Las cifras son terribles. Son los niños de la guerra civil en Siria: más de 7 mil han sido asesinados durante los dos años que lleva la guerra, varios de ellos durante el más reciente ataque con armas químicas en Damasco y se estima que hay más de un millón de niños refugiados, de los cuales, 768 mil tienen menos de 11 años. Los menores representan más de la mitad del total de refugiados.
Las cifras las ha dado a conocer recientemente la UNICEF, citando a la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos, que también pone sobre la mesa otros datos inquietantes: más de 2 millones de niños han sido desplazados dentro de Siria y otros miles han tenido que huir a Egipto, Irak, Jordania, Líbano y Turquía.
Son niños y refugiados, desplazados de su propio país para no morir por las armas químicas o las balas. Es el reinado de Bashar al-Asad, que siempre se escudó en la protección de Rusia e Irán para gobernar así, sin democracia. Bashar al-Asad lleva 13 años gobernando Siria y antes que él su padre, Hafez Assad, fue quien estuvo al frente de ese país por 30 años. La dictadura perfecta entre la familia.
Antes, una guerra se medía por las bajas de soldados al frente del campo y no por las bajas de niños directamente en una población. Se estima que van más de 100 mil civiles muertos desde que inició el conflicto en 2011.
La ONU tardó en responder al último ataque químico en Siria, casi un mes después salió a señalar lo que todo el mundo sabía, que en Siria sí se emplearon armas químicas para matar civiles (y niños), en específico se usó gas sarín en el último ataque, a las afueras de Damasco.
Este es un conflicto dentro de un conflicto en el que sólo las amenazas de guerra de Estados Unidos y sus aliados occidentales pudieron frenar y hacer retroceder a Bashar al-Asad, quien ya reconoció que sí posee armamento químico y que está dispuesto a destruirlo a mediados de 2014. Negó, sin embargo, que su gobierno haya atacado con gas sarín a la población de Damasco el pasado 21 de agosto. ¿Usted le cree?
Antes, cuando Estados Unidos no lo había amenazado, Bashar al-Asad negaba que su gobierno tuviera armas químicas. Luego tuvo que reconocerlo e iniciar el proceso de destrucción, aparentemente.
¿Qué es el gas sarín?
El gas sarín es un líquido inodoro, incoloro y sin sabor, que se convierte rápidamente en vapor en el medio ambiente. Los síntomas que produce este gas en las personas van desde la dificultad para respirar, irritación en ojos y piel, entre otros como la secreción notable de saliva, convulsiones, ataques, parálisis, fallos respiratorios y la muerte.
En el pasado, la ONU lo catalogó como arma de destrucción masiva. Y el 16 de septiembre de este año, el secretario de la ONU, Ban Ki-moon, confirmó que sí se empleó el agente químico en Damasco, donde murieron más de 1,300 personas, incluyendo niños. "El 85% de las muestras de sangre dieron positivo en las pruebas de gas sarín, la mayoría de muestras ambientales confirmaron el uso de sarín, la mayoría de los misiles o de fragmentos de misiles encontrados contenían sarín", dijo Ban Ki-moon.
De acuerdo con informes de la ONU, la misión de especialistas enviada a Siria pudo entrevistar a 50 supervivientes del ataque y a personal médico, que explicaron que las víctimas estaban inconscientes pero no tenían señales externas de violencia.
El gas sarín fue desarrollado en la Alemania nazi, aunque se cree que no fue utilizado durante la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, sí ha sido empleado como un arma química por su potencia como agente nervioso: Sadam Hussein lo utilizó contra los iraníes en 1988, así como el atentado en el metro de Tokio, cometido presuntamente por la secta japonesa Aum Shinrikyo.
Los niños refugiados de Siria
