Eduardo Fernández... El último rugir de 'El Tigre' venezolano

"Antes yo salía de Venezuela e iba a Colombia y sentía que había salido de un país moderno a un país atrasado llamado Colombia. Hoy me pasa lo contrario".
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Eduardo Fernández, mejor conocido -desde hace muchos muchos años, como "El Tigre"-, ex candidato presidencial, ex miembro del partido social cristiano Copei, ex pupilo de Rafael Caldera, es uno de los últimos mohicanos del antiguo liderazgo político venezolano. Me refiero a los tiempos cuando apoyar una tendencia política y tener un carnet partidista no era motivo para la división entre familias o el estallido de odio y violencia entre compatriotas. Tiempos extintos.

Venezuela no solo era otra sino que hasta los venezolanos éramos otros; preferíamos dejarnos llevar por el día a día de cada uno y no por las agendas de pseudo líderes. ¿Socialismo?, ¿Cuba?, no, no, no... en aquellos tiempos la política se concentraba en los colores verde y blanco de partidos hechos y conformados exclusivamente por venezolanos. Los hermanos Castro permanecían en su hueco, arrojados al olvido eterno en una pequeña isla caribeña.

"El Tigre" fue candidato presidencial, se batió en la campaña presidencial de 1988 contra Carlos Andrés Pérez y perdió obteniendo poco más del 40% de los votos. Luego décadas como uno de los líderes más visibles de su partido, el 1 de octubre de 2014 se retiró del mismo. Y decidió dedicarse a la formación de nuevos servidores públicos en el Centro Internacional de Formación Arístides Calvani, del Ifedec. Este hombre ha visto el auge y caída de una nación: la suya.

Fernández desayuna frutas y luego ataca un plato repleto con una buena dosis de frituras (huevos, arepitas)... en una fresca mañana, listo ya para un día de presentaciones de prensa en la ciudad costera de Puerto Cabello. Corren tiempos rudos para la Venezuela que algún día quiso gobernar.

eduardo fernández

Hoy admite, "en este momento estamos viviendo una situación muy complicada, muy difícil. Pero saldremos de todo eso... yo espero que sea más temprano que tarde", dice Fernández, aunque eso es algo que espera no solo él sino buena parte del país. Y para lograrlo, añade, "la ruta pasa por una propuesta de unidad nacional. Tenemos muchos años perdidos en una confrontación inútil. La estrategia del Gobierno ha sido confrontar sistemáticamente: pobres contra ricos. Dividir y conquistar... y no les ha salido mal, desde su propósito de perpetuarse en el poder. Yo traigo una agenda de unidad nacional. 5 puntos en los cuales todos los venezolanos pueden confiar. El primer punto es de carácter político: mejorar la democracia. Segundo tema: reactivar la economía. El tercer punto es el tema social. Este Gobierno ha puesto mucho énfasis en que su prioridad son los pobres. Sin embargo, en Venezuela sigue existiendo una minoría que lo tiene todo y una mayoría que no tiene nada. El cuarto punto es el factor educación, para salir de la pobreza. El pobre deja de serlo cuando aprende a producir, aprendiendo a ganar dinero, a invertir, a producir. Y el quinto punto sería la transformación ética-moral del país.

Moral y luces... ¿necesidades?

Para todo esto se necesitará un liderazgo que vaya marcando un camino. El problema es que la política murió en este país. No existe "hacer política", ya no se juega a ideas ni al debate. Existe la pelea de buenos contra malos, apuntarse con un dedo y echarse la culpa... y mientras siga esta situación no podrá existir ningún tipo de unidad nacional... Usted mejor que nadie sabe que hace años nadie se peleaba por temas políticos. Adecos y copeyanos discutían y luego al final de la tarde se tomaban el whisky juntos... ¿cómo regresamos a ese grado de "civilización"?

"No puedo estar más de acuerdo contigo. Has planteado temas importantes. Se trata de rescatar la dignidad de la política y la majestad de las instituciones. Yo creo que Venezuela necesita una Asamblea Nacional que sea un ejemplo para los ciudadanos. Y no plagado de los espectáculos que hemos tenido recientemente. El Parlamento es para parlamentar, hay que reivindicar la cultura del diálogo y muchas veces uno encuentra que si bien el Gobierno no está dado al diálogo, muchos sectores de la oposición tampoco lo están. Pero el diálogo no es un espectáculo para transmitirlo por televisión. El diálogo es una cultura diaria. No es un show. Lo que presentaron la otra vez como diálogo fue un show donde cada uno fue a lucirse".

Sí, pero para eso los partidos deberían captar a una juventud que no cree, precisamente, en la política. ¿Con qué animo se mete un chamo a un partido, digamos Copei, si ni siquiera sabe qué significa Copei...? Porque solo Dios sabe hace cuántos años un dirigente copeyano no sale en público explicándole a las nuevas generaciones qué significan las siglas Copei...

"Tienes razón y para aquellos que no lo sepan, y de acuerdo a los que hemos sido copeyanos, Copei oficialmente significa: Comité de Organización Política Electoral Independiente. Si el adversario propone dividirnos, la respuesta debe ser de unidad. Lo debimos haber hecho hace muchos años. Lamentablemente no lo hicimos".

¿Y usted por qué no trató de unir a Copei?

"Porque fíjate que estando al margen de la disciplina partidista, de repente puedo ayudar más a la unidad y a la recuperación de los partidos, que estando involucrado en el aparato. Este país está dividido por razones económicas, culturales y éticas; aquí está prevaleciendo la cultura de la muerte".

Volver al futuro

¿Alguna vez le pasó por la cabeza que Venezuela podría haber estado tan mal como en el presente?

"Te voy a mandar un discurso que di el 5 de julio de 1987. Cinco años antes del golpe de Chávez. Ese discurso se llamó: 'El pueblo está bravo'. Y ahí dije: 'señores, estamos muy orgullosos de tener democracia. Pero las cosas no andan bien. Hay un porcentaje demasiado elevado de ciudadanos viviendo en situación de pobreza, en un país que se dice rico, que tiene gente muy rica'. Dije que había una crisis y fue ahí donde propuse la elección popular de los gobernadores, porque hasta entonces eran nombrados por el Presidente en Miraflores. Propuse la creación de la figura de los alcaldes y que fueran elegidos por el voto; no había alcaldes. Lo que había eran presidentes del Concejo Municipal. Dije que había que diversificar la economía más allá del petróleo; que estábamos muy mal en materia de educación, que Venezuela no ganaba ni un premio ni un reconocimiento a nuestra calidad educativa. Y que había que substituir la cultura de la corrupción por la de la rectitud. Así que de alguna manera supe, al igual que otras personas como el Dr. Arturo Uslar Pietri, que las cosas no iban bien..."

Sí, pero algo pasa con todos y cada uno de los presidentes que hemos tenido y que, a lo largo de la historia, han recibido ese tipo de información, reciben planes, propuestas de gente como Uslar Pietri, por mencionar solo uno... y jamás han hecho caso. ¡Jamás! Si hubieran prestado atención a sus recomendaciones tendríamos un país, una nación, y no este pedazo de tierra lleno de buhoneros, que es la Venezuela actual...

"Nuevamente estoy de acuerdo contigo. Alguna gente me dice: eso que repites es lo mismo de hace varios años. Y sí, lo seguiré repitiendo. Y a lo mejor soy el profeta que clama en el desierto, pero debo decirle a la gente: señores, como vamos, vamos mal".

Y hay que repetirlo más en un país que carece de memoria política...

"Es un problema de cultura. Yo dirijo un instituto de formación de líderes (Ifedec, Centro de Políticas Públicas), que lleva el nombre de Arístides Calvani y trato de promover en cada estado y cada municipio, que se forme un grupo para ayudar a la capacitación de los jóvenes que tienen vocación por el servicio público. No solo por la política sino por el sindicalismo, por los gremios profesionales. Antes los presidentes de los colegios profesionales eran unas personalidades... en el mundo académico había personalidades muy distinguidas; en el mundo político, militar: antes veías un militar y generaba respeto. Hoy, hay generales como arroz. Hay que formar, capacitar. La política no es para improvisados, que no tienen la menor idea de cómo trabajar por el bien común; hay que enseñar que la política es un servicio, es casi un apostolado".

Más de uno dirá, ¿qué hace Eduardo Fernández por ahí?, debería retirarse y quedarse tranquilo en su casa...

"Lo que pasa es que tengo vocación política. Y, al igual que Martin Luther King, yo tengo un sueño... y el sueño es ver a mi país como nuestros vecinos: Costa Rica, Colombia. Antes yo salía de Venezuela e iba a Colombia y sentía que había salido de un país moderno a un país atrasado llamado Colombia. Hoy me pasa lo contrario".

Echando un vistazo al pasado, a los recuerdos... ¿está tranquilo con las cosas que ha hecho? Si pudiera, ¿habría algo que le hubiera gustado cambiar?

"No. Yo hice frente a cada coyuntura lo que mi conciencia e inteligencia me dictaron. Mucha gente me dice que fue un error defender la Constitución el 4 de febrero de 1992, cuando hubo un intento militar de tumbar a un Gobierno frente al cual yo era opositor. Pero mi deber era defender la Constitución. Dicen que ahí acabó mi carrera política pero ése era mi deber. Otros me critican el hecho de que fui candidato y no dejé que Caldera de nuevo fuera candidato. Si Caldera hubiera sido candidato en 1988, creo que la derrota hubiera sido muy grande. A mí Carlos Andrés me ganó pero saqué más del 40% de los votos. Yo alerté al país por el camino que nos dirigíamos, que íbamos directo a una gran tragedia. Yo no sé qué hubiera pasado si yo gano las elecciones. Eso... quedará como una incógnita".

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