Penn State, las nubes de la culpa y el escarnio

Hace algunos años una amiga venezolana llegó a vivir a México. Su trabajo consistía en ayudar al prójimo bajo la dirección de la Legión de Cristo. A los pocos meses de haber llegado, los relatos sobre el abuso sexual de menores por parte del fundador de los Legionarios, Marcial Maciel, eran tema de la agenda nacional. Cuando le pregunté sobre el caso no dudó ni un segundo en responder que todo era un invento; ella conocía a Maciel y él era incapaz de cometer los delitos que la prensa publicaba.
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A sign and a small figure of former Penn State football coach Joe Paterno, right, are attached to Gate A of Beaver stadium on the Penn State University main campus in State College, Pa., Monday, July 23, 2012. The NCAA announced sanctions against the Penn State University football program in State College, Pa., on Monday as a result of the child sexual abuse case of former Penn State assistant football coach Jerry Sandusky. (AP Photo/Gene J. Puskar)
A sign and a small figure of former Penn State football coach Joe Paterno, right, are attached to Gate A of Beaver stadium on the Penn State University main campus in State College, Pa., Monday, July 23, 2012. The NCAA announced sanctions against the Penn State University football program in State College, Pa., on Monday as a result of the child sexual abuse case of former Penn State assistant football coach Jerry Sandusky. (AP Photo/Gene J. Puskar)

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Hace algunos años una amiga venezolana llegó a vivir a México. Su trabajo consistía en ayudar al prójimo bajo la dirección de la Legión de Cristo. A los pocos meses de haber llegado, los relatos sobre el abuso sexual de menores por parte del fundador de los Legionarios, Marcial Maciel, eran tema de la agenda nacional. Cuando le pregunté sobre el caso no dudó ni un segundo en responder que todo era un invento; ella conocía a Maciel y él era incapaz de cometer los delitos que la prensa publicaba.

Cuando cuestioné a qué se refería con conocer a Maciel, su respuesta fue que, pese a no haberlo visto nunca, ella sabía que él era bueno. El año pasado Gerald Arthur "Jerry" Sandusky, el coordinador defensivo del equipo de fútbol americano de la Universidad Estatal de Pensilvania, sacudió el mundo colegial cuando fue arrestado bajo 52 cargos de crímenes sexuales contra niños. Si el año pasado se le preguntaba a algún jugador de Penn State sobre Sandusky, seguramente la respuesta hubiera sido la misma ofrecida por mi amiga.

El sábado dio inicio una nueva temporada de fútbol colegial. Mientras las bandas amenizan los estadios de Estados Unidos, una nube de dudas y culpas sigue eclipsando a los universitarios de Pensilvania. El primer capítulo del nuevo libro post Joe Paterno ilustra a la perfección la maldición de los medios de comunicación. Dedicados a la búsqueda desenfrenada por la "verdad", la sobreexposición del caso parece haber desacreditado a todo el alumnado universitario. Muchos estudiantes se sienten acusados de encubrir a Sandusky.

Describir el último año de la comunidad universitaria de Penn State como los peores de su larga vida, es como describir el último pase no atrapado en un juego de campeonato como el peor momento en la vida de un jugador. Suena lógico e impecable pero no es una definición correcta.

Lo peor llega después, cuando despiertas de la pesadilla y te enteras que te han sancionado con 60 millones y que te han quitado todos tus títulos de los últimos quince años. Lo peor es la prensa que insiste en la complicidad de tu entrenador en jefe, quién acaba de morir y que no puede defenderse. Lo más perturbador es que te sientes señalado y por lo tanto lo peor no ha hecho más que empezar.

Sin decirlo en voz alta, aunque en la mente de todos, Penn State ha confesado sus verdaderos sentimientos. Playeras con la leyenda de Asociación Nacional Atlética Comunista, en vez de Colegial, fueron vistas en el primer partido de la temporada. Pese a tener vía libre para ser transferidos, muchos jugadores se han quedado y están orgullosos de representar a su universidad. Sus compañeros acamparon por días para comprar boletos de cara al partido inaugural.

El informe Freeh, que plantea la acusación de que todos en la comunidad universitaria de Penn State conocían de los casos de abuso, se ha vuelto el catalizador para que dicha comunidad, a través de todos los medios posibles, elimine la percepción de que se privilegiaba al fútbol sobre los infantes. Parece una situación sin esperanza, semejante a la del hombre que intenta huir de su sombra. La herida seguirá abierta y nadie sabe si algún día podrá sanar.

En México la prensa calló por mucho tiempo hasta que el tema de la pederastia ocupó titulares en todo el mundo. En Pensilvania la prensa ha sido parte fundamental para que la memoria intente ser borrada. Ser señalado es aterrador, humillante y mentalmente ofuscador. La estatua de Joe Paterno ha sido removida, como si con ello se diera por sentado que él y su legado nunca existieron.

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