El abismo literario del siglo XXI

En el siglo XXI la forma de publicar, distribuir y acceder a una obra literaria ha cambiado y seguirá cambiando muchos procesos productivos, muchos canales de distribución y venta tradicionales.
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El siglo XXI transformo en muchos sentidos el hábito de escribir. Aquel personaje romántico y bohemio que escribía para desafiar a la sociedad está en vías de extinción. Ascribir es un acto intelectual que exige una entrega responsable, incluso ya no hace falta pasar meses o años investigando o consultando en las bibliotecas, hoy todo está en Google, Wikipedia, YouTube o buscadores similares, ya no hace falta asistir a cursos universitarios donde se enseñe literatura y se practique permanentemente el acto de escribir, ya no es necesario especializarse para ser escritor, hoy vale más la práctica que la escuela.

El nuevo idioma español
Los escritores hoy somos más porosos a lo que ocurre en el extranjero, porque lo leemos casi instantáneamente, y esto ha transformado la narrativa regional en literatura más cosmopolita, donde el castellano dejo de ser un lenguaje de cada país y se fusiona en la lengua universal, porque la literatura se ha globalizado y el idioma que hablamos es el instrumento con el que trabajamos como escritores. Hoy aprendimos que nuestro idioma no es el español, sino la adaptación del español a cada uno de nuestros países. Comparar a América Latina con España es cometer un error, porque estamos comparando un continente con un país, el castellano en España es el idioma central, pero convive con mucho idiomas regionales, igual ocurre en Latinoamérica, donde el castellano se va mezclando con los idiomas originarios de cada país, creando nuevas formas literarias desde el punto de vista lingüístico.

El idioma de La Mancha
El escritor mexicano Carlos Fuentes, denomina a Latinoamérica y España como el gran territorio de La Mancha, con más de 500 millones de hispano parlantes, que comparten un idioma que se mezcla con su herencia literaria, y que cada día aumenta su presencia e interés internacional, porque son escritores de una lengua y no de un país, una lengua que busca proyectarse como la creación de un idioma diverso y mestizo, como su propio legado literario, que afianza su presencia no sólo por su calidad sino porque se trata de la segunda lengua global, autores sin límites geográficos ni literarios, donde reina la mezcla de géneros y la exploración, los nuevos escritores latinos del siglo XXI, miran de una manera muy clara al mundo tecnológico, porque en este nuevo siglo vale más la información que la erudición, pero esto no solo ocurre en la literatura, también se revela en las artes plásticas y en la música, recabando más de la sociedad de consumo y reciclándolo del modelo más típico o tradicional, creando técnicas nuevas e interesantes, que surgen en Internet y se reflejan en la narrativa que retrata el momento.

SER o TENER
En el siglo XX existían las clases sociales, donde lo importante era TENER, en cambio el siglo XXI dividió a las personas por su actitud, donde lo importante es SER, en el siglo XXI ya no hay clases sociales, en este nuevo siglo hay dos categoría o eres creador o eres consumidor, en la primer década del siglo XXI se formó un abismo entre los siglos, un abismo que cada uno debe saltar, quienes tienen la actitud y valentía para hacerlo se encuentran con un nuevo mundo por delante y son los creadores, los que todavía están en la otra orilla y no se atreven a saltar, ven como las paredes del abismo se separan día a día, y cada vez se hace más difícil ese salto, resignándose a ser los consumidores.

Factores Revolucionarios
Nunca en la historia de la humanidad se unieron tres factores tan revolucionarios y determinantes, que provocaron este abismo tan profundo, estos tres factores son: los cambios en los modelos productivos, los cambios en la transmisión del conocimiento y el acceso a éste por casi cualquiera desde casi cualquier lugar, esto revolución de paradigmas es tan grande que creo un antes y un después en la historia de la humanidad. Este abismo se ha abierto en todos los rangos de la sociedad y la literatura no ha quedado exenta, hoy el escritor puede obtener en forma autodidacta los conocimientos necesarios para dominar sus herramientas de trabajo y alcanzar la maestría en el oficio literario, tiene a su alcance en forma virtual talleres literarios o Mastermind de escritores, respondiendo a la nueva cultura de internet, incorporando en su obra referencias a experiencias vitales que no corresponda al campo literario, y tiene el derecho (y el deber) de utilizar los medios necesarios para que su obra sea conocida por el mayor número de personas, rompiendo con las estrategias que integradas al sistema tradicional.

Creadores de contenido
El escritor de este nuevo mundo es totalmente diferente al del siglo pasado, recordemos que Internet comenzó como un lugar para las grandes compañías, hasta que hace menos de diez años aparecieron las redes sociales que han producido profundos cambios, hoy nos comunicamos, aprendemos, compramos y vendemos o contratamos servicios, de forma muy diferente a como lo hacíamos hace tan sólo unos pocos años, cualquiera que cuente con un ordenador conectado a Internet, puede publicar y distribuir contenido, ese contenido son miles de libros escritos por personas que siempre soñaron con escribir y nunca se animaron, pero lo más importantes es que cualquiera puede acceder a ese contenido desde cualquier lugar.

El nuevo escritor
En el siglo XXI la forma de publicar, distribuir y acceder a una obra literaria ha cambiado y seguirá cambiando muchos procesos productivos, muchos canales de distribución y venta tradicionales. La era de Internet ha remplazado las viejas reglas literarias, hoy no es necesario que un corrector de estilo cambie el contexto de la obra, ni que un editor "sugiera" un cambio de trama o incluso del final para hacerlo más comercial, hoy los "dueños" del libro son el autor y el lector, porque la cadena de intermediarios ha quedado en el pasado, y las nuevas editoriales y distribuidoras de Internet se han adaptado a estas nuevas reglas, donde el autor y el lector son quienes imponen las nuevas reglas. Hoy el autor no puedes dedicarte a escribir y esperar sentado a que algún editor avispado lo descubra, tampoco el lector lera lo que otros le impongan, ambos (el escritor y el lector), saben lo que quieren y en donde encontrarlo.

La unión hace la fuerza
Hoy el autor no sólo produce los textos, sino que los publica, los distribuye y los vende, como una especie de "hágalo Usted mismo", el éxito de una obra literaria depende en gran parte de como ese autor sepa gestionar su micro empresa, entonces surgen muchas dudas, porque corre el riesgo que la figura intelectual desaparezca tras la del empresario, pero en este caso, si bien un escritor no debe o no puede realizar todas las partes del proceso, sí debe responsabilizarse de todo ese proceso y saber cómo se hace, ya que su marca personal y su prestigio están en juego y para su protección debe ser parte activa del proceso, aunque no pretenderá hacer esto en forma individual, por lo menos la primera vez, la mejor forma de desarrollar esto es buscar socios con sus mismas necesidades para lograr ese objetivo grupal tan necesario.

El abismo
Hoy el objetivo de ser escritor está al alcance de la mano, pero necesita de esa fuerza interior que caracteriza a los ganadores, esa fuerza que le permita saltar el abismo que separa un siglo del otro, hoy el autor hispano parlante tiene la mesa lista para el festín, pero se encuentra frente a la pregunta más importante de su vida... ¿Estás preparado y dispuesto a perseguir sus sueños?... o prefiere continuar escribiendo día tras día una obra que solo leerán su familia y algunos amigos... de ti depende...

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