Chile: una elección, varias carreras

La elección presidencial chilena es una carrera curiosa, que cada competidor corre en condiciones, tiempos y pistas diferentes.
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La elección presidencial chilena es una carrera curiosa, que cada competidor corre en condiciones, tiempos y pistas diferentes.

La expresidenta Michelle Bachelet apela a un tramo corto, que se defina en primera vuelta a un trote moderado. Sin desgastarse mirando a sus escoltas, ni arriesgarse a tropezar respondiendo a la prensa las preguntas difíciles. ¿Qué piensa del matrimonio homosexual? ¿Cómo propone implementar la nueva Constitución que promete? ¿Legalizar la marihuana? ¿Algún mea culpa por su desastroso papel durante el tsunami de 2010? "Ya veremos"; "haremos un diálogo"; "paso"; "prefiero esperar la sentencia de la justicia", han sido sus respuestas. Pero le ha bastado a la candidata de la Nueva Mayoría para liderar los sondeos de cara a la votación del 17 de noviembre. El silencio sobre lo relevante y el énfasis en las generalidades le han dado rédito. Ella corre la carrera que quiere correr.

A la candidata de la centroderecha, Evelyn Matthei, le ofrecieron una carrera de velocidad. No le quedaba otra siendo la última en sumarse a la competencia tras el derrumbe sorpresivo y vergonzoso de 3 candidaturas emblemáticas del oficialismo que sonaban bien y llegaron a nada. La exsenadora pensó que iba a los 100 metros planos y en la pista se encontró con vallas que ha dejado gente de su propio sector. En menos de un mes recibió dos golpes fuertes: el Presidente Piñera le cuestionó haber dado su voto a Pinochet en el plebiscito de 1988 y el timonel de Renovación Nacional Carlos Larraín dijo que el ex ministro Lawrence Golborne era mejor carta para derrotar a Bachelet y lamentó que su candidatura quedara a mitad de camino.

Los invitados de piedra en esta competencia son el independiente Franco Parisi y líder del naciente Partido Progresista, Marco Enríquez-Ominami (ME-O). Corren más atrás, pero han manejado los tiempos de esta carrera, consciente o inconscientemente.

Marco Enríquez-Ominami marcó la partida, cuando Michelle Bachelet decidió ser candidata y su equipo tomó como base programática varios de los proyectos que ME-O presentó en 2009 en su primera incursión presidencial. Basta decir que en esa elección Enríquez-Ominami lideró un bloque de partidos de centroizquierda que fue bautizado como Nueva Mayoría para Chile... ¿le suena familiar?

Franco Parisi ha marcado los tiempos de Evelyn Matthei. Los escasos 4 puntos que los separan, según las encuestas, obligaron a la candidata oficialista a desviarse de su objetivo de alcanzar a Bachelet para sacárselo de encima. Lo de Parisi ha sido un interesante caso de campaña hormiga. Con charlas a universitarios, mucho puerta a puerta y efectividad en redes sociales ha hecho tambalear al viejo bombardeo de letreros y afiches en las plazas.

Una eventual segunda vuelta haría que ambos cobren más protagonismo. Aunque su equipo no lo diga, Bachelet sentiría como una derrota tener que alargar su carrera corta y le vendrían bien los votos de ME-O. Matthei la tiene peor. Si logra distanciarse lo suficiente de Parisi para llegar a esa instancia, tendrá que volver a acercársele para tratar de ganar la adhesión de sus votantes.

Ambas tendrán que preguntarse ¿Qué vamos a ofrecer?

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