Alex Rodríguez pasa por uno de los momentos más complicados de su carrera, uno que podría dejarlo fura definitivamente del salón de la fama de Cooperstown y que tiene que ver con sus posibles tratos con la clínica Biogénesis y su segunda violación de la normas contra el uso de sustancias prohibidas.
A-Rod fue el epítome del jugador de pelota a finales de los noventas y el inicio del siglo XXI, velocidad, poder, buen brazo y excelente defensa lo convertían en el pelotero perfecto, como hubo algunos otros en ese mismo período, todos "adobados" con sustancias que potenciaban su inmenso talento y capacidad.
El caso es que el dominico-americano enfrenta ahora una suspensión de 150 partidos, la cual está siendo negociada por los abogados de los Yankees, aunque a los neoyorquinos, bien les valdría la suspensión en la que se ahorrarían cerca d 25 millones y medios en un salario que es más un fardo que una inversión.
Rodríguez no es Rodríguez desde 2010 cuando conectara 30 vuelacercas e impulsara 125 compañeros a la goma, aunque bateando para 270, treinta puntos menos que su promedio de por vida que aún gravita en los trescientos.
El caso es que según diversas fuentes que están cercanas a la investigación, MLB tiene muchas pruebas acerca de violaciones que habría cometido Rodríguez a las normas contra el uso de sustancias prohibidas, que incluyen la compra de sustancias para mejorar sus capacidades a Anthony Bosch, propietario de Biogénesis.
Entre estas se encontrarían cremas de testosterona, IGF-1, que es un estimulante para el crecimiento y la regeneración muscular, la "crema rosa" que es una mezcla de hormona del crecimiento humano y testosterona, Sub-Q, una mezcla de IGF-1 y la hormona del crecimiento humano entre otras. Se dice que hay pruebas documentales, tal como facturas y notas de envío que fueron proporcionadas por el propio Bosch.
Vamos a ver una interesante batalla llegar, en la que a la negociación decidirá si vamos a una guerra de apelaciones, A-Rod podría jugar mientras apela, pero difícilmente no enfrente una sanción que pueda ponerlo cerca del retiro definitivo de una carrera que pudo haber sido de las más grandes en la historia del béisbol, pero que las manchas terminaron empequeñeciendo.