El miedo es una de las principales armas del enemigo para limitarnos amar y hacer la voluntad de Dios, pero hoy te digo en el nombre de Nuestro Señor Jesucristo, pide al Espíritu Santo y el miedo ya no estará en ti.
El miedo es el arma de los cobardes que con la intención de acabar con la felicidad de alguien más busca hacer sentir este sentimiento, que no viene de Dios, sino de un ser inferior que en todo momento busca hacer el mal.
Por eso nuestra fe debe de estar puesta en el hombre que derramó toda su sangre preciosa por ti y por mí y que a cada instante nos dice: "¡Ten confianza, mujer no tengas miedo!".
Y es que la confianza puesta en Dios siempre será correspondida con grandes bendiciones, pero debemos aprender a abandonarnos a sus brazos. Con Él nada nos faltará, todo lo contrario Él es el único que jamás nos fallará. Siempre estará esperando si le pidamos con fe y con el corazón.
Hoy te quiero invitar a cerrar tus ojos a pensar sólo en Dios para que le pidas quitarte ese miedo y a aprender a dejarlo todo para entrar en su presencia. Dile: Señor Jesús, yo quiero ser un hijo tuyo, con valor y con Espíritu Santo para que hagas en mí tu voluntad, que nada me ate al mundo, que aprenda a necesitar todos los días de mi vida de tu amor, bondad y misericordia, que a pesar de las grandes tormentas yo no me desespere y te quiera quitar el timón de mi barco, porque si en tus manos estoy Señor, nada me faltará. Tú eres verdad, vida y esperanza.
Te voy a contar un secreto, en los momentos de angustia y soledad, yo abrazo mi Biblia, que es mi "Jesús Palabra", lo llevo hasta mi corazón y comienzo a decirle que Él es mi principio y mi fin y si a Él tengo nada me falta, se lo digo con mis palabras, con mi mente, pero sobre todo con mi corazón. Siento como Él abraza mi carga, como me dice que nada pasará, él está conmigo y nada perturbará nuestro encuentro.
No se trata de volvernos fanáticos, eso jamás, porque entonces ya no sería de Dios. Se trata de enamorarnos cada día de Dios. Se trata de confiar en Él. Se trata de ser un verdadero adorador en Espíritu y Verdad. Se trata de vivir como Dios quiere, con amor y misericordia y si los problemas, la carga de trabajo, los malos entendidos, las carencias económicas te afectan que lo sueltes, ponlo en las manos de Jesús.
Recuerda que Él nos dará el pan de cada día, con fe y por fe repítelo con tu mente y corazón: "JESÚS, CONFÍO EN TI", repítelo en cada respirar, díselo, siéntelo y déjate descansar en la llaga del constado de Nuestro Señor Jesucristo.
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