Hacer la voluntad de Dios en un principio cuesta mucho trabajo, pero cuando lo logramos, grandes maravillas suceden en nuestras vidas y en las vidas de los que amamos.
Sí, al principio nos cuesta mucho trabajo y es que nadie dijo que seguir a Dios fuera fácil, sin embargo es el camino más importante para tomar y el que te llena de grandes satisfacciones.
Hacer la voluntad de Dios significa dejarlo todo, renunciar a tu pasado y presente y no preocuparte del futuro, porque ese futuro es el que Dios va pactando todos los días hasta el día en que decide llamarnos a su presencia.
Hacer la voluntad de Dios significa abandono, abandono a la carne, al pecado, aquello que te daba satisfacción física, pero no llenaba tu vida, significa dejar amigos, padres, hermanos y hacer la voluntad de quien te ha dado la vida.
Hoy te quiero platicar de algo que sin duda a mí me ha servido para poco a poco dejar que se haga la voluntad de Dios la que reine en mi vida y en mis alrededores.
Al estar perdida, destruí mi vida, al grado de perderla, sin embargo Dios me dio una nueva oportunidad y me devolvió la vida, entonces esta vida nueva ya no me pertenece, le pertenece a Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo. Entonces, ¿qué hago si no es la voluntad de Dios?
¿A poco no es más fácil entender así la voluntad de Dios? Él sabe perfectamente qué necesita nuestro corazón, qué es lo que mas nos conviene y nos da la plenitud.
Ninguno de nuestros planes de vida, serán mejores que los que Dios tiene para nosotros, entonces es tiempo de ser unas hojitas, como muy acertadamente una noche me dijo mi amiga Raquel Fernández, que Dios nos permitió ser hermanas por la sangre de Cristo.
Siendo hojitas somos movidas por la voluntad de Dios hacia donde Él más necesita, para dar aire a quien lo necesita, sobra al que la implora y cobijo a quien tiene frío y hambre de ti señor Jesús.
Entonces si sé que tú eres la verdad y vida, ¿a quien iré Señor Jesús si no es a ti que tienes palabras de vida eterna y a través del hijo podré llegar al padre?
No hay nada que tú no lo puedas hacer, Señor Jesús eres tan grande y poderoso que nos devuelves todos los días la dignidad y que sabes que somos pecadores, pero aún así te detienes a mirar nuestros rostros, a tocar nuestras manos para darnos palabras de aliento y seguir haciendo tu voluntad.
Y es que Padre, al abandonarnos y cuando en verdad te dejamos entrar en nuestros corazones, duele pero es algo que podemos superar tomados de tu mano. Bendito seas por siempre señor Jesus por tomar mi vida, por estar tomando hoy la vida de todos los que están leyendo este artículo que están dejando que sea a través de esta servidora que les llegue tu mensaje, de amor, paz y misericordia.
Gracias Jesús porque tu amor es tan fiel e infinito que todos los días nos das grandes lecciones de amor para poder ser santos consagrados a ti mi Señor, pero hágase en nosotros tu voluntad, que es lo más perfecto.
¿Qué te pareció este blog?
Mira qué opinan otros y deja tu comentario aquí
VE EL VIDEO:
GALERÍA RELACIONADA: