El legado de Hugo Chávez... un país dividido, agonizante y sin papel higiénico

Hugo Chávez fue un monstruo. Sí, lo fue... y un pillo... y, después de todo lo que le hizo al pueblo venezolano, estoy feliz de que ya no habite el mismo planeta donde yo vivo. Hugo Chávez está muerto... tanto él como su ego mutante, han muerto... y ésa es la única realidad.
This post was published on the now-closed HuffPost Contributor platform. Contributors control their own work and posted freely to our site. If you need to flag this entry as abusive, send us an email.
A protester lights a barricade next to a poster of Venezuelan late President Hugo Chavez during an anti-government demo, in Caracas on February 21, 2014. The death toll from escalating anti-government protests in Venezuela jumped to eight on Friday, as President Nicolas Maduro's leftist administration threatened to cut off fuel to areas 'under fascist siege.' AFP PHOTO / Leo Ramirez (Photo credit should read LEO RAMIREZ/AFP/Getty Images)
A protester lights a barricade next to a poster of Venezuelan late President Hugo Chavez during an anti-government demo, in Caracas on February 21, 2014. The death toll from escalating anti-government protests in Venezuela jumped to eight on Friday, as President Nicolas Maduro's leftist administration threatened to cut off fuel to areas 'under fascist siege.' AFP PHOTO / Leo Ramirez (Photo credit should read LEO RAMIREZ/AFP/Getty Images)

Hugo Chávez fue un monstruo. Sí, lo fue... y un pillo... y, después de todo lo que le hizo al pueblo venezolano, estoy feliz de que ya no habite el mismo planeta donde yo vivo. Hugo Chávez está muerto... tanto él como su ego mutante, han muerto... y ésa es la única realidad. Todo lo demás -intentos desesperados por parte de Maduro y su pandilla por mantenerlo vivo, repitiendo a todo gañote que es "nuestro comandante eterno"- es un agónico mal chiste lleno de desespero. La eternidad no existe para los humanos... en todo caso, la mancha de la infamia, en el caso de personajes como Chávez, es la única arenilla sucia y oscura que queda cuando baja la marea de los tiempos.

Hugo Chávez destruyó su propio país, envenenó el alma de aquellos que votaron por él y les hizo creer que estaba bien, muy bien, ser pobre y fracasado... porque ser rico era malo. Divide and conquer! Pero la verdad es que no se refería a lo económico. El gran triunfo de Hugo consistió en burlarse de la carencia educativa y cultural de sus votantes... lo imagino pensando, maquinando sobre cómo seguir engatuzando a sus fanáticos reduciendo su intelecto hasta encerrarlo en las angostas cuatro paredes donde estaban confinados los ideales de ese pastiche incoherente, inexplicable e insoportable, etiquetado -insanamente- como Socialismo del Siglo XXI.

Chávez sembró una semilla de odio; despertó el rencor entre las clases sociales e inyectó su propio resentimiento a la explosiva sangre caribeña de los venezolanos... ¿el resultado?, desde familias peleando entre sí por cuestiones tan absurdas como las preferencias políticas de un bando u otro... hasta toda una nación partida en dos mitades que, literalmente, se odian entre sí. ¡Gracias, Hugo, gran favor que nos hiciste!

Valiéndose de sus dotes de buen tele evangelizador, Chávez se estableció como una figura de culto... chiflado, arrogante; un Mesías caricaturesco y amargado... con tanta envidia y resentimiento que, en sus discursos más sanguinarios y desalmados, recordaba a otro compañero de celda en el infierno: Adolfo Hitler. Y fue su ira hacia todo aquel que representara éxito, estabilidad, trabajo, tesón... riqueza, la receta con que alimentó el descontento social -en parte creado por él mismo- y, a punta de cucharadas y cucharadas repartidas en cadenas de radio y TV, una extensa hiedra venenosa fue creciendo, enrollándose en el alma de muchos venezolanos, hasta que infectó sus corazones, cegándoles por completo el acceso a la realidad que mostraba una nación cayendo en picada directo al abismo donde se encuentra en este 2014.

Durante años, Venezuela se convirtió en un tétrico reality show, la peor de todas las telenovelas: una comparsa de vagabundería, cubanos, iraníes, brujería, morbo y desfachatez... domingo a domingo Chávez buscaba superarse a sí mismo... 5, 7, 10 horas en cadena de medios, a través de su programa Aló Presidente, en el que inicialmente daba cabida a denuncias comunitarias y luego... bueno, luego se convirtió en un monólogo donde cantaba, bailaba y, como si fuera un novio cazando la virginidad de la chica más bella de la cuadra, prometió, prometió y siguió prometiendo... hasta que murió.

Prometió hervir a sus rivales en aceite caliente, recoger a todos los niños de la calle y educarlos; crear una universidad en el palacio de Miraflores; liberar a Venezuela de la tiranía; crear una democracia más auténtica, reducir la pobreza, inseguridad y la corrupción; tejer lazos de hermandad con el mundo. Y otras doscientas o trescientas promesas que se quedaron más frías que la nariz de un esquimal en plena faena de cacería de focas. Fue un vampiro que chupó los recursos del país y los entregó a otras naciones... ¿el motivo?, saciar su ego bajo la nefasta consigna de ganarse un puesto en la historia como un gigante internacional... lástima que nadie le dijo que la grandeza no se compra... los héroes se hacen -consolidan- cuando dejan a un lado el individualismo y se entregan a la causa humana, sin importar el grado de dificultad de la misma y sin importar el futuro que ellos mismos podrían tener... Pregúntenle a Mandela.

Hoy, a un año de su muerte (tan extraña y complicada y llena de fanfarronería como su gobierno), me sorprende la capacidad destructiva que tuvo este personaje. Y es que solo un ser maligno, realmente maligno... o un soberano degenerado con daños cerebrales, lograría destruir, demoler física, económica y socialmente, un país repleto de todo tipo de recursos con infinitas posibilidades.

Pero no le bastó lo que hizo en vida,, sino que encomendó a un eunuco mental, Nicolás Maduro, la labor de seguir metiendo la pata en proporciones épicas, luego de que abandonara -por la puerta trasera- el planeta Tierra.

En este aniversario, lo único que los venezolanos pueden lamentar es que el Gobierno de Maduro reprende y asesina a estudiantes manifestantes; que la escasez obliga a pelearse por un rollo de papel toalet, un muslo de pollo o un paquete de galletas Oreo; que los medios de comunicación están siendo vapuleados contra una pared llena de clavos ardientes...

Pero lo que más lamentan es que Hugo Chávez y su "revolución" incumplió la única promesa que realmente importaba: traer felicidad a todos por igual. En cambio, se llevó todo lo bueno y bonito... Chávez les robó la sonrisa a sus compatriotas... Ese es su legado. Y lo que Maduro y el resto de su rojos no entiende, es que eso, y nada más, es lo que buscan los estudiantes y la sociedad civil, mientras marchan, mientras reciben balazos, mientras trancan calles... los venezolanos quieren, necesitan y sueñan con volver a sonreír.

RELACIONADO EN HUFFPOST VOCES:

ADVERTENCIA: IMÁGENES EXPLÍCITAS

Venezuela pide paz

Popular in the Community

Close

What's Hot