La noticia del momento es sin duda la renuncia del Pontífice, Benedicto XVI, al Papado. Un hecho insólito, si se considera que la última vez que renunció un Papa fue en el siglo XIV.
De inmediato se dejaron venir los comentarios en los medios de comunicación y, como pasa en fechas recientes, en las redes sociales; desde "el Papa se retira para poder dedicarse a su cuenta twitter" hasta "ofertas de trabajo en otras instituciones culturales que buscan un consultor en redes sociales". Y es que cuando el dirigente de una de las instituciones más antiguas de la era moderna decide retirarse, la noticia es universal.
Personalmente confieso que me sorprendió, pero escuchando los detalles lo entiendo como una muestra de progreso y reforma interna que la iglesia católica ha demostrado recientemente, sobre todo el Papa, quien ha sacudido la casa de San Pedro con iniciativas que van desde "casi" reconocer la cultura pederasta que por años cobijaron sus dirigentes, hasta la adopción de las redes sociales como un medio y herramienta para comunicarse con los fieles. Y es que ser sucesor del Papa de la Amistad, Juan Pablo II, es todo un reto.
Pero la verdad es que en cosas de la Iglesia Católica no soy experta, pero mi madre sí. Así que la llamé para preguntarle qué pensaba de la renuncia del Papa. Primero no la encontré, porque como buena católica mexicana mayor de 60 años y como hace todos los días, se había a ido a misa de mediodía. Cuando por fin la encontré le pregunté si se había enterado y qué pensaba de la noticia. Me dijo que sí, que lo había escuchado en el noticiario de la mañana pero que para ella no era motivo de preocupación. Como persona de la tercera edad, entiende que la salud del papa no es la mejor.
La verdad su tranquilidad me tomó por sorpresa -pensé que la iba a encontrar preocupada, prendiendo velas y encomendándolo a todos los santos para que entrara en razón, pero no, al contrario... Me comentó que para ella la decisión del Papa era la muestra de humildad más grande: reconocer cuando uno no tiene las fuerzas para seguir adelante en la tarea que se nos encomendó, y aceptar que se hace más bien que mal permitiendo que venga otra persona a ocupar un lugar de gran honor pero también gran responsabilidad.
Y es que visto de esa manera, es cierto: el anuncio del retiro del Papa no es una derrota sino una oportunidad de contribuir a la Iglesia, que como nos enseñaron en el catecismo, somos todos los católicos y no solo el Papa y los clérigos. Con su renuncia, Benedicto XVI da paso al cambio que tanta falta le hace a la Iglesia y deja un legado de progreso sin precedente.
Si le es tan claro al Papa, ¿por qué a los medios de comunicación y demás miembros de la comunidad nos es tan difícil aceptar y respetar esta una nueva etapa de los católicos?
El Papa Benedicto XVI
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