La masacre israelí en Gaza y el Mundial: Un dilema moral

Millones de nosotros hicimos pausa para ver el Mundial, mientras una lluvia de fuego y hierro caía sobre Gaza, aniquilando a decenas de palestinos, entre ellos niños, y en su mayoría civiles.
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RAFAH, GAZA STRIP - DECEMBER 27: A Palestinian man carries an injured boy in his arms following an Israeli air strike in the southern town of Rafah on December 27, 2008 in the northern Gaza Strip. Israel's air force fired about 30 missiles at targets along the Gaza Strip on Saturday, destroying several Hamas police compounds, killing more than 155 people and wounding hundreds. (Photo by Getty Images)
RAFAH, GAZA STRIP - DECEMBER 27: A Palestinian man carries an injured boy in his arms following an Israeli air strike in the southern town of Rafah on December 27, 2008 in the northern Gaza Strip. Israel's air force fired about 30 missiles at targets along the Gaza Strip on Saturday, destroying several Hamas police compounds, killing more than 155 people and wounding hundreds. (Photo by Getty Images)

¿Es un un acto o no de negligencia moral haber invertido tanta energía emocional en la Copa Mundial mientras el ejercito israelí bombardeaba y bombardea despiadadamente al pueblo palestino en Gaza?

Es una pregunta que me hice mientras en compañía de amigos y de mi hija Samantha, veíamos con gran ansiedad el partido entre Holanda y Argentina. El restaurante estaba repleto de la hinchada albiceleste, la cual, entre sorbos de cerveza Quilmes, tamborazos, y canciones populares, palidecía con genuino terror cada vez que los holandeses se acercaban a la portería argentina, a pesar de que no se esperaba que hubiese ningún muerto, independientemente del resultado.

Los palestinos también aman el fútbol

Mientras observábamos absortos el partido, el gobierno israelí bombardeaba a Gaza. Un grupo de palestinos, en medio del horror del bombardeo y unidos al resto de nosotros en su amor al deporte, fue atacado mientras veían el mismo partido en un café: nueve de ellos murieron; quince fueron heridos.

Sé que algunas personas sancionan la ofensiva israelí, alegando como justificación el secuestro y asesinato de los tres jóvenes judíos desaparecidos, y aduciendo que Israel solamente se está defendiendo.

Pero la verdad es que los recientes acontecimientos representan apenas un capítulo más en una larga historia de desplazamiento y exterminación de palestinos por el gobierno israelí.

Consideren el marcador macabro de esta barbarie desde que empezó el bombardeo: 0 muertos israelíes; 88 muertos palestinos.

Seguramente algunas personas harán la pregunta de si los mismos palestinos estaban siguiendo el Mundial ¿Por qué no nosotros? Es una pregunta válida.

Creo que no tiene nada de malo ver los partidos, o incluso enmudecer y palidecer con pánico cuando nuestro equipo favorito se ve en peligro, saltar de alegría ante la victoria, llorar por la derrota, en fin, tomar un descanso de nuestro quehacer cotidiano para sumergirnos en el frenesí del fútbol.

Creo que lo importante es recordar que mientras millones de nosotros hicimos pausa para ver el Mundial, una lluvia de fuego y hierro cae sobre Gaza, aniquilando a decenas de palestinos, entre ellos niños, y en su mayoría civiles.

La pregunta entonces es ¿qué hacer al respecto? Creo que es importante no callar; no ignorar la masacre; asegurarnos de que la pausa que tomemos de nuestra vida cotidiana no nos prohiba condenar esta infamia israelí en contra del pueblo palestino.

Es probable que entre muchas personas que estuvieron siguiendo el Mundial, y que también están siguiendo la situación en Palestina, prevalezca la frustración, la sensación impotente de "no poder hacer nada desde donde estamos".

Podemos pronunciarnos en contra de la masacre. Podemos usar parte del tiempo que usamos para escribir comentarios sobre la Copa escribiendo comentarios sobre las atrocidades en Gaza, compartiendo información, o escribiendo cartas a periódicos, a políticos, o marchando, o de alguna manera, desde donde estamos, haciendo clara nuestra indignación y condena.

Consideren la siguiente pregunta: ¿Podemos cambiar el resultado final de un partido? No. ¿Podemos hacer que un referí cambie de parecer con nuestros gritos de indignación? No. ¿Podemos hacer que uno de nuestros jugadores haga mejores pases a sus compañeros? No, no creo.

Entonces ¿Por qué lo hacemos?

Lo hacemos porque tiene un gran valor el vernos unidos por un deseo común, y angustiarnos, y llorar, y patear, y gritar, y reírnos o enfurecernos ante una gran victoria o injusticia. Y es lindo hacer eso ante un duelo entre países que luchan con todo su cuerpo y alma. Y es lindo ser partícipes de esa rivalidad entre naciones, ser testigos de esa guerra mundial que ocurre cada cuatro años y que termina sin la destrucción de ciudades ni la masacre de millones de personas.

Voy a pronunciarme porque quiero que algún día Palestina se enfrenten a Argentina, a Alemania, a Irán, a Chile, o a cualquier país, en una cancha, sin bombas.

Porque es importante soñar con ese día en el que podamos protestar los excesos y la corrupta codicia de la FIFA ante la miseria de los pueblos, sin tener que protestar la matanza del pueblo palestino ni de ningún otro pueblo.

Es importante soñar con poder protestar en contra de estadios, sin tener que protestar en contra de bombardeos. Es importante exigir y luchar por un mundo en el cual las naciones peleen a muerte, pero sin que nadie muera.

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