Los Funerales de Diomedes Díaz, "el papá grande" del Vallenato

El juglar que grabó 40 álbumes y más de 500 canciones deja una legado musical insuperable que será venerado y pasado de generación en generación por sus seguidores
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Si yo pudiera alzar el vuelo...
alzar el vuelo como hace el cóndor que vuela alto muy alto
me fuera lejos, pero bien lejos
adonde nadie nunca supiera del papá de Rafael Santos
porque una pena tras otra pena están acabado conmigo
y yo por ser un hombre tan fuerte he podido resistir
¡Ay! no me quiero morir porque me duele mis hijos... ¡
mejor me voy... mejor me voy como hace el cóndor herido...

Con esta estrofa y tal vez otra más muchos antes de su partida Diomedes Díaz parecía que presagiaba su muerte; pero no fue hasta el pasado domingo 22 de diciembre que el cantautor emprendió un vuelo alto sin regreso llevándose consigo lo mejor que tuvo: el cariño y la fidelidad de centenares de seguidores que al conocer su deceso organizaron romerías para darle el últimos adiós a 'El Cacique de la Junta" y despedir a uno de los cantores más queridos.

Al fenómeno del vallenato y al artista número uno en ventas de discos en Colombia con más de 16 millones de copias vendidas a lo largo de su carrera.

El juglar que grabó 40 álbumes y más de 500 canciones deja una legado musical insuperable que será venerado y pasado de generación en generación por sus seguidores; esa legión fiel que nunca lo abandonó; ni siquiera cuando llegaba tarde... o en el peor de los casos cuando nunca llegaba.

Pero ahora que más de 15 mil personas acudieron a sus funerales y que cantantes y amigos le dieron su último adiós comprobé mi tesis: Para bien o para mal, los grandes artistas nacen para vivir intensamente; tanto, que la muerte los sorprende jóvenes y Diomedes, como uno de los grandes, no sería la excepción.

Mi primer encuentro con Diomedes lo tuve a mis 13 años en la fiesta de quince de mi hermana, esa noche 'El Chanchullito", fue el tema que más se tocó. De ahí hasta la fecha mi memoria tiene recuerdos gratos de su cancionero, de sus modo particular de interpretar sus canciones y de esa sabiduría popular con la que envolvía a todo aquel que lo escuchara hablar.

El tiempo pasó y mi apego por su prosa no decayó, y aunque se decía que su voz no era la misma y que sus presentaciones eran muy regulares para mí Diomedes era único. Así que pese a lo antes dicho el pasado 30 de agosto durante un viaje a Barranquilla fui verlo a 'Trucupey', ese día me dije: 'Si no lo veo hoy... nunca volveré a verlo", y efectivamente ese sería mi último encuentro con 'El Cacique'. Esa noche canté a todo pulmón 'Bonita', disfruté como nunca 'Mi primera cana' y sentí cada una de sus canciones con las aurículas y ventrículos de mi corazón.

Hoy que con los ojos humedecidos escribo esa líneas, siento que con su pérdida el vallenato queda huérfano y que su prosa y su estilo serán un tesoro que vivirá por siempre en mi corazón y en el de todos aquellos que como yo lamentamos su muerte. Aunque es triste escribir de alguien que ha sido parte importante de tu vida y que sin saberlo ha sido pieza clave para que el vallenato corra por tus venas tengo que decirle: Gracias Cacique porque con tus letras, tu pasión, tu entrega y toda tu alegría inundaste mi alma de amor por este género que hoy me llena de orgullo y que me hace celebrar tu vida y no echar lodo sobre esos defectos dominantes que terminaron apagando tu vida.

No es fácil resumir en un blog todo lo que su nombre representa para el folclor; tal vez se escriban muchos artículo, crónicas, novelas y series de su vida, su obra y de su muerte pero estas humildes letras son el tributo sincero a un artista al que, conociéndole su historia, no era difícil pronosticarle que terminara convirtiéndose como bien lo dijo el escritor Alberto Salcedo, en el mejor cantor de vallenatos. Tampoco es placentero tener que recodar que el éxito que lo cobijó a lo largo de su carrera vino acompañado de una vida desordenada en la que los excesos entraron a su vida para nunca abandonarlo y como suele suceder con los grandes artistas poco a poco los tormentos y fantasmas van apoderándose de sus vida para convertirse en sus eternos guardianes.

Par bien o para mal esta vida de altibajos fue la que 'El Cacique' escogió vivir y aunque los detractores nunca le faltaron, sus inseparables seguidores y su pluma sabia fueron su mejor defensa para enfrentar a sus críticos; como bien lo registró en una de sus canciones.

"Ahora si vuela una mosca...La espanto Diomedes Díaz... Para que la gente mía crea que estoy desordenado... Pero aquel que está a mi lado casi siempre me defiende... Pero al que no le conviene cree acabarme con inventos... Yo de eso me rio y pienso que es mejor no decir nada... Que son cosas de la fama producto de mi talento... Y el que maltrata con hechos no maltrata con palabras... Fue todo por el momento... ¡Viva mi fanaticada!
D.E.P Diomedes Díaz Maestre (26 de mayo del 1957/22 de diciembre del 2013)

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