás dudas y reorganizar profundamente la iglesia católica, en los próximos cuatro años, sino la presión y la edad lo llevaran a compartir la habitación para retirados con Benedicto XVI.
Recordemos que El Estado Vaticano es el único que unifica en su Jefe o Papa, los tres poderes: religión, legislación y política, que en la gran mayoría de países democráticos están bien divididos. Como representante de Dios en la tierra el Papa es infalible en todas sus decisiones, es decir que puede hacer cambios en la religión, la legislación y la política vaticana y por ende a sus seguidores en todo el mundo, sin consultar a nadie en la tierra, porque por su boca habla el Espíritu Santo. Por esta razón las respuestas a estas dudas tendrán tres caminos diferentes:
Religión: Francisco como Jefe de la grey Católica Apostólica Romana, tendrá el trabajo de unificar a sus ovejas bajo una misma ley, aprovechando que es el primer jesuita en la historia de la iglesia en asumir este cargo, para poner bajo su ala a todas las variantes de la iglesia católica. El nombre en homenaje Francisco de Asís, fundador de la Orden Franciscana, no es casual, ya que fue quien exigió a sus seguidores vivir bajo la más estricta pobreza y observancia de los Evangelios.
Las bases de la religión católica para los jesuitas, son el desapego a la vida material o terrenal y la entrega a Dios, por esa razón el ex-Cardenal Bergoglio en su homilía del 17 de febrero del 2010 dijo: "no se trata de maquillarse el alma sino de cambiarla, pensando en actitudes de servicio y de despojo, pero no hagan esto para aparentar porque el enemigo del cristiano es la hipocresía". Y es en este punto donde el nuevo Papa Francisco deberá enfrentar al principal demonio del Vaticano, la hipocresía... el celibato hipócrita, la pedofilia hipócrita, la riqueza hipócrita...
Legislación: Francisco es un gran teólogo católico, y como tal sigue al pie de la letra las doctrinas de la iglesia católica que representa, oponiéndose a aquellos que viven de forma diferente, aquellos que piensan diferente, como la comunidad gay y lesbiana, que aspiran a casamiento y la adopción. Pero ahora podrá legislar y provocar cambios, podrá transformar la iglesia católica medieval con su santa inquisición, en una moderna iglesia católica del siglo XXI, donde la integración sea parte de su humanización.
Tal vez ahora el Cardenal Bergoglio recuerde la XVIII Marcha Juvenil 2007 de Corpus Christi, del 9 de junio de 2007, donde dijo: "Jesús lo que hace es romper los esquemas artificiales y da amor, y quiero que se metan bien en el corazón que Jesús te da la libertad, por eso rompan los esquemas y tendrán libertad. Vamos por el amor, vamos por la libertad. Vivan el amor!" Y sobre estas palabras, "amor y libertad", deberá legislar el nuevo Papa Francisco. Amor al prójimo, amor al que piensa distinto, y libertad para que todos seamos iguales ante Dios.
Política: Francisco es un hombre de carácter fuerte, pero en este punto deberá afrontar la lucha más descarnada de su nuevo papado. La corrupta economía vaticana es un lastre por el que murió Juan Pablo I, y no pudieron solucionar sus dos sucesores, (Juan Pablo II y Benedicto XVI). También deberá analizar los problemas del Banco Vaticano, las divisiones políticas internas de los cardenales, y fundamentalmente la falta de políticas sociales de la iglesia hacia los necesitados. Entonces el ex-cardenal Bergoglio recordara sus palabras en el seminario sobre "Las Deudas Sociales", del 30 de septiembre de 2009, donde dijo:
"Al hablar de la deuda social, ponemos de manifiesto el amor y opción preferencial por los pobres y marginados con quienes Jesucristo se identificó especialmente. Lo hacemos a la luz del primado de la caridad, atestiguado por la tradición cristiana, comenzando por la Iglesia peregrina y siguiendo la tradición profética. Para la Iglesia es esencial tratar el problema de la deuda social porque el hombre, y en particular los pobres, son precisamente el camino de la Iglesia porque fue el camino de Jesucristo".