El Salvador, país secuestrado por fanáticos

Hace unas semanas tomé la decisión de tomar mis pocos ahorros de pensionado y los coloque en una caja de seguridad de un banco que recién había rentado por $32 al año. Los temores de ver otro FINSEPRO quebrado que según la ley bancaria de esos días era un operador financiero ilegal y hacia negocios a la luz del día, donde el Estado se hizo el desinteresado, todavía se hace sentir.
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Salvadoran workers march through the streets of the capital to commemorate May Day in San Salvador, El Salvador, Tuesday, May 1, 2012. (AP Photo/Luis Romero)
Salvadoran workers march through the streets of the capital to commemorate May Day in San Salvador, El Salvador, Tuesday, May 1, 2012. (AP Photo/Luis Romero)

salvadoreños

Hace unas semanas tomé la decisión de tomar mis pocos ahorros de pensionado y los coloque en una caja de seguridad de un banco que recién había rentado por $32 al año. Los temores de ver otro FINSEPRO quebrado que según la ley bancaria de esos días era un operador financiero ilegal y hacia negocios a la luz del día, donde el Estado se hizo el desinteresado, todavía se hace sentir.

Después de escuchar a algunos policías en los medios, quejándose que no les habían pagado, y escuchar a amigos que Hacienda no les ha devuelto la retención de sus impuestos (de hecho un préstamo gratis raptado por el Gobierno), solo un tonto (boludo dirían los porteños busca fortunas en El Salvador y la Calle Florida) ignoraría las señales económicas que existen en nuestro entorno. Mientras estas señales permean a nuestra sociedad y economía, los políticos de carrera continúan sus riñas y dudosas negociaciones sobre cómo financiar una deuda bonificada y así evitar la grave situación de cesación de pagos internacionales que enfrentamos. Una película surrealista de Luis Buñuel no podría ni captar estos escenarios que solo nos indican lo que es posible que ocurra en nuestro país.

El surrealismo se potencia aún más cuando vemos que somos un país dolarizado y lo que menos tenemos son dólares. La dolarizada Panamá, con el mayor flujo de inversión extranjera de la región, su Canal generador de dólares y sus más de 120 bancos domiciliados, padece de un exceso agudo de dólares, problema que es de fácil manejo. El supuesto pobrecito país de Ecuador, con su 4% del PIB en remesas y sin factura petrolera e ingresos por su exportación, también se puede dar el lujo de estar dolarizado. Tanto Panamá como Ecuador tienen la capacidad de sostener la dolarización. Solo el quijotesco El Salvador, secuestrado por un grupo religioso-político de marcado carácter ideológico, se encuentra utilizando el dólar, que para su capacidad es como andar en Rolls Royce sin saber cómo lo va a pagar.

Los boludos nos quieren convencer que no hay crisis y que solo es un episodio pasajero de iliquidez causado por ineptos funcionarios públicos que no tienen la imaginación para inventarse más fideicomisos, privatizar el oxígeno, financiar a los coyotes de hermanos lejanos o sencillamente, cambiarnos a un mejor régimen monetario como es el patrón cambiario del metal Uranio que tiene el mayor peso atómico de entre todos los elementos descubiertos que se encuentran en la naturaleza, y que indudablemente sería una moneda mucho más fuerte que el depreciado dólar que hace quince años cambiaba 120 yenes y hoy día solo cambia 78¥. Como personajes panglosianos, `a la Voltaire, los boludos ideólogos deambulan predicando que ya estamos en el Paraíso Terrenal y que no tenemos por qué preocuparnos ya que estamos blindados y en el mejor de todos los mundos. Estamos dolarizados.

El blindaje supuestamente es gratis pero aun así ningún otro país se aprovecha de la prebenda. Como buen vivillo, solo el utópico El Salvador se está aprovechando de este almuerzo gratis otorgado altruistamente por un grupito cuasi religioso-político de fanáticos, locales e importados, que utilizando al Estado, nos impusieron totalitariamente la dolarización. Sin ponderar la realidad económica e institucional del país, nos subieron al avión de la dolarización y nos invitaron a la fuerza a saltar sin paracaídas. Nos forzaron a aceptar su acto de fe.

El Paraíso Terrenal en que ellos viven como buenos rentistas, el tal 1%, solo es sostenido por su propia fe o por sustancias causantes de alucinaciones como solía quejarse su gurú el Nobel Hayek, que acostumbraba viajar a Chile y honrar a altas voces y con la pluma la libertad insuperable que brindaba el milico Pinochet, y que pasó años en la Universidad de Chicago sin nunca ser invitado, y más bien fue rechazado varias veces, a formar parte de la Facultad de Economía por su mística ideológica y excéntrica visión económica que solo puede derivar en delirios como el del fanático-ideólogo Jim Jones en Guyana, por medio del cual se suicidaron junto a él más de 900 discípulos en 1978. Este deseo de Tánatos, de desear la muerte, la autodestrucción y regresar al pasado, es palpable en el ahínco con que dolarizaron a El Salvador. Ese deseo se lo impusieron totalitariamente a los salvadoreños. Si solo estos ideólogos se hubieran suicidado, por lo menos hubieran contribuido a aumentar el PIB per cápita de El Salvador en una millonésima. Pero ahora, lo único que han hecho es reducirlo y depauperar a la población salvadoreña.

El 99% del resto de la población nos tenemos que conformar con dos opciones: el posible desempleo o la migración. Los boludos se lavan las manos y predican que solo son cuestiones del mercado y este lo resuelve todo, haciéndonos a cada uno más feliz. Como buen Robinson Crusoe, no dependemos de nadie, ni lo necesitamos. La comida nos cae del cielo, los Rolls Royce se encuentran en la arena, y los dólares nos los mandan gratis los hermanos lejanos. En este ambiente de leche y miel, solo los quejosos resentidos son los causantes de la confusión que nos quieren sembrar.

Repito: la crisis de la que todo el mundo habla es solo un supuesto y solo existe en la imaginación pasajera de los ciudadanos paranoicos, nos dicen los fanáticos de la dolarización. El déficit fiscal es un resultado inevitable, nos dicen ellos también, de dar un vaso de leche diario a los niños y de regalarles calzado que ningún crío de ese 1% de la población se atrevería usar. En nuestro país, donde la tasa de tributación directa marginal es un vergonzoso 7%, y el 40% de los ingresos (más de mil millones) de IVA se pierden en el camino entre el consumidor final y la Tesorería estatal, nos siguen machacando que el problema son los viáticos que servidores públicos utilizan habitual e inescrupulosamente. El 25%-30% del presupuesto público es utilizado para pagar el endeudamiento de $11 mil millones que nos legaron gobiernos anteriores y que mantuvieron la inversión pública en los mismos niveles. Los casi mil millones que se agenció por privatizar los activos estatales, se desaparecieron por obra de magia. Por algo nos quieren convencer que el problema fiscal es solo un blip en el radar del maravilloso mundo de la dolarización.

Los más de $3 mil millones anuales en remesas (15% del PIB) que antes iban al banco central y se constituían en reservas internacionales propias del país, ahora van a parar a las arcas de los bancos privados extranjerizados y domiciliados en el país. En la década de la dolarización entraron más de $25 mil millones (más del doble del saldo de la deuda externa nacional y más que el PIB anual) en remesas; dichos flujos se pudieron utilizar para mejorar la inversión pública y crear infraestructura social (que hubiera fortalecido la capacidad productiva, la productividad y la rentabilidad de las empresas locales y extranjeras) pero que con la dolarización solo sirvieron para fortalecer los balances financieros de las casas matrices de los bancos extranjerizados privados o para financiar los créditos al consumidor que solo sirven para comprar bienes importados ya que ni frijoles producimos. La tasa marginal de importación durante la misma década es de un estrafalario 50%. Es decir, por cada $10 que el país genera en ingresos, $5 van para importaciones. Ya ni nuestro propio cacao podemos producir, comer o cambiar.

Nos quieren espantar cuando dicen que la dolarización nos protege de la maquinita de billetes en manos de un gobierno desenfrenado e imaginario que solo se dedica a imprimir billetes. Pero, la realidad ahora con la dolarización es que la maquinita de billetes la tienen los bancos privados y solo emiten dinero cuando les es rentable. Por eso en los años 2008-2010, la cartera de préstamos al sector privado se redujo por más de $700 millones, con efectos multiplicadores que se traducen en una reducción de unos $2 mil millones. Por razones de su rentabilidad los bancos privados redujeron el circulante en nuestra economía. En ese periodo, los bancos centrales de los países de la región aumentaron el circulante como medida contra cíclica ante la crisis financiera internacional, obteniendo un crecimiento económico que más que duplica o triplica el crecimiento de El Salvador. Nuestro país, por su parte, experimentó aumentos en la tasa de interés, al carecer de política monetaria, profundizando la recesión.

Con la dolarización convirtieron al Banco Central de Reserva en algo similar a una pupusería. Sirve de ventanilla para administrar las reservas de liquidez, propiedad de los bancos privados y no del país, por la que tiene que pagar intereses cuando antes no lo hacía ya que las reservas eran propias del país. El país no tiene ya reservas internacionales propias. Sí, estimado lector usted leyó bien. Como país, NO tenemos reservas internacionales. En algunas cuentas del BCR aparecen unos $100 millones o poco más, pero esa cantidad está en moneda neutra (DEGs del FMI) o en una exigua cantidad de oro que fue pignorada (palabra bonita que quiere decir empeñar) hace ya algunos años.
No obstante que el país carece de reservas monetarias, y por ende de un prestamista de última instancia, el señor ex presidente Cristiani, ahora presidente del partido ARENA, advirtió a la población un mes antes que asumiera la presidencia del país el señor Funes, que el pueblo se mantuviera vigilante para que el nuevo gobierno no se robara las "imaginarias" reservas.

El Presidente Funes tímidamente ha avalado la postura del ex presidente Cristiani al defender la dolarización y, por ende, el esquema de Política Económica que sostiene a la dolarización y que lo resumió un ex Ministro del ex presidente dolarizador Flores al decir que "la mejor política económica es la que no se hace". Así es la realidad económica en El Salvador: lo mejor es no hacer nada (ya que estamos en el mejor de todos los mundos). Si bien con la dolarización el gobierno se auto negó a hacer ciertas cosas como imprimir billetes, también se negó la habilidad de responder con flexibilidad ante la crisis que se vive. Esto fue lo que los ideólogos que propulsaron la dolarización convenientemente olvidaron, y nosotros debemos recordar una y otra vez.

También, el ex presidente Cristiani amenazó que Troya ardería. Tenía toda la razón. La crisis está que arde, las finanzas públicas están al rojo vivo, y el pulgarcito ya cayó en la hoguera. El país está ya cocinado y ni para bocado sirve porque esta carbonizado.

El supuesto problema de iliquidez que afecta al gobierno apenas comienza y los costos del ajuste hasta ahora solo lo han pagado los más vulnerables. Se va a poner más interesante cuando la solución ofrecida por los boludos, que es únicamente la de introducir mayor austeridad, empiece a encajar y la profundización de la ya vigente deflación desnude totalmente los problemas financieros de los entes privados naturales y jurídicos.

La deflación causada por la austeridad también afectará adversamente los ingresos públicos el próximo año. (La deflación que es definida como la reducción de precios y sueldos reales en toda una economía, es un proceso lento, doloroso y con costos sociales crecientes. La deflación se manifiesta en un prolongado estancamiento o recesión con desempleo creciente. Igual de importante, la deflación profundiza los problemas de deuda pública y privada pues los ingresos y la producción bajan mientras la carga de deuda se incrementa.) Si este año se tuvo problemas para darles el cacao, los rublos o los dólares a los policías, el próximo año no habrá cacao para otros servidores de más alto rango pero de menor utilidad social. El verdadero problema puede aparecer o aparecerá cuando el gobierno no tenga capacidad para honrar obligaciones enmarcadas en otros contratos válidos.

El papel guardado en las bóvedas del Banco Central de Reserva, enmohecido por el tiempo y que ahora vale menos que el papel higiénico, tendrá que ser usado. Ahora veremos qué tan fiel es ARENA (los que nos dolarizaron) a sus principios y si negocia impúdicamente con los comunistas en el Gobierno para salvar su propio pellejo bajo el subterfugio que están salvando al país. Los comunistas partidarios criollos, por su parte, que ya no tienen que vivir como microbios anaeróbicos de antaño y que ya tienen sus propias empresas, hablan del Colón pero pareciera que platicaran del cristiano Cristóbal Colón que nos descubrió mientras comíamos e intercambiábamos cacao.
No obstante, el gobierno tendrá que pagar, ya sea con colones o con cacao.

Y, cuando eso suceda, la gente correrá a sus bancos a cambiarlos por dólares. No quiero atender refunfuños de nadie y menos de alguna porteña despistada que ni cuenta se ha dado que no está en su país, pero el CORRALITO, que aunque sí es contagioso, no es exclusivo ni oriundo de las Pampas, habiendo ocurrido tal vez por primera vez en Francia en 1720 en manos de un inglés (de los mismos que pusieron en su lugar a los milicos genocidas en las Malvinas--con el debido respeto a los Chicago boys argentinos Dr. Adolfo Diz (creador de la Tablita Cambiaria, la cual fue refinada en el CEMLA) y Dr. Mario Blejer, ambos ex presidentes del BCRA y Director y economista Senior, respectivamente, del Centro de Estudios Monetarios Latinoamericanos CEMLA, donde me desempeñé por varios años) que manipuló al Rey francés haciéndole creer que el dinero fiduciario, como el dólar, era una vía rápida al enriquecimiento de Francia. El valor de esa estafa, muy parecida a la dolarización, alcanzó niveles similares al valor del PIB de Francia.

La parte más triste de la historia es que la banca en general pero en El Salvador en particular, solo tiene una tercera parte de los depósitos del público casi disponibles. La razón créditos/depósitos anda cerca del 90% cuando en Estados Unidos en la época que un banco comercial era verdaderamente un banco comercial (antes de la desregulación de Greenspan que causó la presente crisis internacional) circa 1965, una razón del 70% ya era riesgosa.

Los bancos en El Salvador ahora reportan una cartera morosa del 3.7% pero si incluyen los préstamos reestructurados y similares, estamos hablando de un 10%, como lo afirmó el FMI y el Banco Mundial en su Financial Sector Assesment (FSA noviembre, 2010). No obstante, la relativa liquidez inmediata que gozan ahora los bancos, que es consecuencia de la crisis misma, no están tan holgados como uno quisiera creer. Así, los bancos solo están preparados para una corrida bancaria del 30% de los depósitos en 90 días (FSA). El resto (dos tercios), equivalente a más o menos $6 mil millones, solo el diablo sabe dónde están, inclusive de los préstamos al consumo para comprar saldos para celulares o comidas rápidas o importar Porsches blindados.

El Salvador enfrenta tres crisis que no puede evadir. La primera es la ya existente crisis fiscal en la cual el gobierno no tiene ni para la devolución de renta a los contribuyentes o para comprar reactivos sanguíneos para salas de emergencia. La segunda crisis es la del espiral del endeudamiento en la cual se están ya tomando más préstamos solo para pagar intereses. El debate actual en la Asamblea entre el FMLN y ARENA básicamente determinará si este otro componente de la crisis revienta ahora o el otro año. La tercera crisis es la del sector externo y sus vínculos a la competitividad (tipo de cambio real y efecto remesa o Mal Holandés) productiva del país que se manifiesta en el déficit de balanza comercial, en la cual en promedio durante la década de la dolarización, las exportaciones solo cubren el 51% de las importaciones, generando serios problemas potenciales de pagos. Una cuarta crisis, la bancaria, está al acecho a que estalle cualquiera de las primeras tres crisis.

En medio del caos en que nos metieron los irresponsables fanáticos que nos dolarizaron, escuchamos que desdolarizar es más caro que permanecer dolarizados. En esta ecuación no se incluyen los costos de los más de dos millones, 30%, de salvadoreños que emigraron caminando por veredas en Guatemala y desiertos en Arizona. Los costos que han sufrido los desprotegidos en estos diez años de dolarización no son importantes para ellos y ni se tratan de contabilizar no obstante que nos mantienen con sus remesas. Como estos costos existen miles más que no le importan a los tomadores de decisiones en Casa Presidencial o en la Asamblea Legislativa por tener agendas con diferentes prioridades y servirles a Amos más poderosos.

De igual forma, todavía se escuchan voces que desdolarizar no es viable o, inclusive, imposible. La decisión de dolarizar fue una decisión política, y la de desdolarizar también lo es. No son cuestiones técnicas en las cuales la fórmula se perdió o el paciente se murió y no puede ser resucitado. El obstáculo más grande a la desdolarización es el mal aliento de la ideología de estos fanáticos.
La puerta está abierta. En su fallo sobre la constitucionalidad de la dolarización, la Sala de lo Constitucional dijo que la dolarización era constitucional pues no eliminaba la potestad del Estado a emitir su propia moneda como lo establece nuestra Constitución.

La Ley de Integración Monetaria (la dolarización) es una ley secundaria. Solo por esta razón, el secuestro en que nos han sometido involuntaria y totalitariamente los fanáticos irresponsables, no es completo ni irreversible como engañosamente nos han hecho creer. Ante este enfoque, la dolarización constituye la estafa más grande en la historia de la Republica de El Salvador y es homóloga a la del estafador inglés John Laws en Francia en el Siglo XVIII. No se puede descartar que la decisión y acción de dolarizar hayan creado pasivos judiciales que aún están por iniciar y saldar en los procesos penales del país.

Con la dolarización, los ideólogos fanáticos que la introdujeron nos secuestraron y nos mandaron directamente a la autopista del suicidio colectivo tipo Jim Jones. Ustedes decidirán si el mercado mismo termina desdolarizándonos, pero no se pongan a llorar cuando esta penosa situación ocurra en medio de corralitos o Tablitas devaluatorias, reales o imaginarias. ♫♫♪ Dont cry for me Argentina.

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