Cómo hacer de tu hijo un verdadero macho

En casa, mis hermanos no tenían ninguna responsabilidad en las labores de limpieza. Recalco: ninguna.
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Dicen que los hijos somos los peores jueces de los padres. Y es verdad. Ahora que tengo a mis hijos comparo cómo fui educada y hay muchas cosas en las que le pongo tache a la forma en que me criaron mis papás.

La primera es la diferencia tan abismal entre la manera en que educaron a mis hermanos hombres y a nosotras las mujeres. Les he contado que soy parte de una familia numerosa; fuimos seis varones y siete "cabritas", como diría mi autora favorita, Elena Poniatowska.

Podría pasarme días enteros dándoles ejemplos, pero bastará con varios que son bastante ilustrativos.

En casa, mis hermanos no tenían ninguna responsabilidad en las labores de limpieza. Recalco: ninguna. No lavaban trastos, no barrían, no trapeaban, no aseaban las áreas comunes, tampoco las propias. Éramos las mujeres las que teníamos la obligación de hacer todo. Cualquier permiso dependía de la forma en qué tan bien o mal habías hecho tu "quehacer". En cambio, mis hermanos no pedían permiso para nada; ellos salían y entraban a la casa sin ninguna restricción.

Pero creo que peor que eso fue el lenguaje machista al que nos acostumbraron. Toda mi vida escuché frases como, "Llora como vieja", "El último en llegar es niña", "Los hombres no lloran", "Parece vieja, por lo chismoso", "Maneja como mujer". U otras más nefastas aunque con su tono poético, como "No llores como mujer lo que no supiste defender como hombre", y "Detrás de un gran hombre, siempre hay una gran mujer".

Y lo más triste es que la mayoría de las mujeres avalábamos ese tipo de comentarios. Yo crecí creyendo que en verdad nuestro género era inferior, débil, y que era un estigma, una desventaja ser mujer.

No les puedo decir cuándo ni cómo tomé conciencia del verdadero significado de esas frases, pero ahora le prohibo a todas las personas a mi alrededor repetirlas. Y jamás se las diría a mis dos hijos. Quiero que ellos amen, respeten y valoren a las mujeres que se crucen por sus vidas. Ninguna de ellas será superior o inferior a ellos. Son iguales, punto. De otra forma, estaré condenada a repetir mi historia.

Quiero criar seres humanos sensibles, llenos de amor y de compasión, algo que el horrendo machismo no le permite expresar a muchos hombres.

¿Te has escuchado diciendo estas frases? ¿Cómo reaccionas cuando las escuchas en otras personas? Opina aquí

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