¡Percibe el olor a libertad!

Hoy abrí los ojos y miré a mi alrededor, tenía un espejo y caminé hacia él. Tenía mucho que no me miraba detenidamente y que no observaba cómo mis ojos podían mirar, mis manos tocar y mis sentidos actuar. ¡WOW respiré libertad!
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woman in her underwear enjoying ...
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olor libertad

Hoy abrí los ojos y miré a mi alrededor, tenía un espejo y caminé hacia él. Tenía mucho que no me miraba detenidamente y que no observaba cómo mis ojos podían mirar, mis manos tocar y mis sentidos actuar. ¡WOW respiré libertad!

Muy de mañana salí rumbo al trabajo y recordé que una serie de pendientes atormentaban mi día, sin embargo, me di tiempo de sonreír y de decirle a papi Dios: "buenos días". Sin duda esos buenos días fueron contestados con el fuerte soplo de una brisa fresca, con el sol calentando mis mejillas y, ¿qué decir de la sonrisa de los bebés que a mi paso encontraba? Y es que me volví a sentir libre.

Llegué a la oficina y sentada frente a la computadora, me di cuenta de la maravilla de la tecnología y es que cotidianamente la tengo enfrente, pero pocas veces me detengo a observar lo que da eficacia a mi día laboral.

Todos corrían, gritaban, se organizaban, pero a mí me estaba pasando algo; unas ganas inmensas por estar sola, por abrir la palabra de Dios y darme cuenta que algo nuevo tendría para mí y en mi mente sólo sonaba la palabra: ¡Libertad!.

Y es que sin duda, Dios nos da la libertad de iniciar todos los días de una manera ordinaria, o bien, hacer el día extraordinario. Hay tantas cosas que nos preocupan en el mundo, y pocas a las que en verdad, les damos la importancia debida.

En estos momentos, no importa en el lugar que nos encontremos, los problemas a los que nos enfrentemos, los sueños que cumplimos o que dejamos de cumplir. Lo que realmente importa es la libertad que tenemos de poder abrir y extender los brazos, cerrar y abrir los ojos, sentarte o pararte, pero que sin duda va acompañada de la única opción que satisface tu vida: Vivir en la presencia de Dios.

Y me dirás, "pero qué difícil". Y yo te contestaré: "¡Claro! Quien te dice que seguir a Dios es fácil y que nunca sufrirás, esa persona miente.

¿A caso Jesús rumbo al calvario no sufrió cargando esa pesada cruz, que ni le correspondía, pero que por amor a nosotros, lo hizo?

¿Alguna vez has pensado qué tan pesada fue la cruz? Pero Jesús también era libre, Dios le dio esa libertad, pero Él con su infinito amor y misericordia, cedió su voluntad al Padre para que se hiciera en Él según su palabra.

Hoy es una excelente oportunidad para que pienses qué tan libre eres, si en verdad tienes esa libertad que Dios te da y si podrías cederle a Él tu voluntad.

Yo te invito a que estés donde estés, rodeado de las personas con las que estés, alces tus brazos, los estires, mires hacia el cielo y recuerdes que TODO LO PUEDES EN ÁQUEL QUE TE FORTALECE.

Déjame contarte algo, cuando uno se siente libre y cae en el libertinaje, sólo se ata al sufrimiento, al vacío y la soledad. Cuando uno se siente libre y cede a la voluntad de Dios, grandes cosas suceden. Hoy es la oportunidad que estabas esperando y Dios contigo.... ¿QUIERES SER LIBRE?

NOTA: Dios no se equivocó al darte la libertad. Él ya sabía cuál era tu respuesta.

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